El lamentable episodio de fiebre había traído más problemas de lo que le hubiera gustado. El equipo de producción se había preocupado cuando fue llevado por la ambulancia y, aunque no lo deseara, debió quedarse una noche en el hospital por deshidratación.
A la mañana, cuando le indicaron que podía retirarse, el director se presentó indicando que él se haría cargo a partir de allí. Xiao Zhan no cabía entre la vergüenza y el cansancio de la enfermedad, teniendo que aguantar el viaje a su departamento mientras era reprendido como si fuera un niño. Porque, aunque aquel hombre de facciones regordetas y sonrisa amable no fue abrupto con él, sí le marcó la importancia de su salud para todo el proyecto.
Xiao Zhan sabía que aquel reproche no iba con mala intención. Al contrario, lo comprendía y apoyaba. A final de cuentas no era un novato y, si bien era su primer protagónico, sabía que si quedaba indispuesto por varios días eso afectaría directamente en el largo periodo de trabajo en equipo.
Después de disculparse con el mayor arrepentimiento en su voz, fue dejado en su hogar con la promesa de que descansaría por tres días antes de volver a trabajar.
Para fortuna del nuevo actor, la fiebre ya no era una molestia y el malestar había desaparecido con los medicamentos. De todas formas, siguió las indicaciones al pie de la letra, quedándose en su departamento y haciendo todo el reposo que le requerían.
En aquel extenso tiempo, tuvo periodos para poder pensar en el momento en que se había desmayado y lo último que recordaba de ese momento. Sin embargo, sólo habían palabras confusas y una imagen borrosa. Sabía que Yi Bo lo había ayudado y que él había pronunciado algunas cosas ilógicas, pero de alguna forma le aterraba meditarlo profundamente.
Siempre llegaba a la misma conclusión, que aquel delirio por la fiebre debía ser tomado como tal y olvidado, aún si sus orejas ardieran de vergüenza.
Con aquella conclusión repitiéndose varias veces en su cabeza, se enfocó en ocupar productivamente su tiempo libre. Había terminado de leer el guión de lo que sería la serie de televisión, pero aún tenía pendiente la mitad de la novela original. Apostó primero por indagar en el donghua [1], buscando sacar algunos rasgos característicos de Wei Wuxian que pudiera aprovechar en su interpretación.
A final de cuentas, aunque estuviera en casa no significaba que tenía que pasarse durmiendo.
Para el tercer día de descanso, ya no había rastro de cansancio en su cuerpo. La cama se había vuelto abrumadora y, para su fortuna, su cabeza al fin parecía estar relajada. Saber que a la mañana siguiente podría volver al set y ya empezarían a realizar las primeras tomas lo animaba por completo.
Había pedido una cena sencilla y estaba disfrutando del sabor del arroz mientras veía un programa de variedades en la televisión. Estaba algo disperso, dejando que ocasionalmente su atención fuera de la pantalla a su teléfono móvil, navegando por sus redes sociales sin buscar nada fijo. Fue en ese momento donde un mensaje de Zhuo Cheng interrumpió su ocio.
"Pequeño grande ZC: Xiao Zhan ge, ¿cómo está? Si necesita ayuda mañana en algún momento, no dude en decirlo."
Aquel mensaje lleno de cordialidad brindó calidez a su corazón. Aquel joven actor desde un primer momento se había mostrado amable, e inclusive dispuesto a ayudarlo aunque ambos eran novatos y Xiao Zhan era notablemente mayor.
A pesar de haber compartido pocos días y reuniones, fue tan natural para él sentir cierto cariño y deseo de protección a ese grandote de sonrisa tierna que, con una mueca llena de dulzura en sus labios, tecleó rápidamente contestándole. Presionó el botón de envío antes de tomar un poco más de su jugo.
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Déjà vu
RomanceXiao Zhan estaba desesperado y buscaba en The Untamed una oportunidad para salvar su carrera... pero encontró algo más. ¿Por qué no podía desprenderse de Wei Wuxian? ¿Por qué sentía las escenas como un viejo recuerdo? ¿Por qué en los ojos de Wang Y...