12. Tempestas Passion.

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Palabras: 2090.

Autora: Patricia Mendez.


PAULINE

Observo cómo Sav camina lejos del estacionamiento. No es hasta que sale que noto mis ojos acuosos. Estoy conteniéndome para no romper a llorar. Siento enojo con los que le hicieron eso a ella aunque no puedo evitar considerar que nada de esto hubiera pasado sí se hubiera quedado o al menos haberme expresado como se sentía. Al esta idea cruzar mi mente, comprendo que estoy enojada con ella. Sé que hubiéramos arreglado nuestros problemas juntas, hablando; no huyendo justo como ella lo hizo, pero también estoy furiosa conmigo.

No debí explotar así, no después de lo que pasó.

Siento la intensa mirada de Tanner aunque sigo viendo por dónde Savannah se ha marchado. Después de unos minutos lo enfrento. No decimos nada, pero aún así extiende sus brazos para mí. No es hasta que lo siento y el calor que emana de ellos, abrazándome, que levanto la cabeza para encontrarme con su rostro dedicándome una mirada entre apenada y culpable, pues le he contado sobre la incomodidad de mi ex-ahora compañera de cuatro.

Sabes que no es tu culpa ─le susurro mientras acaricio su mandíbula.

Él no responde, así que no sé lo que piensa, pero toma mi cintura con su mano derecha, acariciándola cuando yo jalo el cuello de su camisa, arrugándolo bajo mi tacto. Tras separarme lentamente de nuestro abrazo, trato de darle una de mis mejores sonrisas de agradecimiento. No obstante se da cuenta de la mueca que adorna mi cara.

Camina unos cuantos pasos hacia atrás, dirigiéndose a la puerta del coche, abriéndola para mí.

Sube lo dice en un tono muy bajo, extendiendo su brazo para tomar mi mano, ayudándome a subir al auto; cierra la puerta y rodea la parte trasera de su Raptor para entrar a su puesto ya marcado de piloto.

Acelera y vamos saliendo de Rusty's. No lo miro, sino por el contrario. Toda mi atención está en la ventana, mis dedos jugando descuidadamente sobre la manija, mis pensamientos perdidos en Savannah. Ella es mi amiga, mi mejor amiga. No puedo estar enojada con ella por siempre. Recuerdo lo que dijo acerca de que yo no he dejado de pensar en mí. Está sufriendo por sus planos del concurso, pero a pesar de todo no puedo creer que le importa más ello que nuestra amistad. Hago una mueca de incredulidad, pues me recuerda a Tanner. Tienen todo planificado: su futuro, tomando muy en serio sus estudios. Apuesto que matarían por eso. Un atisbo de sonrisa aparece en mi rostro. Regresando en mí; pienso en su carrera, lo importante de ese proyecto para ella.

Volviendo a recordar sus palabras sobre mí, me siento culpable.

*****

El entrenamiento de Tanner ha empezado. Siempre entrena unas horas extra para ayudar a mejorar a otros, mejorando la calidad del equipo, así que ahora estoy sentada en las gradas del campo de fútbol americano, observándolo y a pesar de que mi novio no me ha visto, la discusión de esta mañana en mi mente, me levanto. Mis pies, que conocen el camino, toman rumbo hacia las habitación en la que ahora supongo Sav debe estar instalada. Voy lo más lento que puedo, necesitando encontrar tiempo para pensar y tomar la situación con calma. Aún llevo mi mochila, así que jalo levemente las cintas de esta con mis manos. Bajo la mirada hacia el piso, observándolo junto con mis sandalias, que gracias al poco tacón, además de ser cómodas, no me duelen los pies. Los elegí porque su pedrería de fantasía color naranja combina con el vestido de margaritas con tirantes pequeños, ajustado hasta la cintura y suelto debajo de esta, llegando tres dedos debajo de la rodilla. Alzo la vista cuando una persona se interpone en mi camino; una chica muy linda con hermosos ojos verdes, un cuerpo increíble y una cabellera roja. Sus labios, al igual que todas sus facciones, son definidos. Está vestida con lo que me parece un uniforme de voleibol y unos tenis deportivos. No hay rastro de sudor en ella, por lo que deduzco que aún no ha ido a su entrenamiento, pero caigo en cuenta que la responsable de destruir los planos de Savannah también es del equipo, pero de todas maneras le ofrezco una sonrisa de disculpa, tratando de pasar por su lado, pero ella, vuelve interponerse. Al verme, abre la boca.

Concurso (Tanner Reed)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora