Tráfico de mujeres

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Ya habían transcurrido seis meses desde que Jared, Yeiler, Frank y el resto del grupo se había marchado de nueva york y Jared haber abandonado su hogar.

Amy parecía vivir una vida perfecta que a ella le costaba creer la manera en que vivía actualmente después de haber estado en un basurero durmiendo en el piso viendo como las cucarachas suben por la pared y luchando para sobrevivir. Primero que todo la hermosa Amy se enamoró del hombre que le había dicho que le cambiaría la vida al parecer así era, él se portaba como un caballero y la hacía sentir como una princesa, vivían en una casa del sueño, la comida era todo un buffet, ropa de marca, joyas... y Amy no hacia absolutamente nada, la tenía como una sumisa pero un día le mencionó que podía trabajar como mesera o cocinera en un restaurante de la ciudad.

Una mañana salió Amy hacer unas compras pero nunca imaginó que le pasaría lo que está a punto de suceder: caminó por una calle vacía sacó su celular del bolso para mirar la hora, de repente unos hombres la atacaron, uno la cogió por la espalda otro le tapó la boca con un trapo blanco que no sabía que sustancia tenía que la desmayó, la acribillaron y la montaron en una camioneta.

Me desperté en un cuarto dentro de un hotel muy lujoso, habían unos seis hombres, dos mujeres, armas y bolsas de cocaína. El hombre que había conocido que juró cambiarme la vida lo hizo pero no de la manera que esperaba, me trajo engañada a este lugar, me había enamorado de un mounstro, en el hotel donde me llevaron estaba un señor al cual llamaban Taylor, el parecía ser el jefe. Una vez me llevaron donde él, me miró, dijo que mi nombre seria ahora en adelante Candy, me pidió que me desvistiera, el me obligo hacerlo y aunque yo no quería hacerlo tuve que tragarme mi orgullo y acceder a sus órdenes, después de todo sabía que si no cumplía seria mucho peor para mí. Me estaba observando mientras me desvestía lentamente. Su mirada seguía cada movimiento de mi cuerpo atento a cualquier movimiento extraño. Empecé a quitarme la blusa lo más lento posible para retrasar esto. Su cara tenía una expresión de impaciencia antes mis actos y de un momento a otro estaba tumbada en la cama con el arriba mío.

-Tardas mucho-dijo un tanto enojado mientras desabrochaba mi pantalón para bajarlo de un tirón junto con mis bragas.

Estaba en shock. Era la primera vez que un hombre hace esto. Subió su mano izquierda por mi muslo acariciándolo mientras que con la derecha metía su mano bajo mi blusa y acariciaba uno de mis pechos. Empecé a gritar y forcejear pero era inútil. El peso de su cuerpo era mayor al mío y lograba hacer que cada movimiento mío de defensa fuera en vano. Lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos mientras el abusaba de mi sexualmente. Al acabar se levanto y me dejo ahí sola. No le deseo a nadie esto. Mientras las lágrimas corren por mis mejillas no puedo evitar sentirme como un pedazo de trapo, inservible y sucio. Me sentía asquerosa conmigo misma. Tome mi ropa y entre a la ducha. Abrí la llave y sentí como el agua corría por mi piel. Estuve un momento ahí parada sin hacer nada cuando rompí a llorar por lo sucedido.

Quería que la tierra me tragara, al salir de bañarme me fui a dormir, una señora me dio un vestido, me mencionó que se lo debía pagar, una tarde me sacaron junto con las tres chicas que estaban conmigo, nos llevaron hasta Tijuana Mexico. En otra casa en la que no podíamos salir, tampoco pedir ayuda ni llamar a nuestros familiares. Solo pensaba en mis hermanos, si pudiera comunicarme con ellos, vendrían y me sacarían de este infierno.

Me mencionaban que estaba endeudada con esos traficantes que les debía mi cuarto, la estadía, la ropa, la comida... ¡todo! En pocas palabras, que mi deuda era muy grande y que debía pagarles y me hicieron firmar una clase de contrato. A las chicas y a mí nos trataban como animales, nos obligaban hacer cosas que no queríamos y yo no entendía por que, por que me pasó esto a mí, nos gritaban, nos golpeaban... me decían que como les debía, tenía que trabajar. Me hacían bailar en un tubo algo llamado pole dance, también me obligaban acostarme con clientes.

Los Abandonados de la calle 82Donde viven las historias. Descúbrelo ahora