Daniela Vega, dieciocho años, una vida perfecta, vive con su padre y su nana, su madre falleció cuando ella apenas era una niña.
Brian Louis, veinticuatro años, desde que tiene uso de razón su vida estuvo resuelta, pero, a los diecisiete años le toc...
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Me aterrorice Brian me tomo por el brazo, me levanto con fuerza, me llevó hacia la sala y me tumbó al sofá.
—¡Mi esposa! ¿Y no sabes lo que me gusta? — me miraba tan feo que me asusté mucho más.
Me levanté y lo encare
—Te recuerdo que no soy tu esposa porque quiero — solté lo más fría que pude, me arme de valor para enfrentarlo — así que no vengas con las estupideces de que "porque eres mi esposa tienes que saber que me gusta y que no" porque no va a ser así, porque no me importas.
Lo que paso fue muy rápido, me dio una cachetada, pero fuerte, tan fuerte que me tumbó de nuevo al sofá.
—¡TE IMPORTE O NO ERES MI ESPOSA!— intento pegarme de nuevo pero se detuvo, soltó aire por la nariz y salió de la sala dejándome ahí.
¿Qué? ¿Con quién me había casado?
No puedo creerlo, mi papá me metió al mismísimo infierno.
Subí a mi habitación, me di un baño y me puse un pijama negro la cual está compuesta por un pantalón y una blusa. Brian entró y se sentó en el borde de la cama, yo estaba parada en la puerta del armario.
—Mañana saldrás conmigo — dijo frio y sin mirarme.
—¿Para dónde? — pregunté observándolo.
—No te incumbe.
—¿Y qué te hace pensar que quiero salir contigo?
—No te estoy preguntando si quieres. — paso su mano por el cabello algo frustrado.
—Pues, te recuerdo que soy tu esposa, no tu empleada o una puta ficha que mueves a tu antojo. — camine hacia la cama, y me senté recostando mi espalda en la cabecera.
—YA TE DIJE — salió de la habitación. Me acosté y caí en un sueño profundo.
...
—¡Señora! ¡Señora! — escuché, entreabrí los ojos y era Amalia — señora el señor la está esperando, que se prepare que saldrán juntos, hago una mueca de fastidio.
Me levanté, hice mi rutina de baño, me puse unos jeans, una camiseta negra mangas cortas y unos converses negros, recogí mi cabello en una coleta alta y justo cuando detalle mis rostro en el espejo la vi, la marca de la palma de su mano, con las yemas de mis dedos la tanteé un poco y el ardor fue inmediato, intente maquilármela un poco con base y polvo y minoro la marca.
Baje las escaleras, Brian estaba en la sala, llevaba puesto unos jeans, una camiseta blanca mangas largas, unos tenis blancos y una gorra blanca. No te diré mentira se veía hermoso y muy, muy sexy, pero luego recuerdo la cachetada y se me pasa.
—Vamos — dijo igual de frio.
—Pero tengo hambre — proteste.
—Allá comeremos — lo seguí hasta la puerta, subimos a su auto deportivo.
Llegamos a un club habían muchas chicas y chicos en mesas en forma de círculos tomando y riendo. Brian llego a una mesa donde habían dos chicos y dos chicas, los saludó.
—Ella es Daniela. — dijo llamando la atención de todos.
Un chico de cabello negro y ojos marrones, me tendió la mano.
—Hola, me llamo James — tome su mano y le di una sonrisa de boca cerrada.
—Alison — dijo una chica rubia y de ojos azules, que estaba sentada junto a James. La salude.
—Andrés — dijo un chico rubio y de ojos azules, creo que son gemelos él y Alison, él está sentado al lado de Alison.
—Y yo soy Yuly — me dijo la chica crespa de ojos verdes, muy linda por cierto, ella estaba sentada al lado de Andrés.
—Ella es mi esposa. — hablo Brian
—¿Esposa? — preguntó Andrés, mientras todos me miraron como bicho raro.
—¿Cuándo te casaste? — habló Alison.
—¿Por qué no la conocimos antes? — dijo esta vez James.
—Déjenme y les explico — Dijo Brian, con una sonrisa maliciosa la cual me heló la sangre, su vista paso a los chicos. — me case hace unos días, su padre me la cambio por una de mis empresas — vaya presentación Brian Louis. — todos me miraron y soltaron pequeñas risitas.
—¿Qué hermoso cierto? — dije con rabia— que tu padre te cambie por una empresa... pero lo más hermoso aún es que te cases con un completo imbécil —Brian tensó su mandíbula y me observó — que te obliga hacer cosas que no quieres y se desquita la rabia dándote cachetadas. Que hermosa mi vida. — acote con sarcasmo.
Brian me tomo fuertemente de brazo sacándome casi arrastras del club dejando a los cuatro chicos boquiabiertos, nos subimos a la camioneta.
El camino fue silencioso y con miradas de odio. Al llegar subo a mi habitación de inmediato y me tiro a la cama boca abajo enterrando mi cara en una almohada, escucho la puerta abrirse y cerrarse de un portazo. Me volteo y Brian está furioso, me toma fuerte de la cola obligándome a levantarme.
—¡¿Qué?! ¡¿Que te pasa Brian?! ¡SUELTAME! — grite, su mirada estaba llena de furia, me dio una cachetada pero esta vez no tan fuerte.
—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tuviste que decir eso?! — me jalaba más fuerte.
—¡Por la misma razón que tu dijiste que mi padre me cambio! ¿Por qué me obligaste a casarme contigo?