Cornejo florido

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"A veces me pregunto cómo puedes hablar con todos. No se te traba la lengua, ni te carcome la inseguridad; es como si tuvieras la certeza de todo. ¿Algún día yo podré tener certeza de algo? ¿Al menos de tu cariño?"

Era la hora del almuerzo, y Nejire la había invitado a comer con ella y sus dos amigos. Tamaki permanecía junto a Mirio, como siempre, y Nejire estaba sentada junto a ella, encarando a Togata. Hablaban de sus prácticas con héroes de grandes agencias.

—Si quisieras, podrías hacer tus prácticas con Sir —propuso Mirio—. ¡Seguro que le gustaría tu buen sentido del humor!

—Me encantaría, pero no soy buena haciendo reír a la gente —negó con las manos—. Además, con Crust he aprendido mucho, ya que nuestros koseis son muy parecidos. Por cierto, corren rumores de que sus agencias están involucradas en el caso de Overhaul, ¿es verdad?

—No tenemos muchas pistas, pero le estamos dando caza —respondió Togata con entusiasmo.

—Nosotros estamos más concentrados en las drogas potenciadoras de koseis —comentó Tamaki en voz baja, pellizcando el pulpo en su plato.

—¡Es cierto que están en auge! —remarcó Nejire, pero no mencionó nada por su parte.

—Escuché que ustedes van a presentar a algunos estudiantes de primero a los héroes de sus agencias para que hagan prácticas, ¿verdad? —Cambió de tema (T/N).

Ante esas palabras, Tamaki dejó escapar un suspiro que bien pudiera haberse ido acompañado de su alma. La chica curvó una ceja, pero sonrió al adivinar qué lo tenía así.

—Vi a Kirishima atosigándote para que se lo presentaras a Fat, ¿cediste?

Amajiki dejó salir otro suspiro, deslizándose por el asiento hasta que solo sus ojos podían verse por encima de la mesa. Por suerte, Mirio reaccionó rápido y detuvo su voluntario descenso.

—Solo deja que me hunda en mi miseria —se quejó—, pero sí. Al final tuve que decirle que sí.

Ella se rio por lo dramático que era. Curvó una ceja para señalar:

—¿Eso quiere decir que eres de sí fácil si se te insiste?

—Oh —soltó Nejire con una risita pícara.

—Vaya, vaya. Me interesa saber esa respuesta —acotó Mirio.

Y Tamaki no era tonto. Podría ser inseguro y cualquier otra cosa, pero podía entender un indirecta cuando se la presentaban con esas miradas. Sin embargo, el sonrojo en sus mejillas habló por él y solo quiso hundirse más, de no ser porque Mirio lo sostenía.

—Lo siento, Tamaki —se carcajeó (T/N), divertida—. Chicos, si me disculpan, voy a regresar al salón de clases. Olvidé estudiar para matemáticas y Ectoplasm siempre sabe cuándo no lo hago.

—Di la verdad, quieres ver si tu admirador secreto te dejó algo —acusó Hado de forma tan inocente, que nadie podía molestarse con ella.

—Tiene un par de días que no lo hace —dijo, meditabunda—, seguro está ocupado. No quiero agobiarme por eso, y menos cuando dijo que le gusta que sea alegre.

Con esas palabras y tres compañeros anonadados, tomó su bandeja y la dejó en el recolector. Se dirigió al aula de buen humor, recapacitando que, desde que su admirador secreto había aparecido, tarareaba con más frecuencia y sonreía a solas. Eso le daba un poco de repelús, pero no le desagradaba del todo.

Se sorprendió cuando se halló a Midoriya abandonando el aula. Sus pupilas se cruzaron, y notó de inmediato cómo el chico bajaba la mirada, nervioso. Jugó con sus manos, pero ella lo interceptó cuando intentó pasarla de largo.

—Buenos tardes, senpai —saludó, apenas siendo capaz de alzar la mirada para encararla.

—¿Qué hacías en el salón?

—Quería ver si estaba Togata-senpai; y Ectoplasm-sensei me pidió que dejara unas impresiones en el escritorio...

—Oh...

—Uhm... ¿Algo más?

—No.

Midoriya soltó aire y la esquivó para pasar. Sin embargo, ella lo atajó por el brazo al puro estilo dorama.

—¿Sabes qué? Sí, hay algo más.

—¿Hi-hice algo malo? —chilló, pasando las pupilas de su brazo aferrado a los ojos de la joven.

—¿Por qué siempre estás tan nervioso a mi alrededor?

—Pues... —Midoriya se soltó de su agarre suavemente—. Es que no puedo estar tranquilo sabiendo que te pude haber herido hace unos días durante la práctica conjunta —soltó de golpe, sin pausas.

—Oh... Pero ya te dije que estaba bien.

—¡Pero pude haberte lastimado!

—Vamos, mi kosei es casi una defensa absoluta. —Puso los ojos en blanco con una expresión relajada.

—Pero igual... —musitó, sintiendo que no debía estar tan tranquilo.

—En serio, no estoy molesta ni nada, pero ¿no hay nada más?

—¿Tendría que haber algo más? —Midoriya curvó los labios en un gesto amable.

—No. Creo que solo son ideas mías —negó—. Ahora que ya está todo aclarado, quiero ver al Midoriya de siempre.

—Claro, senpai. Ten un buen día.

Ella se despidió, diciéndose a sí misma que Izuku era un buen chico. Por supuesto, era imposible que él fuera la persona detrás de las flores. Sin embargo, soltó una audible interjección de sorpresa cuando halló una pequeña pintura en acuarela sobre su puesto. Se trataba de una rama de cornejos en flor, que reconoció por una película china que había visto hacía muchos años.

Fue de inmediato. Si Midoriya no había sido quien dejó eso allí, entonces, había un sola explicación posible: ¡Era generación espontánea! Y esa era su teoría más osada y menos probable. Pero, bromas aparte, la intriga seguía incrementando en su interior, proporcional a su convicción por descubrirlo.

Continuará~

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Nuestro chico misterioso (Mineta, tenía que admitirlo xD) sabe pintar también. ¿Hay algo que este chico no haga bien? Aparte de confesarse de frente, quiero decir.

Nos estamos acercando cada vez más al final y estoy considerando publicar todo rápido porque me están bombardeando con deberes jaja...

¡Espero tengan un día excelente!

¡Plus Ultra! >.<

Flores para días hermosos || BnHA x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora