Más separados que nunca.

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Gabriela

Toda la cocina estaba incendiada, sentí que me apartaban bruscamente y pasaron 4 hombres con extintores. Vi a Coral bajar las escaleras corriendo y cuando vinieron más hombres nos sacaron de la casa. 

Calculo que 10 minutos después ya estaban todos afuera, tras ellos salieron Jacob y Erick, Jacob estaba muy furioso, se le notaba. Había quemado su cocina lujosa.

Erick se acercó a nosotras. Le dio un corto beso a Coral en los labios y después la abrazó.

- Gabriela - dirigí mi mirada hacia él- Jacob quiere hablar contigo en el jardín y es mejor que vayas ya, no querrás verlo más enfadado de lo que está - me dio una mirada de ¿lastima?.

Asentí y caminé hasta el jardín. Él estaba sentado en un hamaca, fumando. Al darse cuenta de mi presencia me miró, tenia los ojos rojos, lo que quería decir que estaba muy enfadado. Tenía miedo de acercarme.

- Ven aquí - apagó el cigarro y se hizo a un lado, dándome espacio para sentarme.

Me senté un poco alejada, como si su roce quemara.

- Explícame - hizo una pausa y me miró de nuevo - ¿qué carajos hago contigo?-.

- No lo se, solo me despiste un momento...-

- ¿Un momento Gabriela? ¿ Un maldito momento? - se levantó agitado y me gritó - Te das cuenta de que casi quemas la casa, casi nos matas, ¿que hubiera pasado si no nos hubiéramos dado cuenta a tiempo? - me levantó por el brazo y me arrastró hasta la puerta trasera.

- Jacob me haces daño, para, por favor - él parecía no escucharme, al contrario apretó más el agarre - agh, para ya joder - me volví a quejar.

- Lo que vas a hacer ahora es limpiar, todo el desastre que causaste por andar de metida escuchando detrás de las puertas - me soltó bruscamente - odio tener una mate como tú, desastrosa y humana - seguía teniendo sus ojos rojos - no entiendo como la diosa Luna dejó que tuviera a alguien como tú- escupió con lo que parecía ser odio.

Sus palabras quemaban mi corazón, eran dagas clavándose en mí, y lo peor es que aparentaba decirlo con sinceridad. Este estúpido lazo, que me une a este hombre tan desalmado, y yo que pensaba que él había cambiado un poco por mí.

Me dejó unos utensilios para limpiar en la mesa quemada.

- Yo tampoco quiero tener un mate como tú - se volteó justo cuando iba a pasar el marco de la cocina - pensé que habías cambiado un poco tu mierda de personalidad por mí, pensé que me empezabas a querer aunque sea solo por el lazo que nos une - lo miré directamente a los ojos y me acerqué un poco - pero ya veo que estaba equivocada, tú no quieres a nadie. Eso es muy triste-.

- Piensa lo que te de la gana Gabriela, me tiene sin cuidado, al fin y al cabo seguirías siendo mi mate - se acercó y me agarró la barbilla obligándome a mirarlo - créeme que a mi me pesa más-.

- ¿Lo que le dijiste a Betty lo piensas de verdad? - me solté de su agarre - ¿ sigo siendo solo tu "putita" con la que te puedes divertir cuando quieras no? Pues eso se acabó, ni tú eres mi dueño ni yo tengo que seguir haciendo lo que tu quieras- me miró incrédulo- ahora mismito me voy a ir de aquí- .

Decidida a irme, escuché su escandalosa risa hipócrita y mi enfado creció aún más. Me dispuse a ignorarlo cuando dos de sus hombres me agarraron y me llevaron con él de nuevo.

-Te dije que te pusieras a limpiar todo esto, así que hazlo y déjate de tonterías ya - estaba por volver a hablar cuando me interrumpió- y cuando termines vete a la habitación del fondo, tus cosas estarán allí, si tú no me soportas y yo a ti tampoco lo mejor será vernos lo mínimo las caras-.

Estúpida HumanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora