Un nuevo futuro.

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7 años después.

Peter

No sabía porque había aceptado ir con Wade a comer comida mexicana, a mi ni siquiera me gustaba, pero ahí estaba, siguiendo al tonto de mi novio a un restaurante en Texas.

Estábamos en Texas, ¡nosotros vivíamos en New York! y aún así Wade me había convencido de atravesar el país para comer comida mexicana.

En estoy momentos, entendía porque papá Tony siempre me decía que salir con Wade sería muy difícil. Pero no me arrepentía, vivir con Deadpool llega a ser muy divertido.

— Wadeeeeeee— dije con cansancio. Llevabamos media hora caminando y eran las 8 de la noche. Apenas aterrizamos, Wade me saco a rastras del aeropuerto, porque según él, la comida se acabaría; no obstante, ahora parecíamos más perdidos que un turista promedio.

— Peter, te juro que estamos apunto de llegar.

Wade estaba tan distraído caminado, o mejor dicho arrastrandome que no noto la presencia de un niño que caminaba cerca de ellos. Wade termino empujándolo y tirándolo al suelo.

— Fíjate por dónde caminas inútil— oí decir al niño.

— ¿Patata?— Wade habló en duda. Miraba fijamente al niño y el niño lo veía fijamente a él. Por su la mirada del pequeño, no le agrada a Wade.

— ¿Qué?— pregunté mirando a mi novio.

— Una vez me disparó con un lanzador de papas y me robó mi billetera y un comunicador, después tuve que buscarlo para terminar pagándole 50 dólares para obtener mis cosas de regreso. Desde ese momento lo llamo Patata. Nos hemos encontrado algunas veces.

La historia me sorprendió, en parte sabía que Wade había tenido más aventuras antes de entrar a Shield, antes era un mercenario, pero no esperaba que una de ellas incluyera a un niño.

Una parte de mi quería regañar al niño, por haber robado y extorsionado a su novio, pero al verlo, se dio cuenta de que si robó fue para sobrevivir.

El niño usaba un gorro afelpado y una chamarra de franela, al parecer algunas tallas más grandes de las que necesitaba, tenía la cara sucia, al parecer no había tomado un baño en días, sintió lástima por él.

Sin embargo, el niño no estaba tan indefenso como lucía.

— Otra vez tú, pensé que ya me había librado de ti— la voz de patata sonaba cansada y llena de fastidio.

— ¿Cómo has estado mi amigo?.

Al parecer, Wade no se había dado cuenta de que el niño no los quería cerca o mejor decidió ignorarlo.

— Oye estamos buscando a Pepé, nos ayudas a llegar a su restaurante, tal vez te compre un burrito.

La mirada del pequeño se iluminó al escuchar la comida, pero recuperó su postura rápidamente.

— No tiene caso buscarlo, su restaurante cerro hace algunos meses.

Después de decir eso, él retomo su camino y se comenzó a alejar de nosotros. Cuando perdimos al niño de vista Wade volvió a hablar.

— Que opinas de volver y encontrar un hotel.

— No quieres buscar algo de comer— pregunté, era raro que Wade dejara de buscar algo y más si se trataba de comida.

— Ya ni siquiera tengo dinero en efectivo, Patata se llevó mi billetera otra vez.

— ¿Por qué dejaste que se la llevará?.

No pude evitar mostrar mi sorpresa, Wade nunca dejaba que nadie se aprovechará de él.

— Él la necesita más que yo.

Me quedé enternecido, nunca había sentido tanto amor por él.

Me arroje a sus brazos para besarlo.

— Bueno, entonces yo me encargaré de pagar el hotel. Tal vez podamos aprovechar que estamos aquí y relajarnos un poco.

Wade pareció entender mi indirecta ya que está vez volvió a tomarme de la mano pero ahora en busca del hotel más cercano.
















Tony

Tercera llamada pérdida.

Había estado llamando al teléfono del departamento de Peter, pero nadie contestaba. Ya me estaba comenzando a poner nervioso. También había llamado a su celular pero me dejaba en buzón.

— Sigue sin contestar.

— Amor, relájate. Ya tiene 21 años y te envío un mensaje: "iré a comer comida mexicana con Wade". Y conociéndolo lo habrá llevado a cualquier otro lugar.

— Lo sé, pero eso no evita que me sienta preocupado.

Me senté junto a mi esposo, él cuál estaba leyendo un libro, y recargue mi cabeza en su hombro.

Estuvimos un rato en silencio hasta que decidí voltear mi cabeza y robarle un beso.

El beso empezó a subir de tono, por lo que decidí subirme a sus piernas e intensificar la situación. Pero el monitor de bebé interrumpió el momento.

— Morgan, nos necesita— susurro mi esposo mientras se separaba de mi.

— Tu quédate aquí, yo me encargo.

Me levante de sus piernas y me dirigí al cuarto de Morgan. Antes era la habitación de Peter, pero cuando él decidió irse a vivir a su propio departamento la habitación quedó vacía. De todos modos, no era como si mi hijo pasará mucho tiempo ahí, la mayor parte o estaba en las instalaciones de Shield o combatiendo el crimen. Nosotros (Steve y yo) nos retiramos de ser Vengadores, decidimos que ya habíamos salvado muchas veces al mundo, ahora teníamos que darnos un tiempo a nosotros mismos y reparar nuestro matrimonio. Eso había sido ya hace 6 años, el tiempo pasa volando.

Entre al cuarto, y me encontré a Morgan llorando en su cuna, me acerque para poder cargarla. Por la hora que era, lo más probable era que Morgan tuviera hambre. Mi bebé ya tenía un año de edad, por lo que ya podía comer papilla.

Proseguí a cargarla para llevarla a la cocina, para después alimentarla en la sala con Steve.

Estar con Morgan me calmaba, de algunas manera su presencia lograba hacer que mis niveles de ansiedad disminuyeran. También, me recordaba a Harley. Tal vez, no estaba bien comparar a sus hijos, pero Morgan es casi igual a su hermano, con la excepción de que ella tenía el cabello oscuro no rubio.

Aunque ya habían pasado 6 años, el recuerdo de Harley aún lo entristecía. No tanto como en años anteriores, pero aún no había logrado superar la pérdida. Después de tantos años, la búsqueda de su segundo hijo había sido dejado de lado por todos menos Natasha, y yo prefería no darme falsas esperanzas. Tenía que seguir adelante.

— Mira quienes volvieron— dije con entusiasmo.

— Si son mis dos amores.

Volví a sentarme en el sillón, dejando a la pequeña Morgan en mis piernas para que Steve la alimentará con la papilla que acababa de traer.

Después de tanto sufrimiento por el que habia pasado creo que me merecía ser feliz. Sin embargo, una parte de mi aún se sentía incompleta.

Aún así no era momento para pensar de forma negativa, ahora tenía que disfrutar a mi familia.

Siempre hay una consecuencia [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora