Lowood (Edward Cullen x Oc)

Enigma

Había una nueva dinámica en su relación insana. Ella no sabía si eran una clase de clan o equipo nómada, era como aquella película que había visto en la televisión por partes, hace años a lado de su hija.

La película se trataba del viaje de un mamut, un perezoso, un dientes de sable y un bebé. Pero en esta clase de viaje solo eran dos vampiros y un humano. Extraño equipo.

Extraña mezcla y para el colmo dos del equipo eran misántropos y se sentían un poco incómodos hablar entre ellos.

—Si viajamos por el Este llegaremos llegaríamos en tres días —habló Garrett mientras ella se recargaba en una banca.

—Ya no quiero seguir viajando, ya les he ayudado lo suficiente. —Declaró Alistair un poco huraño mientras veía con anhelo el sendero contrario.

Shirley los observó por un momento y sacó su mapa. —Solo dime donde sientes la tensión, por favor.

Shirley observó como el rubio la miraba por un breve momento y le señaló un estado que ella había pasado cuando tenía siete años. Es ahí cuando conoció a los amigos de Paul. Shirley asintió.

—Gracias.

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Fue difícil separarse de Garrett, pero era su destino no rendirse, había aprendido muchas cosas de la forma de pensar de Garrett e incluso de Alistair. Ambos vampiros tenían experiencia en la forma de vida humana. Uno le intrigaba, el otro los rehuía.

Suspiró de nuevo mientras observaba la gente que la vía con una cara de asco. Sonrió al ver un anuncio en particular, era tiempo de fingir ser una persona "normal".

Pasaron los días, semanas y se sintió un poco asombrada por la forma de pensar de sus compañeros de trabajo. Johanna era una mujer de veintisiete años, que siempre la veía de reojo e intentaba entablar una extraña amistad con ella. Jared era mayor por ocho años, era sarcástico y su humor era negro, pero también era demasiado coqueteo o no le gustaba la forma que se acercaba a ella. La hacía sentir extraña y con ganas de matarlo.

Su jefe era la persona más extraña que había conocido, la observaba en todo lo que hacía e incluso la seguía cuando pensaba que ella no se daba cuenta.

Este día en especial se encontraba limpiando la mesa cuatro, cuando entra una mujer con una niña con síndrome de Down. Algo dentro de su pecho se oprimió, sintió nostalgia al recordar.

La mujer le pide un frappe de moka y una malteada de fresa para su niña de seis añitos.

Cuando fue a pedir su pedido, vio el calendario que estaba en la barra. Viernes diez de febrero del 2006, faltaba pocos meses para el aniversario de la muerte de su pequeña.

— ¿Conoces a la mujer? —Preguntó Johanna con ese brillo particular de querer sacar un poco de información.

—No. Solo su hija me recuerda a mi pequeña hija que tuve.

— ¿Tuviste?

—Murió hace un año.

Shirley dio por terminada la charla cuando Lewis le pasó su pedido. Al final ella pagó todo lo que la señora pidió, era un pequeño regalo que Shirley les dio.

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Johanna tenia frío de mil demonios, se preguntaba cómo la gente no se quejaba del frío que estaba haciendo este día. Vio cómo su compañera de trabajo ya había llegado y estaba limpiando las mesas. Jared venia entrando como si fuera dueño del establecimiento, ella le dio una leve sonrisa mientras se frotaba las manos.