La matutina brisa suave y un poco fría entró por una abertura de la ventana acompañada por los cálidos y tímidos rayos de la luz del sol. Jin se encontraba de espaldas desnudo, su respiración era continua y tranquila, su cabello castaño estaba revuelto, su pecho y cara estaban sobre el colchón y la almohada, los tímidos rayos del sol tocaron su piel con delicadeza despertándolo con dulzura a pesar del horrible dolor de cabeza acompañadas de las pulsaciones en sus sienes.
Se levantó de golpe volteando a todos los lados de la habitación de manera brusca, buscando con temor al responsable de sus sufrimiento y miedo nocturno, no encontró nada, lo único que encontró fue la luz del sol y la deliciosa brisa fresca de la mañana, reviso su cuerpo en busca de las mordidas de aquella horrible bestia, nada, no había nada, ni un solo signo que comprobara lo que había pasado anoche.
Tomo su teléfono celular aun con ojos somnolientos.
-"8:16, voy tarde"-. Exclamo con pereza mientras se levantaba de golpe, cardenal común del Colegio Cardenalicio al menos eso era lo que todos creían.
Se dirigió hacia la Capilla Sixtina con la habitual vestimenta, paso por los bellos murales y tapices, entro en la puerta izquierda hasta adentrarse en la profundidad del edificio posterior a eso bajo las escaleras hasta llegar a un elevador que lo llevo hasta una habitación sumamente iluminada y tras dejarlo pasar colocando su huella dactilar se dirigió a una habitación enorme con una biblioteca y al lado con vidrios de seguridad estaba un laboratorio y una pequeña mesa de cristal en donde se encontraban 5 sujetos encapuchados. De la misma manera con la que había acceso a la habitación principal entro y saludo respetuosamente a las 5 personas mal encaradas.
-"Buenos días jóvenes, lamento la tardanza, como se habrán enterado el día de ayer no pudimos reunirnos por un pequeño percance, espero que hayan estudiado en mi ausencia"-. Exclamó el castaño mientras veía a cada uno de sus estudiantes con detenimiento.
-"Nos enteramos de lo acontecido, no se preocupe Cardenal"-. Comentó uno de los chicos que se quitó el mando negro dejando ver su rostro amable.
-"Claro Cardenal no se preocupe ayer estuvimos todo el día aquí quemándonos las pestañas"-. Exclamó otro dejando salir una pequeña risa acompañada de humo de cigarrillo sutilmente mientras los otros 3 asentían en un modo de aprobación.
-"Esta bien chicos, comencemos"-. Sentenció Jin mientras dejaba de lado su pesada túnica púrpura.
Jin impartió la clase con ligereza, amabilidad y paciencia. Cardenal In Pectore, solo el Papa y sus fieles estudiantes sabían de su oficio real, era Cardenal Exorcista y por lo mismo nadie sabía más de lo que debía ser.
Pasaron las horas, largas horas que parecieron minutos para sus estudiantes que lo veían con admiración y con atención a sus palabras y conocimientos. Documentales, fotografías, vídeos protegidos por parte del Vaticano, escritos e incluso prendas desgarradas con sangre de victimas que aseguraron ser poseídas. Todo, absolutamente todo fue absorbido como esponjas por sus estudiantes.
-"10:15 p.m., chicos creo que es hora de que nos retiremos"-. Interrumpió Jin después de ver la hora en la pantalla del teléfono, volviendo a colocarse su sotana-. "Nos veremos mañana a las 10 de la mañana"-. Exclamó dirigiéndose a sus alumnos para después ir hacia la salida. Caminó por los extensos jardines en dirección al edificio en donde residía, un temor profundo se plantó en su estómago a medida que se acercaba el frío edificio, volteo a ver los rosales percatándose que el color blanquecino había desaparecido por completo y en lugar de este ahora se dejaba contemplar un rojo intenso que jamás había visto, rojo sangre. Con el corazón en la garganta se dirigió a paso apresurado a su habitación mientras a través del pasillo pudo divisar una sombra en la oscuridad, sus piernas temblaron haciéndolo parar de repente, un sudor frío se hizo presente en su cuerpo pasándose por todas sus venas y arterias, su respiración se hizo pesada y entrecortada llenando la atmósfera de un terror increíble, la figura oscura se acercó a pasos apresurados casi corriendo y Jin con falta de saliva no pudo hacer nada más que quedarse quieto mientras sentía unos brazos rodeándole el cuerpo. La luz de la luna dejo admirar la cara de su hermano Jae Hwan, exhalo de manera pesada relajando su cuerpo llamando la atención del menor.
-"Jin, ¿Estas bien?"-. Pregunto preocupado mientras sintió como el cuerpo de Jin se relajó bajando los hombros pero aun sin abrazarlo.
-"Claro hermano, pero si me disculpas tengo que irme a dormir, mañana tengo que dar clase"-. Exclamo Jin poniendo sus manos entre el pecho de él y el de su hermano para salir corriendo hacia su habitación con la esperanza de que no lo siguiera.
-"Amor, ¿Por qué rechazas mis caricias, hoy te extrañe mucho?"-. Con un agarre casi feroz que hizo que Jin quedara asfixiado en el pecho de Jae.
-"No soy tu amor, por favor ya trate de hablar de esto contigo"-. Con un empuje que casi hizo caer al pelinegro, Jin entro a su habitación lo más rápido posible sin poder lograr la puerta que fue detenida por el pie de Jae.
-"Jin, por favor tu sabes que lo que decías no era verdad, tú me amas y no puedes estar sin mí, yo lo sé, así que déjame pasar y dormir contigo"-. Ordeno con un tono dulce lleno de locura y furia.
-"Por favor Jae, ya te he dicho que no, quiero que me dejes en paz y que no volvamos a hacer esos actos impuros, eres mi hermano y te quiero pero no de esa manera"-. Chilló Jin mientras ponía todas sus fuerzas en cerrar la puerta que estaba empezando a hacer sonidos huecos por la fuerza de ambos.
-"¡¡¡Abre maldita sea, abre la maldita puerta antes de que...!!!"-.
-"Espera, ¿Haz conocido a alguien mas no es así? ¿Es eso? ¿Es por eso que ya no me quieres a tu lado? ¿Que? ¿Te lo hace mejor que yo?-. Gritó mientras sus uñas se clavaban en la puerta haciéndolas sangrar pero sin importarle siquiera.
-"No, no, no yo jamás..."-. Apenas pudo responder cuando cayó al suelo por la fuerza debido a que la puerta se abrió de manera violenta golpeando la pared. Jin sabía que si demostraba un poco menos de cariño hacia Jae él se pondría violento, por eso tuvo que soportar sus malos tratos, sus celos, regaños y mal carácter durante 10 largos años en los que estuvo sometido, pero después de esos dolorosos años no pudo más y empezó a demostrar sus verdaderos sentimientos. Quería a su hermano pero no de esa manera mórbida.
-"Hermano por favor tranquilízate, no deseo esto, te quiero de verdad pero no así, no quiero lastimarte, lo siento"-. Siendo tomado de la camisa negra que vestía lo arrodillo, el castaño empezó a sollozar y tomándolo de la manga de la camisa de su hermano esperó el primer golpe.
-"Tú tienes la culpa de todo, tú me provocas, eres el culpable de todos mis pecados"-. Bufo de manera brusca y el mayor arrodillado solo comenzó a llorar de manera desconsolada esperando el doloroso golpe que le esperaba por desobedecerlo. Con los ojos nublados por las lágrimas y la cabeza baja vio como la sombra de su puño se acercó aceleradamente, cerró los ojos y su cuerpo se puso duro para soportar más el golpe, pero no, no lo sintió; En su lugar una voz se hizo presente en la habitación interrumpiendo toda acción...
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Los Vigilantes
FanfictionTierra de los pecados, mentes perversas y bocas malditas que mienten. ¿Acaso tu crees que no haz cometido pecados y que Dios te acogerá en sus brazos y te recibirá en su cielo eterno? No es vida si le quitas los placeres mundanos, déjate llevar que...