Capitulo 44✔

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New Orleans, Luisiana

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New Orleans, Luisiana

Adam

El sexo del bebé permanecía a oscuras de los demás, Katherine quería que fuese una sorpresa, mi bebé a pesar del genero ya tenía una carga muy grande, ser el primogénito del Diablo Italiano te entregaba al mundo con una lista de enemigos en el ADN y su madre, el Diamante Ruso estaba haciendo su propia colección.

El embarazo no la había aminorado, seguía dando ordenes desde su pequeña zona residencial, de la que a penas salgo. No me quiero perder nada de lo que sucede con mi heredero y su madre. Conquistarla nunca se me había tornado tan difícil, mucho de la vieja Katherine se había ido, pero aun quedaba esa calidez que tanto quería esconder bajo la sangre que sus lobos derramaban por ella y para ella.

Mis ojos comenzaban a verla de otra manera, más clara, mas alerta, mas consiente del enemigo formidable que sería para cualquiera, incluso para mi.

Su abultado estómago no le impedía poner mano firme y mantenerse en la cabeza de sus hombres. En Rusia la mano de John era muy importante y todos sabían bajo el nombre de quien ejercía su poder. Pero sabía que su propio poder se hacía cada vez mas grande bajo las sombras y túneles de los que Ansra una vez me habló.

Mis manos se enroscaron en la manija del auto que me había traído hacia Katherine, quien estaba viendo como descargaban la mercancía en el puerto. Avancé con paso ligero y varios hombres rodeándome con las manos listas en sus armas, aun no era bien recibido entre los hombres del Diamante Ruso.

— ¿Qué crees que haces?— solté al llegar donde está ella.

Me miró sobándose la panza.

— Trabajando.

— Tenías que estar en la consulta con la ginecóloga a las 9, son las 11. — dije entre dientes. Me miró con sorna.

— Ella trabaja para nosotros, que me vea después de almuerzo en nada cambia. Sin embargo si el negocio sale mal, no tendré el dinero para darme ese lujo.

Di un paso hacia adelante robándole espacio personal y sentí la tensión de nuestros hombres.

— No deberías estar trabajado en primer lugar.

— No creas que me quedaré en casa todo el tiempo, así como tu tienes responsabilidades como el Diablo italiano, yo las tengo como el Diamante ruso. El embarazo va mejor que nunca, si no fuera el caso, sería la primera en atarme a la cama.

—El que te va a atar a la cama soy yo, si sigues así.

— ¿Así como? — preguntó altanera.

— Malcriada, niñata y con ganas de una buena surra.

Nos quedamos mirándonos con viejos recuerdos en la mirada y supe cuando bajó las armas.

— Hablaremos mejor en el carro, está empezando a hacer frío. — concilié.

Marcada Por Un Mafioso©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora