XLV

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—¡tuve que decirle!— gritó Helen

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—¡tuve que decirle!— gritó Helen.

— ¡no habia razon alguna para que le hablaras de ella!

— solo le dije quien era para ti, no le dije su nombre así que no tienes que preocuparte, es solo una niña después de todo.

— sabes que no le gusta que la llames así.

— es mejor que llamarla Jade...

— no digas nada.

— no intentes callarme, ya estoy cansada, delante de ella la llamas Jane pero cuando no está delante de ti la llamas Jade, Jade, Jade, ella no es Jade ¡entiende de una vez por todas que Jade murió!

— ¡callate!

— es la verdad, si estas con ella es porque es tan idéntica a tu antigua amada, lamento no ser como ella, luche por tu amor miles de veces y dejaste pasar a la niña como si nada...

— guarda silencio...— ordene cansado. 

— ¿cuando le diras quien eres? ¿que volverás a irte y a dejarla?

— no la dejare...— conteste.

— tienes que hacerlo... Es eso o decir la verda, decir lo que has hecho...

Mi boca se empezó a sentir seca, camine al refrigerador y saque la bolsa de sangre, la abrí de inmediato y la deposite en el vaso.

Helen me miró y luego arrugó el rostro, su expresión cambió y salió corriendo al baño.

Deje el vaso ahí y la seguí, salió del baño limpiándose la boca.

— ¿qué te pasa?— pregunté.

— nada...

— jamás habías vomitado al verla...

— tuve nauseas, no lo aguante...

— has tenido náuseas los últimos días...

— estoy bien... Pero tú querida niña debe saberlo si no quieres dejarla.

— Santiago también...

— el niño no lo aceptara, estás arruinado Drácula...

— Iré con ella...

— ella ya no confía en ti.

— yo tampoco lo haría....

Salí de su cuarto y camine al mio, al llegar abri el cajon de mi mesa de noche y saque la carta, tenía que volver a Transilvania...

Tenia que buscarlo y si seguía vivo tendría que matarlo, pase meses buscando a ese bastardo y ahora que lo encuentro no puedo deshacerme de él.

El hablara solo si ve a Jade... A pesar de los años su obsesión por ella no a acabado, él sigue estando ahí a pesar de que por su culpa murio ella...

Salí del departamento y camine al de Salome, toque la puerta repetidas veces, Salome fue la primera en salir.

— quiero que le digas ahora mismo quién eres, ya estoy arta de ver sufrir a mi prima, dile ahora mismo quién eres y qué quieres de ella...

Estaba en el sótano...

Corrí al sótano, al abrir la puerta el viento golpeo mi rostro, me hubiera gustado decir que tuve frío pero no sentí nada, Jade estaba ahí parada, su silueta me recordaba a ella.

— Jade— maldecí al confundirme.

— Ahora que lo pienso... Me confundes con ese nombre desde hace mucho, al principio creí que eras un idiota, pero luego me di cuenta que hay un motivo...— sus ojos atraparon los míos.

— Jade era el nombre de la mujer que amo— me acerque a ella.

— ¿la mujer a la que desposaste?

— si... — ya estaba anocheciendo y no quería hablar de Jade, ni de lo que era— sera mejor entrar.

— llegaste aquí por un motivo... ¿cual era?

— nada importante.

— dime cual era

— no impor-

— ¡habla ya!— grito.

— no quiero que te alejes de mi al saberlo.

— te conté lo que hice pero tu no eres capaz ni de contarme quién eres...

— ¿quien soy?

— Como veo que no lo dirás— dijo rendida— no quiero verte de nuevo, ahora vete porque ya no me preocupare por esperar tu llegada...— empezó a caminar con intenciones de irse pero tomé su brazo.

— yo....— cerré los ojos y ella apretó ligeramente mi mano.

— dilo...

— yo.... Vivo desde hace mucho, más de lo que puedo acordar— ella toco mi pecho, el lugar en donde debía estar mi corazón— estoy muerto y a pesar de esto me tienes delante de ti...

— sé que eres... — abrí los ojos y ella sonreía cálidamente— y lo sé no gracias a ti, lo sé gracias a Salome, lo sé gracias a Santiago, él tuvo el valor suficiente para decirle a ella quien es ¿y sabes porque lo hizo? Porque la amaba... Tal y como tu amabas a Jade...

— ¿quien te lo dijo?

— llegue a la conclusión luego de pensar tanto.... ¿tan idéntica soy a ella?

— tu eres ella— tomé su mano y la coloque en mi mejilla sintiendo su calor.

— no, yo soy Jane Stanley, yo no soy tu amada Jade... Lo lamento...

— su alma vive en ti...— ella limpió la primera lágrima.

— pero no soy ella, Jade murió...

Jade...

— te amo Gadiel, en verdad te amo y es por eso que quiero que sanes— apartó su mano de mi rostro—  yo también quiero sanar...

— Jane...— la llame.

— dame tiempo y date tiempo a ti, dejame sanar y en el proceso sana tú, no lo haremos juntos pues solo creo que nos lastimaremos más, tú creyendo que soy tu antigua amada y yo creyendo que sé todo sobre ti cuando en realidad no sé ni tu verdadero nombre...

— Jane...— la llame derrotado, ella empezó a alejarse— Drácula... Drácula Collins— dije mirándola, ella seguía de espaldas.

— sigue sanando, Drácula Collins...


Lamento la tardanza en actualizar, muy pronto se acerca La esposa de Drácula ya que este es uno de los capítulos finales...

La Niña de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora