La Niña de Drácula

XLIV

— la llevaré conmigo— dijo Gadiel.

— ¿estás seguro?— preguntó Salome dudando.

— si, no tienes que preocuparte Salome.

— ¿Jane?

— Vendré al amanecer— dije y ella asintió.

Salimos del departamento de Salome y subimos al de él, al entrar el calor volvió a mí.

— ¿Helen?— pregunte.

— salio.—eso me alegraba.—vamos—lo seguí escaleras arriba.

Abrió la puerta de su habitación y entre.

— traeré ropa para que puedas cambiarte.

Me senté en la cama.

— quiero dormir ya, lo único que quiero es que este día acabe.

Gadiel camino a mí y se recostó junto a mi lado, su mano tomó la mía dándole calor.

— gracias por confiar en mí...— susurro besando mi mano.

Lastimosamente él no confiaba en mí.

— te amo— volví a decir, sus ojos celestes observaron los míos.

Se levanto y apago la luz para después volver a mi lado, sus brazos me atrajeron a su cuerpo, volví a sentirme protegida.

— ¡tu la mataste!— me gritó Andrew con fuerza

— yo...— solté el arma.

— Jade....— busque de donde provenía esa voz.

— Andrew...— lo llamé pero él ya no estaba.

— la mataste.... a la amante, a tu sobrino y Darios casi no lo logra...

— Andrew....

— corre— esta vez no hice caso a lo que me decía— ¡corre!— cerré los ojos con fuerza deseando olvidar lo que veía.

— Mi querida Jane...— una mano acarició mi brazo, al voltear observe a Gadiel.

— Gadiel sácame de aquí— llore.

Su mano apartó mi cabello de mi cuello.

— Gadiel...— lo llame.

— Jade...— esa voz, yo no era Gadiel quien llamaban.

El viento me hizo reaccionar, mire el acantilado.

— lo lamento...—una mujer idéntica a mí lloraba con intención de tirarse.

— ¡no lo hagas!— grité al mismo tiempo que ella se dejaba caer.

— Jane...