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CAPÍTULO DOCE.
Una y otra vez.

—Hey.

Calypso no habría sabido que hacer ni siquiera si su programa le hubiera dado instrucciones. Movió los dedos de su mano y le asintió con la cabeza en modo de saludo, solo para desviar la mirada a Jorge. Él parecía saber exactamente de dónde se reconocían, probablemente porque Thomas le habría contado la misma versión de los hechos que le había dado ella cuando llegó. Se preguntó si se molestaría de que hubiera aparecido de repente detrás de Brenda.

—¡Ah, un reencuentro! Que maravilloso —Jorge abrió los brazos, como si abrazara la noticia—. Bien, pues esta es la cuestión —se giró a los demás para hablar calmadamente, sin importarle en lo más mínimo Calypso y Thomas, le pareció—. Este es el plan. Brenda, el robot y yo escoltaremos a estos pordioseros hacia el escondite, los dejaremos comer. Luego todos nos encontraremos en la Torre, digamos en una hora desde ahora. —Él miró hacia su reloj—. Digamos que a mediodía en punto. Traeremos almuerzo para el resto de vosotros.

—¿Por qué solo tú y ellas? —alguien preguntó el hombre más mayor que había entre los cranks, aunque no por eso el menos lúcido. A veces tenía sus ataques, pero nada muy lejos, como los demás—. ¿Y si te sobrepasan? Hay once de ellos y dos de nosotros. Y ustedes son dos y una niña-máquina.

Calypso le restó importancia. No era ningún insulto para ella, no importaba el tono en que la gente lo usara. Jorge entrecerró los ojos, con una mirada de burla.

—Gracias por las lecciones de matemáticas, Barkley. La próxima vez que olvide cuántos dedos de los pies tengo, me aseguraré y pasaré algo de
tiempo importante contándolos contigo. Por ahora, cierra tus labios batientes y dirige a todos a la Torre. Si los mocosos intentan algo, Brenda va
a cortar los pequeños pedacitos del Sr. Minho mientras yo les saco la mierda al resto de ellos y Calypso los electrocuta o alguna cosa así, ¿Verdad, Calypso? ¿Verdad que puedes hacer eso? —él le habló como si quisiera confirmar que, a pesar del reconocimiento, ella todavía velaría por él. Calypso asintió, cruzándose de brazos sin lugar a dudas—. ¿Lo ves? Además, casi no pueden mantenerse en pie, están tan débiles. ¡Ahora muévanse!

Ella casi podría jurar que Jorge se estaba limpiando el polvo de los hombros con total indiferencia, pero solo como un teatro. Brenda lo conocía más, sin duda, aunque a Calypso le pareció que tenía cierta ligereza.

—Bien —Barkley se encogió de hombros—. Pero si
ellos de verdad te sobrepasan y desgarran tu garganta, estaremos bastante  bien sin ti.

—Gracias por las amables palabras, hermano. Ahora ve, o tendremos el doble de diversión en la Torre.

Barkley dió unas miradas que ella no quiso ni siquiera reconocer porque no le importaban en lo absoluto, aunque habría estado observando el pasillo detrás de Thomas y Jorge, justo antes de irse y llevarse a todos los demás cranks. Ella se sintió aliviada de que la incluyeran en eso. Debió ser porque Jorge reconoció sus historias y sabía que de alguna forma, no podía apartarla como otro crank más, eso quería creer.

—De verdad te hubiera matado, ya sabes —escuchó a Brenda decir—. Ataca a Jorge de nuevo y te cortaré una arteria.

Ella se había apartado de Minho, limpiando la hoja de su cuchillo con una parte de su pantalón. Distraídamente, Minho se pasó el pulgar por el rastro de sangre que había en su cuello.

—Ese es un cuchillo afilado. Hace que me gustes más.

Vió a Newt y a Sartén gimiendo simultáneamente justo detrás, como si no pudieran creer sus palabras. A Calypso le dió gracia.

SKYFALL, the maze runnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora