36. Gris.

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♡ Palabras: 1584

♡ Autor: Jessiphernandez 


MALCOLM

Ser una persona completamente incapaz de satisfacer los deseos de los demás sobre los propios nunca ha sido mi caso. Continuamente a lo largo de los años he tratado de dar lo mejor de mí en cualquier desafío que la vida me ha lanzado y, contra todo pronóstico, lo he superado con creces. He vencido, ganado, me siento el ser más invencible en el campo; y sin embargo, no parece ser suficiente para alcanzar las expectativas de ciertas personas. Específicamente mi familia. Los únicos que deberían estar destinados a amarme desde el momento de mi nacimiento.

No mi caso.

Esto no quiere decir que me deje ahogar en un mar de lágrimas. Jamás. Por el contrario, me ha hecho ser más fuerte y hacerles ver que no necesito cumplir estereotipos para lograr ser independiente y exitoso en la vida. Vivo la mía al máximo y como me gusta, cumpliendo mis sueños y no los de los demás. Y soy el mejor en lo que hago.

Entonces aparecen días como este, donde parece que dudo por un segundo, un solo segundo, si realmente tengo todo lo que quiero.

Vestido en un traje Armani que me queda a la perfección, confeccionado específicamente para mí porque, mierda, tengo cómo pagarlo; nunca jamás me había sentido tan encerrado en mi propia piel. Porque a pesar de querer demostrar que entre blanco y negro hay un sólido gris, la familia es familia, y Tanner me quiere aquí ya que, según sus propias palabras nunca se ha sentido tan satisfecho ahora que tiene a la mujer que ama junto a él y me necesita a su lado como el hermano que soy para ser el padrino de bodas.

Si mis compañeros de equipo me vieran ahora mismo, dirían que un poco de barro no me caería mal.

Observo a través de la ventana cómo toda la decoración luce del blanco más puro, tanto que pareciera el día nunca terminar de brillar, con luces cayendo como lluvia sobre los arboles, con mesas de madera y el aroma de las flores en el ambiente, pues según mi hermano esta es la boda de ensueño de Pauline y todo tiene que salir perfecto. Su madre, encantadoramente falsa, saluda a los invitados al compartir unas palabras con los padres de mi cuñada mientras esperamos su entrada. Y él, pues, como todo en su vida, luce exactamente como siempre lo ha hecho, como el puto amo de todo lo que toca. Pero hay algo en su mirada y en la sonrisa tan perfecta que me hace dudar si esto es un teatro o realidad.

Nuestro padre lo alcanza y le dice unas palabras, a lo que el cabecea en acuerdo; y no puedo dejar de pensar que verdaderamente es el hijo de mi padre, el orgullo de la familia. Termino mi copa, que sorprendentemente me sabe más amarga de lo habitual. Este día debería ser de felicidad para todos y no paro de sentir cierta pesadez en el aire. Me ajusto el traje y decido dar la vuelta e ir a ocupar mi lugar porque si algo va destruir este día, no pienso ser yo. Camino hacia la salida de la vieja casita de campo cuando escucho el sonido de tacones entrando a la habitación.

—No lo hagas. —Me quedo de piedra ante una voz ronca y a la vez fuerte que se escucha a mis espaldas. Jamás la había escuchado—. No te cases con ella. —Se me eriza la piel—. Sé que es parte de tu plan de vida, sé que es perfecta y concuerda con todo aquello que planificaste, demonios, parecen hechos el uno para el otro, pero solo es una ilusión, Tanner, un seguro. La vida y sobre todo la tuya, merece algo más apasionante que seguir un camino. ¿Sabes por qué me atrevo a ponerlo en duda? Porque también siento el fuego en tu mirada cuando la diriges hacia mí, también siento el deseo y el brillo en tus ojos cuando nos desafiamos mutuamente. También sé que puedo hacerte feliz. —Hace una pausa, quizás esperando su respuesta. De repente quiero que pare y al mismo tiempo que siga. Bajo la cabeza. Estas palabras no son dichas para mí y, sin embargo, algo impide que me vaya. No quiero dejar de escucharla. Y entonces toma nuevamente valor y continúa—. Podemos hacerlo, podemos irnos y ser exitosos juntos. No te conformes cuando las cosas que podemos llegar a ser serán increíbles.

Siento un gran dolor por las palabras que esta chica dice, pero si no hago algo rápido él no me lo perdonaría jamás, es mi hermano, y aunque tiene el cariño y aprobación de mi padre, que parece ser lo único que no tengo, también lo quiero, por lo que es mi deber evitar lo que seguro será un desastre. Quiero que se calle y al mismo tiempo ver a dónde quiere llegar, pero sobre todo, sacarla de su miseria.

—Esta no soy yo, Tanner. No me visto de rosa ni diré si a todas tus opiniones; y por primera vez en mi vida estoy yendo contra todo lo que soy para pedirte que no lo hagas. Por favor, yo te a... —la corto, decidiendo que ya es suficiente.

—Lo siento, pero no soy Tanner Reed. Y si vas a dar una declaración de amor, no creo que la merezca. —Me volteo y el shock en su mirada me hace sentir una mierda. No soy un idiota, ni me gusta tratar mal a las mujeres, por lo que el saber escuchar sentimientos de otros me llena de pena al ver como sus mejillas están enrojecidas y sus ojos llenos de lágrimas. Es mucho más hermosa de lo que imaginé. Esta vestida con un hermoso vestido rosa viejo amarrado de un lado de su hombro izquierdo, dejando el otro al descubierto. Su cabello cae sobre este en un trenzado bien elaborado y su maquillaje es sencillo. Después de todo no lo necesita. Doble mierda, es la dama de honor y es preciosa, de ese tipo que ves y no dejas ir. Su pecho sube y baja y sus ojos se tornan oscuros, llenos de todo tipo de sentimientos: vergüenza, nostalgia, arrepentimiento, ira—. Me llamo Malcolm Reed.

Entonces cae en cuenta de lo que ha lecho, abre y cierra la boca y se escucha la música a lo lejos, que indica que ya se acerca la novia. Mira con desesperación, como si no supiera que hacer, ir a su lugar o salir corriendo. Traga fuerte y levanta la cabeza antes de decirme:

—Mucho gusto, Malcolm Reed, espero que borres de tu memoria este desastroso momento, ya que nunca pasó. —Luego se da la vuelta e intenta salir. La agarro por el brazo para impedirlo.

—Ahh... pero sí lo hizo. Y te ves como todo, hielo y fuego mezclado en esos ojos. —Entonces me encuentro a mi mismo cuando me mira; el anhelo de una vida y el riesgo de no tenerla. Inmediatamente la quiero salvar del dolor, pero no puedo porque la vida va mas allá de momentos y caigo en cuenta que las decisiones que tomamos son para siempre, pero ese solo segundo de duda que tuve se va, y le digo—. Tanner Reed no se equivoca, y tampoco se arrepiente. Si está ahí de pie es porque así lo quiso y no creo que lo hagas cambiar de opinión. Entonces dime, señorita dama de honor, ¿realmente detendrás esta boda, sabiendo que ya eres la segunda en la vida de alguien, te irás corriendo por no poder observar lo que quieres irse a la borda, o irás al frente junto a la novia y verás cómo se casa con lo que dices ser tu compañero de vida?

Ella alza el mentón.

—Me llamo Savannah y no me vuelvas a tocar. No sabes quién soy.

—Pues si sé quién soy, Savannah. —Soy gris, tormenta y paz, y creo ver lo mismo en ella—. Y si no haces esta locura, prometo ayudarte en todo lo que esté a mi alcance para que salgas de este hoyo y te conviertas en la mujer que sé que puedes ser. No lo necesitas a él para lograrlo. —La suelto, me acomodo mi traje y la veo por última vez. Hermosa, desafiante, orgullosa. Traga duro—. Nadie sabrá de esto, lo prometo. Solo te daré un consejo que no me estas pidiendo: quiérete más de lo que quieres a otros y la decepción no te golpeará tan fuerte.

Salgo del cuarto y me dirijo al lado de mi hermano, pensando en la batalla que esta chica debe tener en su mente. Mi padre me da una mirada llena de desdén y luego da la espalda para ver al inicio de la capilla donde comienza a aparecer la novia.

—¿Dónde estabas? —pregunta Tanner.

No lo miro, pero respondo.

—Haciendo el trabajo de padrino. —Él tampoco me mira, su mirada fija en Pauline.

Y entonces entran las damas de honor, encabezadas por Savannah, quien en tiempo record ha compuesto su rostro. Jamás me sentí tan orgulloso de una desconocida. Después de todo, ella también permitió que esto llegara lejos, no debe arrepentirse de sus decisiones por un solo segundo de duda en su vida. Entonces todos están en su sitio y mientras Pauline avanza, noto cómo la mirada de Tanner tiene una batalla interna.

Y me pregunto si tal vez hay más colores que el blanco y negro en su vida.

Concurso (Tanner Reed)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora