Después del almuerzo decidí pasarme por la habitación de Jota. Tenía muchas preguntas que hacerle, y necesitaba saber en qué consistía exactamente lo de mañana. Únicamente me había dicho que iríamos a una discoteca de Londres para inaugurarme oficialmente como miembro del grupo. Esa sería la primera fiesta del año que organizarían las bandas, y nos juntaríamos con otras pandillas de fuera, de otros institutos, pero no tenía ni idea de en qué consistía y si tendría que hacer algo en especial.
Llamé a su puerta un par de veces, pero tras esperar un rato, no hallé respuesta. ¿Dónde se habría metido este idiota?
Realmente, me lo había visto venir. No le había visto ni en el recreo ni en el almuerzo, estaban todos sus amigos menos él. Deslicé por debajo de la puerta una nota que había preparado, en la que le pedía que viniera a verme cuando pudiera. Me fui a mi cuarto con una cierta resignación, odiaba que los chicos se hicieran de rogar.
Introduje la llave en mi puerta y, justo cuando fui a entrar, una voz me llamó a mis espaldas:
-Oh, Hayley, ¡me alegro de verte!- sonreí, pero la alegría que sentía por su sorpresa no se contagió a su rostro-. ¿Pasa... algo?
-¿Podemos hablar? En privado...-dijo mirando a ambos lados del pasillo.
-Claro...
Abrí la puerta, y ella entró sin mirarme, con los brazos cruzados y una expresión indescifrable. Un nerviosismo se abrió en mi pecho. Algo iba mal, no estaba como solía: dulce, sonriente y cariñosa, habladora y alegre. No, era obvio que algo le pasaba conmigo. Y me podía hacer una idea de lo que era.
Llevaba puesto el uniforme reglamentario, el pelo lo tenía recogido en una larga trenza, y las ojeras se marcaban en su rostro. Se dirigió a la ventana y, mirando a través de ella y dándome la espalda, dijo:
-Te preguntaría si es cierto eso que dicen, pero sé de sobras que mis fuentes no mienten.
No había duda alguna de a lo que se refería.
Entrelacé las manos, nerviosa, y me acerqué a ella con paso endeble. Sabía de sobras que en algún momento tenía que enfrentarme a esa situación, que tendría que mantener esa conversación con ella. Lo había estado posponiendo, intentando escoger el mejor momento. Estos últimos días siempre habíamos coincidido con más gente, habíamos estado en grupos más grandes en el comedor, el salón, y los pasillos, y estaba esperando a poder hablarlo estando a solas.
-¿Cómo...? ¿Cómo se te ocurre?- negó con la cabeza, aún dándome la espalda. Me encontraba a dos metros de ella, dudando entre si debía acercarme e intentar consolarla, o si era mejor guardar las distancias.
-Pensaba que Jota te lo había contado. Me dijo que te llamaría por teléfono antes de que empezaran las clases y...
-¡No creía que al final fueras a atreverte a hacerlo!- se dio la vuelta, airada. Tenía los ojos llorosos, y su expresión era una mezcla de rabia y tristeza. Jamás la había visto así.- ¿Por qué, Elenna? ¿Por qué?
-Pues, yo... Yo...
-Quiero oírlo de tu boca: ¿Estás saliendo con Jota?- su mirada era intensa, y su dolor se clavaba y hundía en mis ojos. Sabía que aunque no quisiera creérlo, necesitaba oírlo para poder aceptarlo-. Dilo.
Nunca me había costado tanto admitir algo.
-Sí, Hayley, es cierto... Estoy saliendo con Jota.
Cerró los ojos e inspiró hondamente. Ladeó la cabeza, y una lágrima cayó de su ojo izquierdo. Se dio la vuelta, no quería que la viera llorar.
-Es que, ¿te gusta, acaso? ¿Sientes algo por él? No. Yo sé que no. O que al menos no es lo mismo que sentías por Luca- me encogí al oír aquel nombre-. Entonces, ¿por qué accedes a montar todo este numerito? ¿Por qué te haces esto a ti misma?

ESTÁS LEYENDO
Internados: Desvelando los secretos
Romance| Segunda parte de la saga "Internados" | Contra todo pronóstico, Elenna Leiva ha conseguido superar con éxito su primer semestre en el Internado Rowhamsphire rompiendo todas y cada una de las normas. Se ha metido en incontables líos con sus nuevas...