Castigados

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Todo el camino fueron risas o anécdotas por parte de los 3 jóvenes, ninguno se detenía de contar algo que hacía reír a todos juntos, tampoco es como si les molestara incluso Horacio confesó estar enamorado del comisario, por supuesto todos se lo tomaron bien y con humor, sin problemas.

Los problemas estaban en la comisaría.

[°°°]

Allí se encontraba el de abrigo naranja tomando un té, intentando ser calmado pero cada vez que alguien ponía un pie cerca de él este simplemente se tiraba a llorar, no estaba en su mejor momento para seguir regañando al de blusa por hacer mal en su trabajo de padre, necesitaba tranquilizarse, cosa que parecía casi imposible.

Conway ordeno buscar a los niños, si era necesario también con helicopteros, por todos lados, pensaba poner una alerta pero su compañero ruso le hizo entrar en razón, ayudándolo a pensar mejor las cosas, el cuerpo policial puso un aviso de se busca, quien encontrarán a los jóvenes se le quitaría una multa, esto puesto con el superintendente.

-¿Cómo coño se le pierde los críos a este viejo? Por la edad obviamente, ¿por que más va a hacer? Es tan solo un abuelo apuntó del retiró y.. Y que huele horrible

Seguido de esto y más comentarios, tenía que tranquilizarse, insultando era una de sus formas, también había otras formas pero éstas eran más peligrosas en ese estado, como manejar a gran velocidad o pelear hasta dejar inconsciente al oponente. Era ya la segunda taza de té que tomaba y aún nada, estaba en la entrada de la comisaría esperando una noticia o algo.

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Conway había recibido una señal de un robo de vehículos y que los ladrones eran niños, en ese momento quería tan solo patear a quien sea, tocó el hombro del gallego que giro su cara para toparse con este.

-escucha nena, debes de calmarte o yo mismo te calmo, hay noticias sobre unos niños que robaron un auto, te suena?

Ahora toda la preocupación de Segismundo se fue, al final a cabo el les enseñó como hacer eso pero no a conducir, se puso de pie y agarro de la corbata al mayor para agacharlo un poco, así tenerlo cara a cara.

-Espero que sea verdad Conway, vamos a por ellos antes de que les pase algo realmente malo.

Tan rápido dicho esto lo soltó, se dio la vuelta y salió para esperar al contrario, no tiene auto así que esperar una patrulla es una opción.

La mente del de traje era un dolor de cabeza, nunca había visto tan determinado y enojado aquel gallego, era difícil tomarlo enserio, era bastante pequeño y el hecho que este así por unos niños, le hacían parecer realmente una madre, esa idea no se le a quitado desde que lo vio interactuar con estos.

[°°°]

Estaban sentados enfrente de una lago, encima del césped, era una linda vista, el sol ocultándose y ellos allí, vaya suerte que la maleta del vehículo tenía cosas como agua, comida, también un poco de dinero que utilizaron para comprarse ropa, todos vestidos de igual forma, casi, de no ser por que Emilio no se quiso quitar el sombrero vaquero de color blanco, según el se lo dio su hermano.

Horacio le estaba haciendo una trenza donde anteriormente estaba la coleta de este, ya que este es un experto en peinados, el mismo se ciuda su cresta que varias veces su hermano intentó cortar o al menos quitar la pintura, cosa que no a funcionado por el momento.

Un auto se detuvo detrás de ellos, de él bajo un tipo de abrigo azul, al parecer iba a dejar algo allí pero se topo con los niños, este recuerda haber visto estos críos antes pero ¿donde? Después de un rato recordando, tomó en cuenta la foto que le envió su primo Segismundo, eran iguales a los jóvenes de la foto, sin mas llama a este, que fue contestado por una voz enojada, si era su primo pero de mala ostia.

-¿Qué quieres gilipollas?

Preguntó de manera agresiva, sorprendiendo al otro gallego.

-¿Cómo qué gilipollas? Qué te pasa desgraciado, si quieres te dejo sin información ni nada maldito imbécil!

Se defendió sin problemas mientras esperaba una respuesta.

-Perdón, ¿qué pasa?

Contestó el del otro lado de la línea más calmado

-Encontré a tus críos, te mando ubicación.

Dicho esto colgó mientras se acercaba a los niños que estaban bastante relajados.

-¿Cómo andan?

Preguntó Rogelio sonriendo, los niños tan solo lo miraron.

-Muy bien, este sitio está increíble, a que si?

Contestó alegre Gustabo, le gustaba conocer nuevas personas.

-Si, yo venía a dejar algo pero están ustedes, como os llamais?

Pregunto mientras tomaba asiento en el césped, mirando el lago de enfrente.

-Yo soy Gustabo, este es Horacio y el es Emilio.

Decía el menor mientras apuntaba a cada uno de los nombrados, saludando con un movimiento de manos.

-Soy Rogelio, un gusto chavales.

El de cresta y el castaño juraron haber escuchado ese nombre antes, el problema era que lo olvidaron.

Se escucho un auto a gran velocidad cerca, todos voltearon a la dirección de donde provenía el sonido, tan solo para toparse a un vehículo rosa, el cual era reconocido por tan solo dos de los que se encontraban sentados en el césped tranquilamente, el vehículo freno y de este bajaron Segismundo junto al superintendente, el cual no tenía la mejor relación con el primo del anterior, que lo quería matar a toda costa.

-¡Gustabo, Horacio!

Grito el gallego de abrigo naranja para luego dirigirse a estos dos y abrazarlo como si fueran a desaparecer, estos sólo correspondieron al abrazo, también extrañaban a su niñero pero los niños recordaron algo, le mintieron a Conway y eso significa regaño.

El abrazo no duró mucho por petición de los menores, miraron al de traje que tan solo no parecía presentar una emoción en su rostro, aún que ya habían visto esa expresión antes.

-Quedan castigados.

Habló el de corbata para después subir al auto rosa, esperando al resto que suba a este, cosa que ocurrió, incluso se subió su nuevo amigo.

-¿El superintendente es su padre?

Les susurraba a sus amigos que estaban a sus lados, tan sólo recibieron un pequeño "si", al parecer si estaban en problemas.

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A) ¿Emilio será un nuevo hermano?

O

B) ¿Simplemente un amigo que irán a visitar en vez en cuando?

Opinión para el siguiente capítulo

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