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— Jane

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— Jane...— una mano tomo la mía— oh por dios...Jane....

Abrí los ojos lentamente, la luz blanca lastimo mis ojos y los volví a cerrar.

— ¿en donde estoy?— pregunte confundida.

— Jane... despertaste, espera llamo al doctor. Cuídala Santi— la voz de mi prima.

— déjame te ayudo...— Una mano me ayudo a sentarme, mi vista se volvió más clara.

— Santiago... ¿que hago aquí?— pregunte observando la habitación, este era un hospital.

El doctor entro junto a Salome, este empezó a revisarme.

— ¿por qué se desmayo?— preguntó mi prima.

El doctor me miro preocupado.

— no fue un desmayo ¿recuerdas algo Jane?— me preguntó.

Cerré los ojos e imágenes llegaron a mí.

— lo único que recuerdo fue caminar... estaba caminando y alguien me tomo por detrás y puso un trapo en mi boca...

— deben avisarle esto a las autoridades— dijo el doctor— pueden llevársela si así desean pero señorita— me vio— tenga más cuidado, esta ciudad ya no esta como para caminar en la noche, de no ser por el hombre que la trajo puede que usted haya sido la cuarta victima del asesino suelto— mi piel se erizo.

— dios mio, Jane...— mi prima me abrazo— gracias doctor, nos la llevaremos.

El doctor salio, mire a mi prima.

— ¿que hombre?— pregunte.

— Gadiel te encontró tirada en la calle— dijo Santiago.

— ¿Gadiel?— la confusión de mi rostro era grande.

— si, esta afuera.

— ¿que hora es?— pregunte.

— diez de la noche, ya regresaremos a casa, dejare pasar a Gadiel mientras Santiago y yo acercamos el auto a la entrada, los esperaremos afuera—dijo Salome y asentí.

La Niña de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora