Capitulo 7

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Las cosas iban de puta madre, pero Yeisson consideró que las cosas debían ir un poco más rápido:

—Arremángate la ropa, es que no alcanzo bien, por la tela.

Saúl no esperó, dejando su pierna totalmente descubierta. Yeisson le sonrió de oreja a oreja. Un niño contento con su nuevo juguete:

—Eso, así me gustan, mecos y obedientes.

—Tú cállate y ponte a trabajar —le ordenó Saúl.

Yeisson le apretó con maldad y Saúl gimió con fuerza, con la total confianza en que nadie los iba a descubrir. Estaban sudando como nunca, a pesar de estar estacionado el carro bajo la sombrita. No por el calor del sol, sudaban por la calentura que fluía por sus cuerpos, por la tremenda travesura que estaban haciendo.

Saúl notó como ya se había empalmado de nuevo, y esta vez no se preocupó por esconderlo, y se aseguró de que su primo lo notara. Y lo notó. Saúl se recostó y dejó en libertad a aquel animal que luchaba por salir.

Yeisson se sentía en ese momento tan privilegiado. La punta rosada de aquella verga ya estaba muy húmeda, y lo tenía en bandeja de plata, para él solito. Estaba muy caliente. No pudo reprimir las ganas de...

—Eso es... mmm... muy bien —gemía Saúl mientras le acariciaba el cabello a su sirviente—trágatela, fondo, fondo, fondo... mmm... si, así.

—¿Quieres lengua?

—Por favooor... —le rogó, y el sirviente obedeció. Devoraba con pasión, como si fuera un helado en verano, lamiendo cada vez que su primo lubricaba— aaah, esa lengua de caballo que tienes me pone mucho.

—No es lo único que tengo como caballo.

—¿Qué?

—¿Jalas? ¿Quieres que te dé?

Las Consecuencias Del Gimnasio | NoNosCortes | YAOI YeisaúlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora