Memoria VII

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El viento se filtraba por la ventana mientras el humo de las velas se mecía a su ritmo. El ruido de las hojas cayendo era un murmullo de fondo a las dos voces que intercambiaban acaloradamente una discusión.

La mujer se negaba a verlo, sacudiendo cada tanto su cabeza y manteniendo presionados sus labios, que se movían apenas para musitar cortantes "no". Pero, aunque su gesto indicara en todo momento determinación, la persona de enfrente no estaba dispuesta a una negativa.

—Señorita Wen... No puede negarme que es una posibilidad.—

Los grandes ojos de la mujer parecían brillar, arrugando sus cejas de tal forma que el otro sabía que si hubiera podido, lo hubiera golpeado por ser tan descarado de decir tales palabras. Wu Xian hizo un mohín, alejándose de la mesa para cruzarse de brazos, con un pequeño gesto que contraía su nariz. Wen Qing no soportó verlo más, girándose sobre sus talones e ingresando al recinto.

—Señorita Wen... Escúcheme...—

—¡No! ¡No puedes hacer eso!—

—Por favor, piénselo de nuevo, es la única forma de ayudar a Jiang Cheng.—

El corazón de la mujer latía con fuerza y su cabeza se sacudía de un lado al otro, mientras los ojos empañados en lágrimas de Wu Xian se mantenían firmes en ella. Porque pese a que sus hombros estuvieran rígidos y su postura demostrara determinación, se podía leer claramente en sus ojos la desesperación que lo estaba envolviendo.

Wen Qing tuvo que girar su cabeza a un lado, mordiéndose fuerte el labio inferior. Ya que en su interior, aunque sabía que estaba a punto de cometer una locura, comprendía el sentimiento de Wei Wu Xian, porque ella no dudaría ni un segundo en hacer lo mismo por su pequeño y torpe hermano.

En ese momento, la voz tartamudeada y suave de Wen Ning la llamó. Aquel joven que estaba ahí, con una bandeja con dulces, una mueca de preocupación y unos ojos llenos de ingenuidad, le pedía que ayude a salvar al líder Jiang.

Un sabor amargo pasó por la garganta de la doctora mientras sus puños se contraían.

Una luz golpeó algo más de frente al perfil de Wei Wu Xian y una cámara se acercó, tomando primer plano del rostro lleno de decisión de Xiao Zhan; fue en ese momento donde se escuchó el "corte".

Meng Zi Yi soltó un profundo suspiro, sacudiendo su mano en frente de su rostro que se había enrojecido por las lágrimas; mientras Yu Bin se reía entre dientes al acercarse a ella.

—¿Te hice llorar jiejie~?— cantó en forma divertida.

Ella lo miró entre ofendida y riendo, golpeando suavemente su brazo, consiguiendo que Yu Bin se riera y terminando por invitarle uno de los dulces de su bandeja. Xiao Zhan se sintió algo conmovido al verlos, curvando sus labios en una mueca de ternura.

Porque Zi Yi y Yu Bin tenían una gran relación, sus risas eran algo común cuando grababan juntos y se divertían entre los descansos; pero aunque su amistad pudiera compararse en algún punto con la camaradería de los hermanos Wen, la actitud descarada del actor dictaba de una enorme y abismal distancia del tímido Ning.

—¡Prueba esto, Xiao ge!—

Xiao Zhan fue sacado de sus pensamientos, aceptando de inmediato aquel dulce de arroz en forma de flor. El gusto sorprendió gratamente sus papilas gustativas, entusiasmándose.

—¡Está delicioso!—

—¿Verdad?—

Yu Bin juntó un par y le entregó al mayor, haciendo un pequeño gesto.

—En utilería han hecho muchos. Debería invitarle a ZhuoZhuo que está afuera.—

Con un breve asentimiento de su cabeza recogió aquellos pequeños dulces. Vio que Zi Yi y Yu Bin se quedaban hablando de la siguiente escena que sería entre ellos así que caminó afuera del lugar, siendo sumamente sencillo el divisar la alargada figura del joven actor, que se encontraba curvado jugueteando con un perro de gran tamaño.

Xiao Zhan pensó en que Wei Wu Xian estaría corriendo y gritando en ese momento, pero para su fortuna, no compartía dicha fobia; y ver a Zhuo Cheng con una sonrisa amplia, jugueteando con las patas del animal, calentó su corazón.

Tuvo que detenerse un momento ahí, sosteniendo los dulces y viendo esa pequeña escena. Algo tan trivial pero que por unos segundos lo hizo sentir ligeramente ido. Xiao Zhan conocía esa sensación, aquel pseudo vértigo que atormentaba su estómago y parecía querer jugar con su mente.

Luego de dos desmayos y una latente preocupación del staff, no estaba dispuesto a producir más problemas. Estaba decidido a que esas voces ya no influyeran en su cabeza.

—¿Xiao ge? ¿Te vas a caer de nuevo?—

El suave tono burlón de Zhuo Cheng lo hizo chasquear la lengua, ladeando su cabeza apenas mientras retomaba sus pasos, terminando por acercarse a él. Se apoyó en el árbol mientras le extendía los dulces que había traído.

—Este didi riéndose de mi cuando le traigo comida, ¿no es eso un castigo?— exageró, haciendo una mueca.

La sonrisa del más joven se volvió vergonzosa. Porque ese hombre de rasgos duros, pómulos marcados y aparente frialdad, era sumamente tímido y vergonzoso. Algo que Xiao Zhan disfrutaba tocar.

—Sabe no lo castigo.— se defendió Zhuo, haciendo un gesto con sus ojos antes de tomar el dulce. Le gustó con mueca complaciente, terminando por dejar una palmada en el brazo ajeno. —El calor es muy fuerte en esta zona, gege, así que no te sientas mal por eso. Si te decimos algo es tan sólo preocupación. No deseamos que te suceda nada...—

La mano cálida no sólo acarició su brazo, sino que en conjunto a sus palabras fue un mimo al corazón de Xiao Zhan. Su sonrisa volvió a lucir sincera, acariciando la cabeza del perro que miraba a ambos atentos.

—No me vas a ladrar, ¿verdad?— le dijo, logrando tan sólo que el animal moviera la cola.

Zhuo Cheng rió divertido, de una forma tan limpia y despreocupada que un pensamiento fugaz pasó por la mente de Xiao Zhan; aquel que decía que debía dejar de pensar en esos sueños extraños y centrarse en su presente.

— Deja vu Deja vu Deja vu —

La noche en Las Profundidades de las Nubes es algo fría

Como si la luna brillante acariciara mi corazónY la brisa fresca sopla alrededorMirando a través de la nieve...Viendo a través del polvo de los recuerdos de una vida pasada—...

Yi Bo escribió la última palabra y se detuvo. Sus dedos golpetearon ansiosos la superficie de la mesa donde estaba, ladeando su cabeza para poder ver por la ventana que estaba próxima a él. El cielo se había oscurecido a pesar de que aún era de día y las gotas de lluvia empezaban a salpicar a lo lejos.

En la privacidad de su habitación, lejos de aquella sonrisa y voz vibrante, sentía que la melancolía golpeaba un poco su pecho. Las palabras quemaban su garganta, su mente parecía luchar entre su deber y sus propios sentimientos. En ese momento, hubiera sido más fácil simplemente olvidarse de todo y simplemente pararse en frente de Xiao Zhan.

Hablar con sinceridad.

¿Es posible olvidarlo?

La promesa que hicimos...Que seguirá hasta el final...

Sus labios se comprimieron y volvió a escribir en la descuidada hoja, aquella que iba a plasmar una de las canciones del drama.

Aún no era el momento, pero su corazón necesitaba gritar.

Continuará...

Nota de autor:

Han sido días algo complicados pero espero eso no se note en la historia. Muchísimas gracias a mi BETA porque a pesar de todas sus ocupaciones se toma el tiempo de ayudarme; y por supuesto, a todos los que dejan comentarios, kudos, corazones y amor. Realmente lo aprecio de corazón.

Nos vemos pronto.

Déjà vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora