—Niall, ¿Podrías dejarme solo un momento? —preguntó el castaño con duda.
—¿Estás seguro?
—Sip —afirmó mostrándole una leve sonrisa.
—De acuerdo —aceptó el rubio— Solo quédate sentado aquí, debajo de éste hermoso árbol que-
—Niall.
—Esta bien —poniendose de pie— Yo iré por un hot dog, ¿Tú quieres?
—No tengo hambre —dijo Liam.
—De acuerdo, ya vengo —sin más, Niall se alejó lentamente.
El castaño vió como su amigo se alejaba por lo que observó a todos lados en busca de algo.
Inhalando el aire fresco se acomodó en una posición parecida a la flor de lotto.
Se quedó mirando a la nada, pensando en el chico de la noche pasada cuando de pronto sintió algo frío en su rodilla, al bajar la mirada vió a un tierno cachorrito.
Liam levantó al perrito y lo puso en su regazo dándole suaves caricias a lo largo de su cabeza y sus orejas.
—Que bonito eres —arrulló con voz suave— Eres un travieso, ¿Dónde está tu dueño?
—¿Cómo te atreves a huir de mí? —preguntó el moreno tratando de recuperar el aliento.
—¿Perdón? —dijo Liam luciendo desconcertado.
—Se lo decía al cachorro fugitivo —aclaró Zayn con una sonrisa.
—Lo siento —manifestó soltando una risa— Entonces es tuyo —poniendose de pie con el perrito en brazos— Él vino hacía acá, no creas que trate de robarlo.
—Descuida, fue mí culpa, o más bien, fue culpa de mí estúpido amigo —explicó— Oye creo que te conozco, tu rostro se ma hace conocido.
—Uh... Si, creo que fue ayer, en karaoke, yo... Te escuché cantando —confesó el castaño con las mejillas sonrojadas— Eh... Toma, creo que éste amiguito es tuyo —entregandole al perrito.
—Si, lo recuerdo —tomando al animalito en brazos— Gracias.
—Y ¿Cómo se llama? —quiso saber.
—Aun no tiene nombre —dijo con una sonrisa.
—Entonces supongo que lo compraste recientemente —comentó— Es muy hermoso.
—Si, ah... ¿Viniste con alguien? Quiero decir, seguro que estás ocupado y yo no quiero hacerte perder el tiempo-
—De hecho si, vine con mí amigo pero quería estar solo —manifestó Liam— Y no, no es una indirecta.
—¿Quieres un helado? —cuestionó de repente— Por agradecimiento, claro.
—De acuerdo —aceptó— Solo sí es de chirimoya. Y no me juzgues por no elegir el de chocolate.
—No, para nada, es más, aquí entre nos, yo amo el helado de chirimoya —susurró con una sonrisa.
(...)
—Ni, lo volví a ver —dijo Liam desde su lugar en el sofá de la sala.
—¿A quién? —preguntó con duda— ¿A J-Javadd?
—No estoy loco Niall, sé que Jav no volverá nunca —mencionó encogiéndose de hombros— ¿Sabes? Ni siquiera sé cómo se llama ese chico que se parece a Javadd.
—¿Estás seguro?
—Sip, no le pregunté su nombre —manifestó.
—No, me refiero a que si estás seguro que es parecido a Jav —quiso saber el rubio.