Capítulo 6

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ARIS

Llegué a vomitar todo mi estómago, jadeaba y sudaba frío sin poder controlarme más, esperaba que Lucien no quisiera pronto su habitación de regreso ahora que tenían que deliberar tantos puntos en la agenda apremiante con su alto lord, los altos fae y el rumbo que tomaría la corte después de enviar los primeros grupos de centinelas al sur, esperando yo de todo corazón que Tamlin encontrase un cambio en el rumbo con el cual llevó a su gente la vez anterior por tantos años. Tenía esperanzas en que así fuera, intervendría, lo haría a su debido tiempo, lo había leído en sus ojos antes de marcharme y decidir utilizar el poco poder que me quedaba para hacerlo poniendo en riesgo todo el objetivo de haber salido de la obscuridad fría de mi confinamiento casi dos semanas atrás...¿quién dice que los seres inmortales no pueden sentir cansancio y a la muerte rondar sus pasos? No tenía meses, no tenía más años para lograr salir de mi cueva, no tenía ayuda y ciertamente no me quedaría más poder para enviar al exterior para rozar su corazón de piedra y se diera cuenta que lo estaba esperando, ahora mucho menos al haberlo utilizado para enmendar las telarañas y vestigios mentales que Feyre había dejado en las mentes de los que alguna vez habían sido sus súbditos, los cuales, si se preguntaban cómo es que sabía todo lo que ella había maquinado y cómo lo hizo paso por paso, no me lo hicieron saber y me mostré transparente como siempre había sido para que entendieran y, tal vez, le dieran una segunda oportunidad a la que había sido su tierra y su líder. En enmendar mentes, coser heridas y viajar a dos cortes había consumido mis reservas y le rezaba a mi cuerpo encadenado en las profundas fauces de una cueva muy al norte de ese lugar tan solemne como una espada en piedra que siguiera dando todo de sí, no podía haber visto esa hambre de robarme un beso en el hombre que era mi destino y sentir que podía desvanecerme en ese mismo instante por falta de mi cuidado en mi afán de ayudarlo. ¡Debíamos tener más tiempo!

-Por favor, Aris, por favor verdadero cuerpo y prisión, resistamos- me dije por lo bajo caminando a la cama y sintiéndome a punto de irme, podía oír el llamado del viento viniendo por su ama y llevarla de regreso a donde los elementos creían que pertenecía, que la obscuridad que atenazaba ahora a las cortes del norte creía que pertenecía afilando tentáculos de sombra en este bello mundo que había llegado a amar desde sombras más espesas que las que rodeaban al corazón de piedra que intentaba fisurar, romper y hacerlo latir por mí, que se diera cuenta quién era y podíamos lograr a ser. Pero la punzada a la espalda del cansancio llegó mucho antes y me recosté en la cama perdiendo el conocimiento.

Dos días después, a la mañana, me sorprendí de abrir los ojos en la habitación de tonalidades ocres con un olor a fruta y miel en ella como en los pasados días que pensaba no despertaría más, me senté con la mayor dificultad que hubiera sentido jamás y vi una mesita que tenía el desayuno preparado para mí, con una rosa roja adornando la bandeja y un nota que decía mi nombre, sonreí por el gesto y sacando fuerzas me levanté para leerla:

Te estaré esperando en la arena de entrenamiento detrás de la mansión, sigue las estatuas de mármol de los soldados.

-Tamlin-

Todo momento con él era un regalo y recordé su afirmación que regresando tendría que entrenar con él, claro que no lo había olvidado, pero sintiendo como me estaba desvaneciendo, no era el mejor día para ponerlo a prueba, pero tampoco dejar que pensase que estaba enojada o indispuesta era opción alguna. Me mordí la lengua, respiré hondo tratando de tranquilizarme y decidí vestirme cuanto antes, por la temperatura del té con miel que estaba en la bandeja mi alto lord ya había estado esperando un buen rato.

TAMLIN

-Algunos dicen que la puntualidad es una virtud- sentí su presencia incluso antes que oír sus pasos, los dos días siguientes a su llegada con los centinelas habían sido de los días más pesados de mi existencia, había olvidado lo tedioso que eran los asuntos de la corte, pero me habían regresado a estar alerta, escuchar todo lo que se decía y proponer ideas, los altos fae tenían tantas dudas y demandas que tuve que sincerarme con ellos que todo era un plan en reconstrucción tanto como la remodelación de la mansión como para toda la extensión de mis territorios, reconstrucción en el que esperaba que todos aportasen sus ideas y reconstruyéramos una mejor corte que la que dejaron años atrás, una corte que los atrajera nuevamente a las tierras que habían abandonado y que pudieran volver a llamar hogar sin excepción alguna y parecieron aceptarlo con escucharlo. Lucien me había dicho que todo lo que dijera lo habían leído como verdad en los ojos y mucho cuando incluso entre gritos y demandas de las familias que entrarían nuevamente a la guarda de la corte con sus familias algunas sirviendo en la mansión, yo me había serenado y ni siquiera las garras cuando incluso alguno desafió mi persona y autoridad sin más, como Aris había dicho, tenían marcada la sed de mí en sus ojos, no los culpaba, pero estaban dispuestos, como yo, a intentar reconstruir en base a hechos y acciones.

Una Corte de Sombras y SolsticiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora