XI

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— hablen ya, queremos saber la gran noticia— dijo mi madre sentada a mi lado, mi padre observaba a mi hermana y a su esposo

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— hablen ya, queremos saber la gran noticia— dijo mi madre sentada a mi lado, mi padre observaba a mi hermana y a su esposo.

Ambos luciendo una radiante sonrisa ¿por qué a mí se me hacía tan imposible sonreír delante de ellos?

— no sé como decirlo— dijo mi hermana riendo, su entusiasmo me llenaba de felicidad, amaba ver sonreír a mi hermana, haría lo que fuera porque estuviera feliz.... Lo que fuera.

— habla ya hija. No hagas esperar mucho a tu padre y dime el porqué de tu bella sonrisa.

— papá, mamá, hermana... Estoy embarazada...

— ¡que felicidad!— dijo mi madre acercándose a ella para luego abrazarla.

— felicidades— dijo mi padre a Roberth. Ellos los felicitaban y yo me levante.

— felicidades hermana— dije para luego abrazarla— que feliz me siento al saber que estas feliz con tu familia— mis palabras eran verdaderas, nada me llenaba más que verla feliz.

— Gracias Jane— dijo dándome una sonrisa. Mire a Roberth y le extendí mi mano.

— felicidades, Roberth— él tomo mi mano aceptando mi saludo y luego la soltó.

— un felicidades de tu parte, este día no podría ir mejor— comento, no me causaba gracia, ni la más mínima.

Al llegar la noche abrí la ventana como todas las noches. La noticia de mi hermana hizo que mi cabeza diera vueltas.

Mire por la ventana observando el cielo, hoy no había una luna, el cielo solo era alumbrado por la infinidad de las estrellas, como en esa noche...

Necesitaba huir de mi pasado, necesitaba sentir el calor volver a mi cuerpo, la calma habitar en mi ser, necesitaba salir de la oscuridad en la que había caído.

Una sonrisa, un buen comportamiento y una positividad que no existía fue lo que use para que nadie viera que debajo de esa sonrisa había lágrimas, que debajo de ese comportamiento tan bueno había una maldad capaz de todo, que detrás de esa positividad había una chica tan negativa que detestaba a todo el mundo.

Me acerque a mi cama y limpie la lágrima que había salido, pude con esto por años, no caería ahora, no lo haría, mi vida tenia un propósito.

Me recosté y deje que el sueño ganara.

Mis manos eran cubiertas de un rojo carmesí, mi ropa estaba llena de tierra y dos personas me miraban con horror.

— Jane... corre— dijo una de esas personas, me levante con miedo para luego correr, corría y volvía a aparecer en un bosque.

— Jane...— esa voz... Esa voz que provocaba mi mayor miedo se hizo presente, cuerpos sin vida pasaban ante mis ojos, me detuve cerca de un risco y vi a un hombre parado.

La Niña de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora