10. Los clichés no funcionan para todos.

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♡ Palabras: 1650.

♡ Autora: Yurley2510


Siempre supe la verdad. Estaba totalmente enterada de lo que sucedía, lo dejé de lado, quería vivir mi vida y por eso seguí, sentía que lo merecía. 

Pero no debí. 

No debí dejarme llevar. Poner un alto cuando sentí esa atracción hubiera sido la mejor decisión. Alejarme era lo mejor y no lo hice, fui egoísta y no pensé en mí, en el daño que me hacía.

Observaba esas miradas. Yo estaba sintiendo esa química que surgía entre ellos, era algo agotador para mí, aparte debía callar para evitar perder a mi amiga ya no tan amiga. Después de mucho tiempo entendí que personas como ella eran importantes tenerlas al lado y aunque no teníamos una confianza tan ciega y fuerte, algo tenía claro y era que ella no merecía nada malo. La quería por mucho tiempo en mi vida. Tanner siempre había sido el más guapo de toda la universidad, el deseado y cotizado. Su porte era el mejor ante cualquier otro chico y ni qué decir cuando su físico irrumpió en nuestras vidas. Esa fiesta desencadenó una serie de sucesos que hasta hoy no habían tenido otra explicación diferente a la de las tantas mil veces que ya había visto. 

Teníamos una amistad poco común, pero era nuestra, nos conocimos para ser amigas, pero no sabíamos que algo nos iba a separar, o , mejor dicho, alguien. 

—No deberíamos estar aquí, vámonos ya —dice mientras me giro a verla y reviso que nadie esté aquí. 

—Shhh, habla más bajo, no es malo lo que estamos haciendo. Rápido, pásame la maleta.

Me la tendió girando el rostro al mirar al pasillo.

—Rápido, el conserje puede estar cerca.

Asentí. Tenía razón. 

Estábamos en el baño de los vestidores de hombres, debía hacerlo y ella estaba para acompañarme. Ella no estaba enterada de lo que había en la maleta, con solo decirle que me acompañará a regresar algo que tenía y no me pertenecía, algo que me daría problemas, no lo pensó y vino en mi compañía. Solo que ella no sabía a donde iríamos a devolverlo. Apenas llegamos a los vestidores, se frenó. 

—¿Que hacemos aquí? —preguntó analizándome y pidiéndome con su mirada una respuesta inmediata. 

Tenía una camisa que no me pertenecía en la maleta, una de un jugador del equipo de fútbol que de seguro mañana en el partido iba a necesitar. Y ella no podía enterarse quién la necesitaría . 

Puedo ver en sus ojos que no está nada convencida y aunque ya todo empezó a ser un poco más extraño entre nosotras, no la dejaré ir. Es algo que nos une y aunque solo una está beneficiada de ello, sé que no me va a abandonar pase lo que pase. Sé que estaremos una para la otra. Es increíble cómo dos personas con ideales y personalidades tan diferentes logran ser tan amigas, como congenian y se apoyan. Ella tiene ideales definidos; los defiende y está dispuesta a darles base ante cualquiera que le diga lo contrario. Yo me aferro a los míos, los llevo a cabo porque sé que es algo por lo que siempre debo luchar. Y también sé por lo que no. 

—No creo que sea la manera adecuada de hacerlo, no será difícil para ti mañana aparecerte por aquí y entregar lo que sea que tengas en esa maleta. —Intenta acercarse para tomar la maleta y ver que hay dentro, pero retrocedo, alejándome—. ¿Qué es lo que tienes allí? 

—Nada, tampoco estamos haciendo algo tan malo. Pocos lo notarán. Ya está hecho, yo la dejaré allí y tú estarás pendiente que nadie pase y nos podremos ir tranquilamente. 

Concurso (Tanner Reed)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora