Capítulo 8

50 7 0
                                    

Seok Jin con toda la paciencia del mundo le pudo enseñar a colocarse la sotana y la birreta, mientras lo ayudaba a vestirse pensaba en un plan para que no fuera tan raro que lo siguiera a todos lados, pensó mucho hasta que logro encontrar una excusa perfecta.

-"La cuestión ahora es Jae, tendrás que decirle que eres el vacante para ser mi alumno ya que el pasado renuncio ¿okay?"-. Con un dedo enfrente del moreno, Jin explico brevemente lo que diría el moreno es caso de que Ken se le ocurriera entrevistar al moreno, este solamente lo escucho con suma atención mientras veía como le ayudaba a vestirse.

Se dirigieron hacia la basílica de San Pedro, se percataron que una gran cantidad de personas esperaban la explicación de lo acontecido, alrededor de diez cardenales se encontraban ahí también, empezó a buscar a Jae, pero no lo encontró, junto con el moreno se colocaron en medio esperando a el mayor mientras recibían flashazos provenientes de los fotógrafos que entusiasmados lo esperaban una noticia tan relevante en las que se pudiera tomar en cuenta su trabajo; Entro Jae al ojo del público y se colocó en medio de los presentes, se sentaron y con micrófono cerca comenzó:

-"Buenos días mis queridos oyentes, soy Kim Jae Hwan el Sumo Pontífice de la iglesia católica, hace unos días recibimos perturbaciones a nuestra sagrada iglesia por parte de sectas no religiosas que nos acusan de distintos fraudes los cuales todos son difamaciones, nuestra iglesia nunca ha sido participe de los delitos que se nos han acusado y quiero aclarar este punto con pruebas que hemos recolectado junto con la policía romana que nos ha ayudado fielmente, les agradezco de todo corazón que puedan ayudarnos a mostrar la realidad de esta cruel y vil mentira"-

Su explicación a cada una de las preguntas de los reporteros fue atendida con diligencia y una gran sonrisa en el rostro, solamente dos veces las preguntas necesitaron de un apoyo por parte de demás cardenales, termino la conferencia y cada uno de los presentes quedo satisfecho con las respuestas que fueron dadas por el Papa, mas sin embargo a Jin lo dejo inquieto, sumamente inquieto y preocupado, tomo a Nam de muñeca dirigiéndolo a al interior de la basílica para después llevarlo junto con los demás alumnos de su clase; Una mano grande con una fuerza escalofriante lo hizo detenerse en seguida, Jae lo había tomado del brazo inmovilizando dejando ver su rostro tranquilo mientras escondía una furia y una rabia increíble en ella.

-"Hermano, no nos hemos visto desde ayer en la mañana, ven necesito hablar contigo de un tema urgente"-. Con una fuerza aterradora Jae jalo a Jin casi a rastras mientras el mayor trataba de soltarse soltando pequeños sollozos casi inaudibles y leves muecas de dolor.

-"A-a-ahora no puedo hermano, lo siento mucho pero tengo que ir con mis estudiantes que me esperan"-. Respondió Jin con falta de saliva a causa del dolor y del miedo, tratando de tomar el hombro de Namjoon sin percatarse la mirada lasciva que este le daba al pelinegro.

-"No se preocupe cardenal Seok Jin, yo le avisare a mis compañeros que usted tardara unos minutos más"-. Dijo rozándole la mano para después ponerla en el hombro del castaño y este le dirigió una mirada que suplica que fue cambiada al instante debido a una gruesa voz en su cabeza.

-"Ve con él, no te pasara nada"-

Retumbándole esa voz en la cabeza asintió ligeramente hacia el pelinegro el cual lo miraba de manera furiosa.

-"Esta bien Namjoon, por favor avísales a los compañeros, en un momento voy"-. Exclamo Seok Jin dirigiéndose a Jae mientras el menor salía de su vista. Jae lo llevo arrastrando a una pequeña habitación en donde había sillones preciosos tono coral, tazas de té y una chimenea que ardía en fuego.

-"Bien, ahora que estamos solos quiero dejarte algo claro"-. Susurro el menor mientras invitaba a Jin a adentrarse en la habitación y sentándose en uno de los sillones prosiguió.

-"Por última vez te lo repetiré así que espero que escuches con atención, no pienso dejarte ir, no pienso dejar que me dejes y te vayas con alguien más, te he dado mi vida entera y te has aprovechado de mi haciéndome pecar y eso, eso no se arregla con ninguna disculpa, así que te quedaras conmigo hasta que yo lo decida, además si se te ocurre intentar algo te perseguiré hasta encontrarte y hacerte pagar por lo que me has hecho"-. Exclamo admirando el filo brillante una pequeña daga que había sacado de su pantalón, se acercó peligrosamente a Jin, con la mirada de lunático se inclinó y rozó con su aliento la cara del castaño haciéndolo temblar del miedo sin poder moverse, tomo su mano derecha y en uno de sus dedos dejo un anillo plateado brillante del que resaltaba un verso en latín: "Amore Meum" posteriormente tomo la pequeña daga y con su filo paso por los labios de Jin, después por su frente y por ultimo a su mejilla izquierda hizo un poco de presión en la punta dejando ver un doloroso hilo rojo que se empezó a engrosar y que ardía a muerte mientras el castaño dejaba caer lagrimas desesperadas, las lágrimas se mezclaron con la sangre difuminándola poco a poco mientras recorría desde el pómulo hasta el cuello haciendo un hermoso cuadro de sumisión, dolor y terror interpretado por Seok Jin.

Jae enloqueció por un momento al verlo así de indefenso, sometido y dependiendo por completo del pelinegro el cual se encontraba sonriendo como psicópata, su corazón latía rápido con emoción y con una mínima parte casi inexistente de dolor. Esa sensación lo estaba envolviendo por completo, para él era su felicidad y su adicción, mientras que para Jin aquello el acto más miserable de su vida, el más doloroso y cruel. El menor vuelto loco con aquella visión preciosa se acercó a milímetros del rostro de Jin, sujeto sus muñecas con fuerza con una de las manos que tenía libre mientras que con la otra mano sostenía fuertemente la daga haciendo un poco de presión en el cuello del castaño, lo miro un momento dejando ver su belleza asquerosamente embriagante y sin más le dio un tierno y corto beso en los labios de su víctima, sus labios con sabor a hierro y sal solo terminaron por desquiciarlo, comenzó a morder sus labios con tonos claros de morbo y locura, paso sus labios por el cuello del mayor dando pequeñas mordidas dolorosas que lo hacían soltar sollozos y lágrimas, sin importarle en los absoluto al menor bajo la mano en la que sostenía la daga hasta los pantalones haciendo sonar fuertemente su bragueta, los ojos del Jin solo pudieron cerrarse hasta que sintió la presión en sus ojos, quería que ese dolor acabase rápido y soltando más aun su llanto empezó a musitar sonidos desesperados que solo hicieron exasperar al menor.

-"¡Cállate maldita sea!"-. Gritó con una fuerza que lleno la habitación haciendo sonar un poco de eco al mismo tiempo que resonaba un sonido hueco.

Le había dado una cachetada en la mejilla que momentos atrás había lacerado, con la mano llena de pequeñas gotas de sangre y lágrimas diluidas, con furia en sus ojos Jin solamente pudo callar y en su mente empezó a rezar, Jae tomo su mano en la que sostenía el cuchillo y comenzó a desabotonar el pantalón jalándolo hacia abajo de golpe mientras que sus piernas aprisionaba las del castaño dejándolo inmóvil una vez más, comenzó a frotar su cuerpo con el de Jin impacientándose tomo su pene y lo direcciono a la entrada del mayor, comenzó a entrar lentamente pero a la vez con fuerza acallando los gritos de Jin con la mano de la daga, sintió escurrir sus lágrimas en sus dedos. Jin estaba a punto de vomitar, el pánico y el dolor le estaban llegando hasta la columna vertebral haciéndolo temblar.

-"Jin..."-. Exclamo el menor mientras lo veía a la cara los ojos abiertos y con las pupilas extremadamente dilatadas, sus ojos empezaron a tornase de un rojo brillante como si los capilares de sus globos oculares hubieran explotado.

-"Jin... perdóname"-.






Los VigilantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora