13. Anahí.

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Palabras: 1000

Autora: user45891452 


ANAHÍ FULLER

Siempre me muestro firme para que esto no suceda, pero ahora que el rector ha hablado con nosotros, con mi novio y conmigo, respecto a lo sucedido con Savannah,  dejando claro que no pueden ocurrir más incidentes o seremos expulsados, es cuando por fin veo todo con un poco de claridad. Todas mis compañeras anteriores de habitación se han mudado de la misma manera. Luego de que Gordon me dice alguna desfachatez que éstas le han insinuado y él aparentemente se ha negado. Ellas siempre lo niegan, ¿pero como puedo poner en duda lo que dice mi chico, que ha estado conmigo desde el principio, solo por creerle a una recién conocida? Pero basta de ello. No puedo seguir hundiéndome en una relación que muchos han etiquetado de peligrosa e inclusive tóxicas. 

Si yo viera esta historia en otros, opinaría lo mismo.

Por lo tanto, he decidido alejarme de Gordon y ver un psicólogo. No quiero seguir empeorando mi inestabilidad emocional por un idiota, un idiota que me había esforzado por tener en mi vida. Un idiota que me hizo sentir miserable aparentando que hacía lo contrario. Fui ingenua. Demasiado. Solo por el hecho de pensar que aquello era amor me dejé. Solo por dependencia emocional y eso no es amor.

Mi padre sufría ataques de ira, por lo que repelía hombres así, pero al darme cuenta que mi temperamento lo heredé de él, no me alejé de Gordon y sentía que me lo merecía, por llevar la sangre de aquel hombre.

*****

Han pasado exactamente dos meses desde que me separé de Gordon e inicié mis consultas con la psicóloga Shira. Realmente al principió todo fue muy difícil para mí . La separación. Mi temperamento. Arrepentirme. Deprimirme y sentir que nunca lograría superar esa mala faceta de mí. Pero increíblemente he logrado salir a flote. No he superado mis ataques de ira, pero sí lo sobrellevo mejor que antes.

Mirar en retrospectiva me hace sentir orgullosa del progreso, aunque este sea lento. Por lo menos ahora tengo mas control sobre mí y no me dejo llevar fácilmente por palabras que me alteren. He comenzado a practicar boxing, recomendado por Shira, para desahogar mi temperamento de alguna forma, lo cual debo admitir que es realmente liberador y más aún si es contra alguna persona y no simplemente contra los sacos de arena, que no resultan saciarme tanto al golpearlos. 

Me hidrato mientras salgo al exterior del gimnasio para dirigirme al edificio donde vivo.

—Hola —interrumpe mi paso un chico que parece también salir del gimnasio aunque no lo he visto antes allí.

Me limito a mirarlo, pues a pesar de que he mejorado mi temperamento eso no significa que ahora sea la chica mas social y alegre del mundo, ni mucho menos simpática. Al contrario. Sigo siendo amargada y borde.

—Muy bien, gracias ¿y tú? —responde como si realmente yo le hubiese preguntado cómo se encontraba, lo cual causa que sonría internamente y algo en mí me diga que no me vendría mal entablar alguna pequeña conversación.

—¿Y tú eres?

Mierda. 

No puedo creer mi gran carisma e iniciativa para iniciar una grandiosa conversación.

El viento y los truenos me distraen del chico que camina junto a mí. El cielo indica que caerá una tormentosa lluvia, pero no me apresuro por ello. La lluvia me gusta y más aun con truenos. Siento que estos representan los conflictos del cielo, por lo cual me siento a gusto con ellos.

—Thomas —se presenta a la vez que extiende su mano hacia a mí con una sonrisa genuina, pero dudo en estrecharla o no y su esta flaquea.

Cuando noto ello me decido por estrechársela y presentarme. No me comerá al fin y al cabo. O por lo menos no de alguna manera que yo no quiera... Rayos, mis pensamientos pervertidos no me abordaban hace tiempo.

Thomas es de mi altura y sus músculos lo hacen notar mas ancho, pero no exageradamente. No es demasiado atractivo, pero no es feo tampoco. Solo simpático, del tipo que llama la atención y parece inclusive dulce.

—¿Quisieras ir a por un chocolate caliente para charlar?

Pero que rápido es. No veo porqué rechazarlo y es el primer chico que me atrae un poco después de Gordon. Quizás no sea mala idea avanzar también en este ámbito. Antes de que cambie de opinión, acepto.

*****

Recordar el día que lo conocí me hace sentir hormigas en mi interior. Aunque suene raro, no me identifico con mariposas. Para mí son hormigas picando dentro de mí por un dulce dentro. Por lo dulce que llego a ser internamente y quizás alguna que otra vez en el exterior.

No me imaginé que conocerlo cambiaría mi manera de ver al mundo y a mí misma. Me ha ayudado a crecer como persona y es lo que mas agradezco, además por supuesto de haber estado conmigo en todo momento, en decaídas y subidas en la montaña rusa de mi vida y mi temperamento.

No puedo evitar sollozar. No soy de expresarme y mostrarme vulnerable, menos aún frente a personas, pero me es imposible. Este hombre ha sido lo mejor que ha pasado en mi vida, algo que no puedo negar. Lo amo profundamente y ahora sé que sí es amor. No es dependencia. No es conformidad. No es una simple rutina. Lo es todo para mí. No veo un día de mi vida sin poder tenerlo en ella presente. Y tampoco puedo ni quiero imaginarme si no le hubiese conocido. Es simplemente todo lo que nunca siquiera imaginé. No fui capaz de creerme buena persona hasta que mis simples palabras ocasionaban en él algo que no entendía. Mejoramos como persona juntos. Crecimos, maduramos, enfrentamos muchos problemas emocionales, pero a pesar de todo ello seguimos de la mano para enfrentar al mundo como equipo. Eso deberían ser todas las parejas. 

Un equipo.

Por ello no dudo en aceptar su propuesta de matrimonio aquí y ahora.

Concurso (Tanner Reed)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora