41. Mi salvación y propia destrucción.

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Palabras: 1320

Autor: Daniela3674


ANAHÍ

Fue demasiado tarde para mí, me di cuenta de la relación tóxica en la que estaba demasiado tarde.

No estaba bien. Aquello no estaba bien. No estaba bien depender de una persona al punto de llegar a vivir por él y desvivirte por complacerle. ¿Quién me terminó por abrir los ojos? Nadie más y nadie menos que Tanner Reed, aquel tipo que jugaba a la pareja perfecta con Pauline sabiendo que ella no era quien lo traía loco hasta los huesos. Aquella que ponía su mundo de cabeza, con la que podía ser él mismo, era Savannah Campbell.

Irónico, ¿verdad?

La noche en la que arruiné sus planos para el concurso de arquitectura por un estúpido juego, unos treinta minutos después de que Savannah se fuese, Tanner tocó a la puerta.

—Abran la maldita puerta. No me hagan tirarla.

Lo hice yo, lo último que quería era tener que reparar una puerta.

Ingresó al departamento hecho una furia, me pasó por un lado y empezó a golpear a Gordon. Me quedé completamente estática, sin saber que hacer. Era mucho más grande que mi novio y más grande que yo.

–Dios, detente, detente, ¡lo vas a matar! —dije con el pánico muy presente en mi voz.

No podía hacer más que eso, aún si intentase quitárselo de encima, no lo lograría. Tanner es mucho más fuerte. No le tomaría mucho esfuerzo empujarme a un lado. Se detuvo, me observó y dijo algo que jamás olvidaré.

—Me das tanta lástima, Anahí, vives en una puta burbuja en la que solo existen tú y este animal al que llamas novio. Estás tan cegada que no te das cuenta de que clase de persona es. Eres solo un juego para él. Tarde o temprano se aburrirá de ti y te quedarás sola.

Y así, sin más, se marchó. Aquella noche acompañé en la ambulancia a Gordon hasta llegar al hospital.

Y decidí que no más, que este era el final.

Y me fui, me fui sin mirar atrás y no pensaba volver, ya no.

*****

Hoy se cumplían diez meses de mi separación con Gordon. Diez meses en los que no sabía nada de él, meses en los que había recibido ayuda. Estaba aprendiendo a amarme. El amor era algo presente en nuestra vida, pero el tipo de amor que te hacía dependiente y te dañaba no estaba bien. Éramos humanos, nos equivocábamos, caíamos, nos levantábamos y seguíamos avanzando por mucho que nos cueste y yo también podría lograrlo.

Salí del polideportivo de la universidad después del entrenamiento con dirección al súper ya que se habían terminado algunas cosas básicas y debía comprar más, claro está. Tenía una fea sensación en el pecho, no lo sé, un presentimiento. Decidí ignorarlo, estaba paranoica.

Hice las compras y descendí al estacionamiento por mi auto.

Estaba guardando las cosas en la maletera cuando escuché un ruido bastante fuerte que me sobresaltó por completo, me di la vuelta, pero no había absolutamente nadie. Estaba desierto, supuse que era mi paranoia.

Estaba por cerrar la maletera cuando sentí un penetrante dolor en el pecho seguido de sangre que se esparcía rápidamente por mi ropa y manchaba el suelo gris del estacionamiento.

Me di la vuelta dificultosamente y a la persona que vi, era la última de la que esperaría esto.

—¿Gordon? ¿Qué... qué hiciste? —dije, horrorizada.

Concurso (Tanner Reed)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora