XXIII

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El lunes había llegado y Kendal y Santiago estaban a mi lado

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El lunes había llegado y Kendal y Santiago estaban a mi lado.

— la fiesta estuvo épica— dijo Kendal con una sonrisa.

— si que lo estuvo— comente, ambos no notaron que me había ido, supongo que bebieron tanto.

— por cierto, Darios te estaba buscando — dijo Santiago.

—  ¿a mi?

— si, estuvo buscándote toda la noche, supongo que no te encontró por tanta gente que había en la fiesta.

— seguro fue eso... Los veo luego—me despedí y entre a clase de química, el profesor no había llegado y todos hablaban entre ellos. 

Me senté en una silla cerca de la ventana y quede concentrada en el movimiento de los árboles por el viento.

Los frondosos árboles verdes daban tranquilidad a ese bosque, no había ido ahí desde el incidente con el profesor Cooper, aún no me lo puedo creer...

¿como es que Galati llego a esto? Ahora caminar por las calles ya no era nada seguro.

— Jane— levante la mirada observando a Darios.

— hola— salude, él se sentó a mi lado y sonrió.

— ¿extrañas ir al bosque?— preguntó y negué.

— creo que aún me da pánico— me alegraba poder hablar con él.

— ¿quieres caminar por los pasillos?— negué con la cabeza.

— el profesor de química no tardara en venir.

— pero hoy no tenemos química.

— ¿como lo sabes?

— eres tan distraída...

— tú sabes que lo soy...

— claro que lo sé, no te recordaste de nuestro primer mes de novios— reí.

— te pedí mil y un disculpas, siempre fui una mala novia.

— para mi eras la mejor— me extendió su mano y yo la tome.

Con la otra mano tome mi mochila  y la puse en mi hombro.

— el profesor de química no vendrá porque esta pasando un mal momento, la chica que murió hace unos días era su hija.

— que mal...— dije con tristeza.

— ni que lo digas.

Salimos de la clase, Darios no soltaba mi mano y me guió hasta la cancha de la universidad, un lugar amplio, a lo lejos observamos a los jugadores.

Nos detuvimos detrás de las gradas y cuando estábamos ahí vi sus intenciones.

— ¿recuerdas que solíamos venir aquí?— asentí con la cabeza.

La Niña de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora