XXVII

3.2K 411 112
                                    

Bendito viernes, no había logrado dormir toda la noche, cada vez que cerra los ojos aparecía él con una sonrisa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bendito viernes, no había logrado dormir toda la noche, cada vez que cerra los ojos aparecía él con una sonrisa.

Cerré mi casillero con fuerza espantando a los que pasaban a mi alrededor.

Esto en verdad estaba mal...

— Jane... ¿podemos hablar?— Mire  Darios.

— no— dije clara, intente irme pero como cualquier hombre estúpido tomo mi brazo—me sueltas o grito.—Darios arqueo las cejas.

— no serias capaz...— abrí lentamente la boca con intención de gritar pero cubrió mi boca—okey no lo hagas, solo déjame hablar...

Aparte su mano y lo mire enojada.

— habla ahora, no tengo mucho tiempo.

— Lo de la vez pasada— antes de que continuara hable.

— vamos, discúlpate por eso, idiota.

— no me disculpare por eso, quería besarte y lo hice, de hecho ahora quiero besarte— di un paso para atrás.

— ya hemos hablado de eso, en verdad te aprecio Darios, eres mi mejor amigo y no quiero arruinar las cosas, pensé que estábamos de acuerdo.

— solo tú estas de acuerdo con eso... ¿que pasa Jane? Cense que sentías algo por mí...

Creo que lo hacía...

— eso era antes, no ahora— suspiro y se dio la vuelta yéndose. 

Las cosas jamás terminarían bien si seguía al lado de un Briggs. 

Las clases pasaron, los profesores hablaban y hablaban mientras todos nos dedicábamos a poner atención.

Cuando la campana sonó indicando el reseco me levante, salí de la clase y alguien me tomo por los hombros, reconocí el aroma inmediatamente.

— que te e dicho— dije intentando sonar dura pero Kendal solo me acerco más a su pecho.

— que me amas y que soy tu mejor amiga— beso mi frente y empezamos a caminar.— te encanta abrazarme ¿verdad?—pregunte con una sonrisa, él se detuvo y me vio.

— claro que si, me encanta abrazarte, hermosa— rodé los ojos, jamás me dejaría de llamar a si.

— ¿y Santiago?

— no vino hoy, así que sera como en los viejos tiempos, tú y yo.

Sonreí, llegamos a la cafetería, tome una manzana, una galleta salada y una botella de jugo de naranja.

— ahora si puedo asegurar algo— dijo Kendal bebiendo de su botella de agua.

— ¿que aseguras?— pregunte dándole una mordida a mi manzana.

La Niña de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora