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“Hay cosas que la mente entiende pero el corazón no”.

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—¿Por qué?...—pregunto Sakura con ira y confusión, su rostro estaba rojo y sus ojos verdes miraban de reojo hacia Neji, quién ajeno a la disputa observaba todo en silencio.—¿Por que te sigues metiendo en mi camino? ¿Por qué…

—Porque te odio.—la interrumpió Karin con sinceridad, antes de sonreír.—Creí que había quedado claro, las personas como tú no me agradan, y no es que yo me consideré mejor, pero al menos aún no estoy tan podrida.—acaró empezando a caminar, más antes de pasar por completo a Sakura, está la agarró fuertemente por unos de sus brazos.

Karin volteo su rostro y en el no había nada más que curiosidad, no había ni miedo ni nerviosismo, simplemente curiosidad, y aquello hizo que la ira bullera aún más rápido dentro del pequeño cuerpo de Sakura.

—Estas tan podrida como yo, no te las vengas a dar de Santa.—gruño, más Karin negó con una mirada y sonrisita de superioridad.

—Estas empezando asustarte Haruno. ¿Tienes miedos de que tú trapito multiusos se de cuenta que en realidad es un corte de seda?

Realmente no entendía absolutamente nada de lo que estaba presenciando, a excepción de una cosa y esa era que esa pelirroja al igual que él, conocía la verdadera cara de Sakura.

Observándolas a una distancia prudente notó, como el cuerpo de Sakura temblaba levemente, mientras su rostro permanecía sonrojado de ira, de vez en cuando la observaba dirigir su mirada a él, en pequeños intervalos. Suspirando apartó la mirada de ellas, había gastado más tiempo del necesario observándolas, pero entonces cuando había decidido que ya había presenciado más que suficiente de ese encuentro, se dio cuenta que era muy tarde, era demasiado tarde.

—¡S-Sakura-chan!.—llamo su prima con una sonrisa nerviosa en el rostro, sonrisa que desapareció segundos después que la pelirroja entró en su rango de visión.

—¡Oh! ¡Hola Hinata-chan!—saludo ella con una enorme sonrisa, haciendo que el cuerpo de Sakura se tensara y el de su prima se congelará momentáneamente.

—K-Karin-san…

Y sin importarle en lo más mínimo el tenso ambiente, aquella chica pelirroja sonrió, quitada de la pena, aprovechando la tensión de Sakura y avanzando sin más hacia su congelada prima.

—Te creí más inteligente Hina-chan…—dijo en un lamento, mientras le daba suaves palmaditas en la cabeza a su prima quién solo bajo su rostro.—Ese chicle andante solo te está usando, y no es que yo me consideré mejor, a ser sincera también te estoy usando pero por un motivo totalmente distinto, yo…

—¡Hinata-sama…!

—¡Aaaarrrggg!

Y entonces él se dio cuenta, tarde, estúpidamente tarde, pero se dio cuenta.

Ellos estaban bailando en la palma de la mano de esa chica pelirroja.

Completamente fuera de sí, Sakura volteo su cuerpo en dirección a su prima y Karin, su mirada, él la reconoció, era la misma de esa tarde en que la descubrió, pero esta vez había un pequeño brillo que antes no había estado, está vez estaba ese algo que él no reconoció, y tampoco quiso reconocer.

Sakura camino fuera de sí en dirección de su prima, cerrando fuertemente sus puños, y con su cuerpo tenso, él rostro de su prima palideció y en cambio el de la pelirroja brillo de diversión.

—¡Haruno detente!.—grito al prever sus intenciones, pero fue demasiado tarde.

¡¡PLAF!!

El sonoro golpe de la mano de Sakura impactando de contra la blanca mejilla de la pelirroja fue el único sonido que se escuchó en aquel desierto pasillo.

Su prima se llevó ambas manos a la boca callando lo que supuso fue un jadeo de horror y sorpresa.

—Ya sacaste un boleto directo al infierno.—canturreo la pelirroja y a él le recorrió un desagradable escalofrío cuando vio su sonrisa manchada de sangre.

Eso se iba a convertir en un verdadero desastre, y él y su prima se verían arrastrados dentro si no hacía algo.

Esa persona frente a ella no era Sakura, esa persona frente a ella definitivamente no era su mejor amiga.

Sabía que las cosas se había empezado a salir de control desde el momento en el que ella apareció, desde el momento en el que llamó al nombre de Sakura y Karin sonrió, y lo constató cuando de un empujón Karin tiro al suelo a Sakura y el horror se pintó en el rostro de su primo, quién aparentemente congelado miraba todo a una distancia prudente.

No supo cuando ni como, pero cuando se dio cuenta sus pies ya estaban andando, cuando se dio cuenta sus manos ya estaban halando el cabello rojo de Karin, cuando se dio cuenta su primo estaba gritando su sombre con sorpresa, incredulidad y horror. Lo único de lo que verdaderamente era consciente era de las lágrimas en su rostro y el latir asustado de su corazón.

Los chillidos y maldiciones de Karin quedaban amortiguados por el pitido ensordecedor en sus oídos.

Le temblaban las piernas, o mejor dicho el cuerpo entero, pero no estaba dispuesta a soltar aquél rojo cabello, porque de una cosa estaba segura, en el momento en el que lo hiciera Karin la mataría a golpes.

¡Hey Uchiha-san enamorese de Sakura-chan!.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora