Después de la apreciación de cada una de las fotografías y las pinturas, Namjoon tomo su valija y la preparo, su ropa, una cámara réflex y la cámara que le había comprado Jin; Decidió hacer de comer a Jin el cual se encontraba dormido en la habitación del moreno.
El mayor se levantó como un zombi por el delicioso aroma de horcakes, salchichas y huevos fritos; Al llegar a la cocina se enterneció por lo torpe de los movimientos del moreno al que se le caía la leche o revotaba algún plato, Jin se quedó mirándolo hasta que se sobresaltó al llamado del menor.
-"Y sigues con tu manía de espiarme"-. Dijo ruborizado en medio de una sonrisa ladeada mientras se volteo hacia el mayor.
Jin no contesto, solo se tapó la cara con sus manos y después se dio cuenta de que el pijama que traía puesta no era de su pertenencia.
-"M-me pusiste tu ropa..."-. Dijo Jin con la cara enrojecida yéndose a sentar a la mesa en donde Namjoon había puesto el desayuno.
-"Si bueno, mi ropa te queda bien"-.
El desayuno transcurrió en silencio entre suspiros y sonrisas leves, Jin a pesar de la felicidad que sentía al estar con el menor sentía su culpabilidad por dejar a Jae Hwan y su iglesia, Ken siempre lo había retenido y manipulado a tal grado de que Jin sentía la necesidad de ir a donde se lo indicaba el menor, desarrollo una co-dependencia después de la muerte de su padre y eso lo llenaba de inseguridad e incertidumbre, en cuanto a su iglesia, su mente siempre estaba entre la espada y la pared, su creencia en Dios era verdadera y devota pero sus vivencias a las que era sometido lo hacían sentirse indigno y deshonroso, Dios odia a los homosexuales y él lo era, eso le dolía en el alma pero no podía manipularlo o dejar de sentirlo además que desde hace tiempo había dejado de pensar en Dios como solía hacerlo cuando falleció su padre y madre; Namjoon pudo observar el cambio de expresión del mayor y le preocupo, le aterro que lo dejase, no quería que Jin lo rechazara, él lo amaba desde que era un niño, sus pensamientos se volvían retorcidos.
-"Jin, ¿estás bien?"-.
-"Nam, me siento mal -dijo cabiz baja mientras que el moreno se acomodaba en su asiento para escucharlo con toda la atención posible- creo que he sido un completo mal agradecido, he dejado a Jae Hwan, no es que lo quiera o algo así pero él me ha protegido y..." -dijo siendo interrumpido por el menor que se levantó de la silla y se arrodillo ante el poniendo su cabeza entre las piernas de Jin.
El mayor siguió desahogándose con el menor que lo escuchaba con lujo de detalle como si no quisiese perderse ni un detalle del sentir del castaño, después de una hora entera de explicación se convenció mas de que aquel joven era un ser puro, precioso e inocente que a pesar del horrible trato que recibía de las personas el seguía siendo amable.
-"Nam...-dijo el castaño obteniendo toda su atención- ¿Sabes dónde está la tumba?"-. Preguntó con una mirada de inquietud e inocencia.
El menor solamente asintió poniendo su expresión de desconcierto y terror ya que no estaba seguro de el paradero de esa lapida fuese de ayuda en algo para detener su estado de debilitamiento.
-"Jin, no vuelvas a la iglesia"-. Dijo casi en un susurro mientras bajaba la cabeza, Jin estaba preocupado y sorprendido ante la súplica del menor, estaba a punto de decir algo pero fue interrumpido.
-"Larguémonos de aquí Jin, no vuelvas a la iglesia ni al conclave"-. Suplico de nuevo pero esta vez con los ojos cristalinos.
-"¿Irnos? ¿A dónde Nam?, tengo miedo de que Jae nos busque"-. Contesto en un tono cortado, no le gustaba que el menor se pusiera de ese modo, no le gustaba en lo absoluto ver como sus hermosos hoyuelos se transformaban poco a poco en una expresión de tristeza.
-"Iremos a Francia Jin, iremos a buscar la tumba y viviremos con Rameel"-. Dijo entusiasmado al ver que Jin no lo estaba rechazando, pero su mueca cambio a una graciosa al saber que el mayor no sabía quién era el sujeto al que había mencionado al final.
-"¿Rameel?"-. Dijo ladeando la cabeza.
-"Oh bueno, no le agrada que lo nombren por su nombre real así que... luego te hablo más de él..."-. Aclaro el moreno mientras le daba pequeños besitos en la cara a Jin, sonrojándolo a muerte.
-"Tendré que cambiar de numero Namjoon, es hora de irnos, prepara todo –Y que Dios nos acompañe-"-. Dijo entre sí para después abrazar al moreno que sonreía como el ángel que era.
Jae Hwan despertó, todo era un caos, uno de sus cardenales de confianza le informo todo lo que había sucedido en su ausencia, el médico le dio el alta pero debía mantenerse con los ojos vendados ya que las heridas en sus cuentas debían sanarse, no podía ver nada, nada de nada y eso empezaba a molestarle; Estaba furioso a muerte, ¿Cómo era posible que el imbécil de Seok Jin se hubiese atrevido a dejarlo? No, debía encontrarlo y así hacerle saber que era de su propiedad y que no podía hacer nada ante su fuerza, así lo veía el, como un ser sin voz ni voto, alguien manejable e insignificante, se fue a sus aposentos y se dispuso a meditar cuál sería su plan, el conocía lo suficiente bien a Jin y sabría que aquel moreno estaba con el...
-"¡Maldita sea!, ese es el infeliz con el que me ha engañado"-. Gritó arrojando con gran fuerza una de sus sillas.
-"Cardenal ¿se encuentra usted bien?"-. Pregunto el jovencito que entro a la habitación con expresión de preocupación.
-"¿Quién eres tú?"-. Pregunto Jae mientras lo buscaba de lado a lado con su sentido auditivo.
-"Estoy aquí –dijo poniendo una mano en su hombro- mi nombre es Lee Junseo, el cardenal Wang me pidió que lo cuidase"-. Explico el chico mientras le daba una sonrisa.
-"No necesito a nadie"-. Gruño Jae Hwan mientras buscaba con sus manos otra de sus sillas para dirigirla cerca de la chimenea.
-"Aquí esta cardenal ¿quiere que la acerque a la chimenea?"-. Dijo servicial Junseo.
-"¿No te vas a ir verdad?"-. Pregunto Jae Hwan mientras dejaba que el chiquillo acomodase.
-"No puedo irme cardenal, le he prometido al cardenal Wang que lo cuidare todos los días hasta que se recupere y pueda ver de nuevo"-. Explico el menor mientras le ayudaba a buscar la silla a Jae.
-"¿Eres cardenal?"-.
-"No, soy seminarista y estoy aprendiendo del cardenal Wang"-. Explico mientras le acercaba una taza de té al mayor.
-"Bueno ya ya, ya basta con el cardenal Wang"-. Exclamo fastidiado y tomo la tasa.
-"Cardenal será mejor que no se quede mucho tiempo cerca del fuego, podría hacerle daño"-.
-"¿En serio quieres ayudarme?"-. Pregunto de repente haciendo callar al menor que se lo tomo con toda seriedad.
-"Por supuesto cardenal"-. Afirmo.
-"¿Eres capaz de guardar secretos?"-. Pregunto Jae mientras bebió un largo trago de té.
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Los Vigilantes
FanfictionTierra de los pecados, mentes perversas y bocas malditas que mienten. ¿Acaso tu crees que no haz cometido pecados y que Dios te acogerá en sus brazos y te recibirá en su cielo eterno? No es vida si le quitas los placeres mundanos, déjate llevar que...