Tú y yo, juntos...

CAPÍTULO 5

Por hoy ya no subiré más capítulos aparte de este, desde ahora subiré uno cada dos días, y ya os avisaré si no puedo subir, o algo. En la foto podéis ver a Carlos. Disfrutad de la lectura :)

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CAPÍTULO 5

Salimos del instituto pero esta vez no fuimos a hablar a la plaza sino que mis amigas me dijeron que me fuese a casa,y preparase la ropa que me iba a poner para la cita/guía turística. Me fui a casa con Carlos:

- Cuando te vistas y no sepas que ponerte, llama a la puerta y te aconsejaré-dijo Carlos- ¿okey?

-Que sí… Que pesados estáis todos, madre mía- dije intentando parecer que controlaba la situación.

- Es que Am, no cada día entra un chico nuevo por la puerta y ese mismo día te pide a ti y solo a ti que le hagas de guía turística personal…

Ya estábamos delante de nuestras casas y nos despedimos…

Entré en casa y me fui a la habitación y como la casa estaba vacía puse la canción de Marry you de Bruno Mars a todo volumen y me puse a cantar y a bailar como una loca en mi habitación, entonces pensé en lo que me había dicho Joel de que me había visto bailar hoy por la mañana en mi habitación, y miré por la ventana que da a la casa de al lado y entonces lo vi. Le vi mirándome, nos sonreímos, era tan pero tan guapo, y parecía agradable y buena persona. Entonces mi madre llegó a casa y tuve que dejar de mirar a ese ángel que me había pedido para quedar esa misma tarde.

-¡Hola, mamá!

-¡Hola, hija! Lo siento pero solo vengo a buscar un par de cosas del trabajo y después me voy otra vez que en la oficina hay muchísimo trabajo.

- No pasa nada mamá, otro día será-dije yo intentando reprimir mis ganas de felicidad porque mi madre no sabría que he quedado con un chico, se pondría histérica.

-Vale, lo siento, hija- dijo ella acabando de recoger sus cosas-adiós me marcho te veo esta noche.

- Adiós.

Tenía hambre así que me preparé un plato de macarrones que había hecho de ayer.

Cuando acabe de comer me fui corriendo a mi habitación y miré el reloj. Las 14:00 me quedaban tres horas para prepararme. Abrí el armario y lo saqué todo fuera.

-¿Qué me pongo? ¿Qué me pongo?- decía yo para mí misma.

Me pasé casi una hora eligiendo la ropa. Al final decidí ponerme un vestido blanco por las rodillas estilo ibicenco muy bonito que hace años que no me ponía. 

La verdad me quedaba muy bien… Miré el reloj: las 15:45 ¡El tiempo había pasado volando! Tenía poco tiempo, me fui a duchar me puse un champú que deja el pelo muy suave y con olor a flores. Me vestí y elegí una chaqueta negra básica de Mango. Me puse un poco de rímel, porque no me gustaba ir muy maquillada y parecer un payaso de feria. Cogí un bolso y me puse las manoletinas que llevaba esa misma mañana. Se ve que él me vigiló por la ventana o que tiene un sexto sentido porque estuve lista y enseguida oí el timbre de mi casa y aún  eran las 16:45.

-Hola, he visto que ya estabas lista por la ventana de mi habitación y he venido a buscarte ya- dijo el un poco inseguro, pero a la vez también sonaba maduro, definitivamente, me encantaba aquel chico.

-¿Qué hacías espiándome eh?-dije y entonces él se puso rojo- Es broma… Me parece bien que nos vayamos ahora así te enseño más cosas de Paris, la ciudad del amor- dije suspirando y después los dos nos empezamos a reír.

El primer sitio dónde fuimos fue el Arco del Triunfo, le expliqué la historia y charlamos un rato de lo que nos gustaba, después nos dirigimos al museo Louvre, vimos la exposición que había y nos fijamos en todos los detalles, salimos y sin darnos cuenta ya eran las 20:00.

-Ahora toca la Torre Eiffel, es lo que más me gusta de Paris (aparte de ti)-pese para mis adentros.

-De acuerdo, siempre he querido estar en la Torre Eiffel.

Fuimos a la Torre Eiffel y subimos has arriba del todo, donde había unas vistas impresionantes.

-¿Sabes? Te mentí, en realidad me conozco Francia como la palme de mi mano, mi padre es francés y cada verano veníamos aquí de vacaciones, y yo me pasaba los días explorando las calles.

-Entonces, ¿por qué me pediste que fuese tu guía personal?-dijo yo confusa e imaginándome una respuesta en plan: - Porque quería saber lo tonta que podías llegar a ser para acompañarme. Pero después se me pasó por la cabeza la otra posible respuesta: Porque eres el amor de mi vida llevo persiguiéndote durante meses y ahora quiero pedirte que te cases conmigo, vale creo que la primera es más probable…- no tiene sentido…

-Pues la verdad, es que cuando entre en la clase me enamoré de ti… -dijo el, ¡ay madre mía, madre mía me va a dar algo!-Y pensé que tú también por las veces que nos miramos, yo hoy por la ventana de nuestras casas… Sé que es una tontería pero tenía que estar seguro…. Supongo que no querrás volver a verme, pensarás que soy un loco pervertido que en el primer momento se enamora… Pero es la verdad me encantaste-dice el girándose para irse, ya que yo no le decía nada.

Cuando estaba a unos 5 metros de mi pensé que no podía dejarlo escapar que él a mí también me gustaba, y mucho.

-¡Espera!-dije corriendo hacia él y cogiéndolo del brazo para que quedase girado hacia mí, frente a frente-nos miramos directamente a los ojos, no sé cuánto tiempo fue pero fue ver esos ojos azules y me quede prendada- no te vayas…-conseguí decir-se lo que es sentir lo que tu sientes-y entonces me di cuenta de que lo había expresado mal y el pensaba que salía con otro chico- sé que es sentir lo que tu sientes, porque yo también me he enamorado de ti.

-¿De verdad?-dijo el buscando en mis ojos alguna señal de que aquello era una broma.

-De verdad-dije yo solemnemente.

 Y entonces decidí hacer algo que nunca me hubiese atrevido a hacer, lo miré a los ojos un poco insegura y los dos nos fuimos acercando más y cuando nosotros labios estaban a un milímetro de distancia sonó mi móvil. Los dos nos sobresaltamos y nos separamos unos centímetros.

-Es Carlos, tengo que cogerlo, nunca me llama, si me llama es porque me necesita.

Lo cojo.

-Hola, Carlos ¿Qué te pasa?-dije yo tuvimos una conversación bastante larga y acabé llorando. Colgué.

-Eh… no llores… ¿Qué ha pasado?-dijo Joel abrazándome-cuéntamelo, te sentirás mejor.

Me sequé las lágrimas y le conté lo que había pasado. El padre de Carlos había muerto.

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