O8 » ❛ pain survivors ❜

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CAPÍTULO OCHO.
Sobrevivientes del dolor.

Thomas estaba lleno de dolor.

Después de que lo separaran de Gally, él había vuelto a agarrar el cuerpo de Chuck. Había gritado «¡Yo se lo prometí! ¡Le dije que lo llevaría a casa y le fallé!» mientras que la pena le inundaba los ojos. El niño estaba muerto, mirando al techo con una línea de saliva carmesí se escurría por sus mejillas y una gran mancha similar se acoplaba en donde el cuchillo se había encrustado.

Calypso se rehusó a quedarse atrás en algo como eso. Incluso si no tenía el derecho de darle consuel a alguien de ahí, no conociendo a ninguno, sintió que, tal vez, con suerte, a Thomas no le importaría. Él había apartado de un manotazo a Teresa cuando trató de tocarle el hombro, así que ella no hizo eso.

En cambio, se puso de cuchillas al otro lado de él, colocó sus manos en los párpados del niño y le cerró los ojos, acomodándole los rulos. Thomas la miró, sus ojos escandilados por el dolor dentro de ellos que parecía querer ocultar en una bóveda, ella sabía que le costaría tiempo, igual que a todos los demás que habían perdido a un amigo que consideraron familia, quizá, un hogar un motivo más para vivir, así como también sabía que Thomas resistiría. No lo tocó, no quería que le rechazara físicamente, así que lo abrazó con las palabras tanto como una máquina podía hacerlo.

—Ellos han hecho cosas muy malas —susurró. Las palabras eran para él, aunque en el eco quizás escucharon los temas—. Los arruinaron por completo con esperanzas y luego pesadillas, Chuck no lo merecía, y ningún otro tampoco —no sabía lo que estaba diciendo, solo se animó de que Thomas no le rechazara, sino que la mirara a los ojos todavía, moqueando—. Pero hay una cosa que ellos no podrán volver a hacer y es hacerlos olvidar. Chuck vivirá contigo, entre nosotros, igual que todos los que también perdimos. Le encontrarás un hogar porque donde sea que tú vayas estará contigo si lo piensas, y estoy segura, a pesar de que solo sea un montón de cables mezclados conectados a mi cuerpo, que Chuck te desearía eso. Él te salvó, sálvate a ti mismo por su honor.

Había dicho más palabras en ese momento que en toda su estadía en el área. Se sentía acalorada en las mejillas porque sentía que tenía la atención de todos, tal vez se habrían sorprendido de verla todavía allí y luego escuchar a un robot siquiera tratar de fingir la simpatía. Ella no sentía que estaba mintiendo, pero comprendería que quienes la vieran pensaran que no tuviera sentimientos, a pesar de que era obvio que fue primero humana y después robot.

Thomas asintió, arrastrando la mano para tomar la de ella y levantarse, soltando a Chuck lentamente. Él le dió un apretón, suspirando, Calypso no sabía lo que debía hacer con esa muestra de afecto, sin embargo, parecía que era el contacto lo que Thomas necesitaba... no un apretón en el hombro. Ella lo archivó.

Se levantó, suspirando. Vió en sus ojos cómo escondía sus emociones para incorporarse. Calypso le dió una mueca que parecía sonrisa, tratando de darle ánimos y, de alguna forma, impresionada de la forma en que Thomas sabía que debía seguir adelante por todos los demás que lo tomaban como líder. Él los había sacado a todos ellos, él tuvo los recuerdos, el código y los motivó, no era menos que eso.

—Gracias —fue lo que le dijo. Le dió otro apretón, colocándola en su costado.

Él todavía parecía desanimado, pero mientras que ella pensaba en su estaba bien devolverle el apretón, o si él querría que ella dejara los dedos sueltos como lo hacía, se giraron hacia el frente donde debería de estar la mujer.

SKYFALL, the maze runnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora