Las Consecuencias Del Gimnasio | NoNosCortes | YAOI Yeisaúl

Capitulo 18

Ambos se abrazaron y se besaron. La mano de Yeisson acarició su espalda hasta bajar directo al culo de Saúl y comenzó a jugar con su agujero, metiendo la puntita de su dedo mientras Saúl le miraba y le besaba.

—Sí vas a poder —le dijo Yeisson—, lo que pasa es que todavía no has entrenado tu culo —Saúl lo miró extrañado—. Empínate... te voy a enseñar.

Saúl volvió a ofrecer su culo pero aún seguía nervioso. Vio como Yeisson se chupaba los dedos y escupía sobre su entrada, para luego comenzar a hacer bailar las yemas de sus dedos alrededor del ano y haciendo presión de vez en cuando. Lo hacía con paciencia. Saúl se relajó y pensó que, en verdad, su primo no quería hacerle daño porque pensaba en su bienestar. Aquello le excitó muchísimo, volvió a tener una erección y su culo volvió a palpitar.

—Ya está... muy bien... ¿viste que sí se puede? —le felicitó Yeisson—. Ahora quero que te lo metas tú solito.

—¿Cómo?

—Yo te voy diciendo, quiero que te muevas hacia adelante y hacia atrás y te lo metas tu solo —Yeisson se chupó el dedo otra vez y lo posicionó en el agujero—. Quiero que hagas una serie de diez repeticiones, yo te voy contando.

—Bien —le dijo Saúl empeñándose en hacer un buen trabajo y comenzó a mover su cuerpo, se mordía los labios cada vez que los dedos entraban y se movían dentro de él.

—Eso es... uno, dos, tres... muy bien —Yeisson le iba marcando las repeticiones, luego le ordenó tres series más y en cada una se añadía otro dedo. Llegaron a cuatro dedos y Saúl se sentía en el cielo, aunque sabía que la verga de Yeisson era mucho más grande que tres dedos—. Vamos... tres más... si... ocho, nueve, diez... muy bien campeón.

—Aaah... aaah... ¿así está bien? —Saúl comenzó a moverse con mayor rapidez, Yeisson añadió el quinto dedo y algo se apoderó de Saúl que comenzó a desear el puño completo y se movía con frenesí—. ¿Siii?... ¿así?... aaah... aaah.

—Sí, tu culo ya puede decir la letra «o» sin pedo.

—Entonces ya métemela —le pidió Saúl con desesperación—, y no te detengas aunque te grite que lo hagas.