Querido Diario:
Ya pasaron más de dos semanas, él aún no aparece.
Perdí esperanzas de volver a verlo, había sido emocionante pero ahora debía bajarme de las nubes. Aunque gracias a la ilusión de volverlo a ver me había esmerado en llegar temprano al trabajo, se había acabado y ahora volvía a ser un fastidio.
En fin, no esperaba otra cosa.
Aunque mentiría si dijera que no siento está extraña sensación en el pecho, ese sentimiento llamado decepción.