TAMLIN
Cuatro semanas lejos de la corte habían sido más difíciles de sobrellevar pensando que a mi regreso quedaría simplemente un mes para casarme y no podía recordar la última vez que estaba realmente nervioso y ansioso por algo en mi vida. La distancia había probado ser un reto para mis deseos protectores de estar al lado de Aris en todo momento, aunque el lazo era exactamente lo que necesitaba para estar al pendiente de ella y enviarle mis anhelos desesperados de regresar para estar juntos. Ella estaba terminando la remodelación de nuestra nueva mansión, más abierta, llena de arcos y balcones, puentes entre un ala y otra, dejando entrar la naturaleza en todo su esplendor dentro de jardines abiertos, cubos de luz con más patios interiores y más rosedales y flores que la hacían resplandecer en medio de tan hermosos colores y fuentes que personalmente dibujaba, esculpía y refinaba detalles con los demás constructores que estaban por todos los rincones de la mansión que poco a poco iba cerrando sitios de construcción para pronto ser la casa de sueños que ambos habíamos planeado, zonificado y decorado con sumo detalle para comenzar nuestra vida juntos. El lazo también había resultado útil para llevar cuentas de los avances en esas semanas que ella me lanzaba de sorpresa incluso en medio de las juntas con los altos fae de mi territorio y que sacaban de repente sonrisas cuando realmente debería estar concentrado en situaciones serias que ella interrumpía sin total decoro de ellas en mi mente, yo le daba rienda suelta al no darles importancia sobre de ella en esos momentos y mis súbditos tenían realmente paciencia conmigo cuando regresaba a la realidad de las cosas, intentando casi siempre que esas sorpresas pasaran desapercibidas. Cambios, cambios, cambios. Había aceptado que eran parte de mi realidad en esos momentos.
Lo que no pudo prepararme fue para ver la mansión tras un mes de no vislumbrar los avances haciendo que bajara del caballo con un salto y me quedara realmente atónito de lo que veía, todo problema con las negociaciones de los impuestos y el nuevo orden que debería retomar tras mi luna de miel con los Altos Lords de Prythian se fueron de mi mente al ver esa hermosura de construcción que sería nuestro hogar, con las arcadas en las fachadas, las columnas y pilastras esculpidas por las propias manos que habían dibujado todo el proyecto, los detalles florales y el cuidado en cada una de las piezas que conformaban la fachada, todo esculpido por esas manos que podían desmoronarme en segundos: mi prometida. La cara de Lucien seguramente era precisamente mi semblante, las enredaderas ya subían por las columnas y los muros de mármol con piedras calizas, la luz entraba por las puertas de vidrio con oro, la vida crecía alrededor en los terrenos y los constructores seguían yendo y viniendo del ala noroeste que era el último rincón de la mansión que quedaba por terminar y cerrar el proyecto. Aris había ampliado las plantas y agregado una cuarta planta a la estructura de la mansión que había sido reforzada en algunos muros o columnas interiores, quería ella tener un estudio de astrología y área para hacer su arte y escultura de muros sin entorpecer mi día a día que sabía no era molestia, pero a la Alta Lady de mi corte jamás podría negarle algo deseara y si era una forma de escape de vez en vez el tener esos espacios de trabajo, ¿quién era yo para decirle que no?
-¿Aris?-llamé por nuestro lazo, pero no obtuve respuesta, dejé las riendas del caballo para que lo llevaran a los establos y seguí el lazo hasta el lado noroeste de la construcción por el perímetro donde cerca de unas balaustradas del tercer piso estaba flotando Aris esculpiendo con cincel y martillo el detalle de una frase de amor que contaba nuestra historia como lo era por toda la fachada en pequeños caracteres y rosas alrededor de ella, se encontraba manejando el viento a su alrededor para estar en las alturas y la observé jalando del lazo con fuerza. Escuché un pequeño grito y ella perdió la concentración haciendo que el viento cediera y viniera para abajo, en menos de un segundo estuvo debajo de ella para recibirla en mis brazos toda llena de polvo y tizna del cincel. -¿Podrías tener más cuidado mientras trabajas?- gruñí mientras ella se volteaba a carcajadas entre mis brazos, no me pareció gracioso pensar que por un descuido podría romperse el cuello al caer de doce metros de altura.-¿Aris?
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Una Corte de Sombras y Solsticios
Fiksi PenggemarCinco años han pasado desde la guerra contra Hybern. Tamlin tiene una corte en ruinas que no piensa recuperar y vive sumido en la culpa y melancolía de sus actos. Solo, desdichado, una bestia enjaulada en sus demonios, espera la muerte, hasta que Ar...