Amistad... ¿Realmente, qué es?
¿Es acaso sentirse cómodo con cierto grupo?
¿En confianza, pudiendo ser uno mismo?
¿Es acaso el poder pedir ayuda y que el mismo sentir sea recíproco?
¿Es estimar a alguien fuera de tu vínculo familiar?
¿Se puede consi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Septiembre, dos mil siete. (Primer grado de primaria)
La maestra de primer grado estaba contándonos sobre el parque Los Chorros de Milla en el estado Mérida y, mientras más hablaba, más me envolvían las historias de los animalitos cautivos en esas jaulas. Mientras la maestra hablaba y yo prestaba atención, una niña castaña de coletas, pollina y ojos bonitos se volteó de su puesto y me hizo la siguiente pregunta:
“¿Te gustan los monos?”
Yo muy sonriente le respondí que sí me gustaban y a partir de ahí, nos sumimos en una conversación infantil sobre el zoológico de Mérida y los animales que en ese entonces habitaban en él.
En el salón había una dictadora (dícese de una niña llamada Val que se creía la dueña del salón y creía saber quiénes tenían que estar con quién) y esta niña, Arianna; digamos que no era su favorita. Les decía al resto que no le hablaran y realmente era bastante malévola, tanto así que un día regó pega debajo del pupitre de la castaña, causando que sus zapatos se echaran a perder y ella, por obvias razones, se pusiera a llorar. Arianna y yo teníamos un buen ritmo de amistad, éramos un dúo de personalidades diferentes y con familias parecidas y creo que eso fue lo que nos mantuvo más cerquita de la otra. A veces fingíamos no hablarnos, pero sin embargo, eso no duraba mucho.
Conforme fue pasando el tiempo, se fueron uniendo más niñas al grupo, hacíamos picnics, salíamos y teníamos muchas cosas en común. Pero como podrás imaginar, el tiempo empezó a transcurrir, fuimos creciendo y nuestras mentalidades se fueron ampliando. Meses después de que entramos al nuevo mundo del bachillerato, dejé de saber de mi “mejor amiga” por un tiempo, pero aun así, la seguía considerando mi amiga y cómplice, porque me había acompañado en muchos momentos bonitos de mi infancia. Seguíamos siendo pequitas y K, o pan blanco y la negrita, como nos conocían por ahí.
Arianna es amante a One Direction y los cantantes ingleses, es una lectora empedernida y vive caída de la mata, es bastante llamativa y suele no darse cuenta de ese hecho.
En tercer año, la historia dio un giro. Porque volvimos a juntarnos, En alianza con otros más, para cultivar anécdotas y recolectar recuerdos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
✨
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
