XVI - Confusión

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Auron solo vio unos zapatos frente a él, alzo la cabeza y se maldijo al ver al superintendente. Talvez no se encontraba en sus cinco sentidos, pero nada podía salir bien con ese hombre, volvió a dejar caer su cabeza al suelo.

—¡Ah! Eres tú -Jack le toquetea la espalda con el zapato- Levanta mariconetti, no fue para tanto.

—C~calla superexponente -trato de levantarse con dificultad, aún que casi se volvió a caer si no fuera porque Conway lo sostuvo-.

—¡Joder! -se quejo al notar que el hombre estaba borracho y posiblemente drogado- así que en la fiestita del vicio ¿No? Capullo.

—Solo un poco. Superverga ardiente ¿Sabe? No puedo dejar de pensar en usted, se quedó en mi cabeza molestando constantemente con esa voz que me prende tanto.

Jack se le quedó mirando ¿Esa era una declaración? aun que eso explicaba porque el moreno se la pasaba en comisaría, era solo para verle.

No dijo nada, solo se llevó a Gustabo del brazo y lo metió a su auto en el asiento del copiloto, después él entro y comenzó a conducir a un lugar que Auron desconocía.

—¿Al fin te animaste a eliminarme? -pregunto el menor viendo colores por todos lados, aún seguía en su trance-.

—Algun día Gustabin, será cuando menos te lo esperes. ¿Que te metiste?

—Perdi la cuenta de las cervezas después de que iba en la cuarta y creo que me fume un porro... y aspire un poquito -con sus dedos hizo una seña de "poquito", aún que Conway no estaba seguro cuánto era "poquito" para el contrario-.

—Capullo ¡Que eres un capullo! Podría tirarte a la carretera en este mismo momento para que alguien te diera por el culo ¡Capullo!

—Pues hágalo ¡Tengo un ángel que me cuida! -saco la cabeza por la ventana y miro al cielo- ¿¡Oíste eso!? ¡Luzu! ¡Mi niño! ¿¡Me estás observando!? ¡Yo sé que si! ¡Guarro!

—¡Mete la puta cabeza! ¡Gilipollas! -con una mano lo jalo para que se sentará bien-.

El policía pensó lo que el idiota a su lado había dicho ¿Acaso estaba hablando de que alguien en el cielo lo protegía? ¿Algún familiar? ¿Amigo? Bueno... eso era lo que se entendía, pues el chico se puso a gritar al cielo hablándole a alguien, aún que también podía ser una simple tontería por los efectos de la droga.

Tenía la duda y ya que Gustabo no estaba en todos sus sentidos podía sacarle la información que no pudo encontrar en ningún lado, ya que parecía no existir en ningún archivo.

—¿Quien es Luzu?

—Luzu, es un ser precioso, el amor de mi vida, pero por imbécil lo perdí, quiero estar a su lado, pero no es posible ahora -con un puchero apunta al cielo- solo se que me está observando.

Conway empezó por esa pregunta para despistar al pelinegro, sin embargo, al escuchar aquella respuesta se había molestado, pero no entendía porque ¿Solo porque dijo que ese chico era el amor de su vida? de solo pensarlo apretó con sus dedos el volante, pero entonces ¿Porque el imbécil le acababa de decir que no lo podía sacar de su cabeza?

—Lo que dijiste hace rato de mí ¿Es verdad?

—Por supuesto superintermitente, creo que lo amo, no lo sé, no puedo comprender lo que sucede en mi cabeza, siempre a sido así, termino dándome cuánta cuando ya es demaciado tarde. Eso es lo que mis amigos odian de mí, no me lo dicen, pero lo sé.

—Mariconetti.

—Jajaja -se ríe un poco undiendose en el asiento- eso opina de mí, pero curiosamente siempre que tengo un problema usted está ahí. Tiene a tantos hombres trabajando para ustedes, pero siempre, siempre lo veo cuando cometo mis gilipolleces ¿Que dirá sobre eso?

—Que eres un capullo.

—¡Un capullo que te ama! -grito a los cuatro vientos- ¡Te amo Jack Conway!

—¡Callate de una puta vez! -freno el audi frente a lo que parecía ser su casa- ¡Me tienes arto! ¡La próxima vez te voy a empapelar! ¡Así que cierra la puta boca!

—Si tanto te molesta cállame tu mismo.

Lo tomo del cuello y se lanzó a besarlo con algo de torpeza, Conway iba a apartarlo, pero el contrario solo se aferraba más a él sin intenciones de soltarlo, ante eso el mayor termino cediendo a los labios de Gustabo, este sin dejar de besarlo subió a su regazo con intenciones de ir mucho más haya.

Conway lo tomo de los glúteos tocandolos con bastante descaro haciendo suspirar al menor, quién solo se animó a dar pequeños saltitos sobre Jack, ambos estaban bastante exitados, querían subir de nivel.

Por la mañana, Gustabo despertó en un sillón que desconocía, solo estaba cubierto con una sábana. Se frotó la cara con las manos para terminar de despertar.

El ojo izquierdo le ardía un poco, sabía que era por el pupilente pues se quedó dormido con el puesto, se levantó y fue al baño, encontrandolo rápidamente. Al estar frente al espejo se lavo las manos y se quitó el pupilente que tanto le molestaba dejando ver aquel iris color amarillo.

De pronto se dió cuenta de que no llevaba gorro, su mechón de lava en ese momento solo era rubio, agradeció eso, no quería tener que explicar porque tenía un mechón de lava.

—Bonito ojo, mariconetti.

Al escuchar aquella voz volteo sorprendido, incluso aterrado, solo atino a cubrir con su mano su ojo.

¿Que había pasado?

Estaba en casa de Conway y se había dado cuenta de su ojo, no sabía si estaba nervioso por estar con aquel hombre o porque pudo haberle revelado algo que no debía.

—S~superintendente, y~yo...

Estaba realmente nervioso, y más cuando aquel hombre lo tomo de la barbilla y lo beso en los labios ¡En serio! ¿De que se había perdido? lo único que hizo fue seguir aquel beso que no sabía que necesitaba.

—No recuerdas nada de anoche ¿Verdad? -lo vio negar con la cabeza- te drogaste y te encontré, te traje a mi casa después de que me besaras.

—Joder... -maldijo en voz alta al recordar aquello- yo lamento mi comportamiento... mierda.

Susurro eso último y trato de irse, pero Jack lo tomo del brazo deteniendolo.

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Espero que les entretubiera el capítulo, dejen sus opiniones.

Tan cerca y tan lejos [Intenabo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora