Leves caricias

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POV'S BAKUGO

Mis ojos aún estabas ligeramente acuosos por las lágrimas que recorrían mis pómulos, mejilla y barbilla. Por ahora no me importaba mi apariencia, como mucho me preocuparía si algún paparazzi rondaba mi casa debido a la gravedad del asunto por el que todo el mundo está pasando actualmente.

Dame las llaves.— Escuché a Deku pedirme con la mayor gentileza que podía expresar, obviamente estaba montado en cólera por lo ocurrido hace poco, pero en ninguna momento este me alzó la voz o me juzgó.

Busque en las llaves en mi pantalón y después de unos segundos las saque suavemente para entregárselas rápido en las manos, después de que esté abriera mi puerta e ingresar, me tomo un tiempo poder reaccionar a lo que había pasado en menos de una hora

Casi cometo el mismo error dos veces y lo peor de todo es que casi no puse resistencia, fue algo que me hizo sentir despreciable y sucio, pronto sentí como Deku me acomodaba en mi sofá.

Nos-

Esta bien, no tienes por qué explicar nada. Déjame ver tus manos.— Se apresuro a interrumpir, sin pensar le di mis manos sin recordar que Shouto me las había estado lastimando constantemente todo el día. Sinceramente había olvidado hasta la molestia del dolor en estás, pero al ver mis muñecas, ¡Diablos! Ese idiota me había dejado marcas más suaves en el cuerpo que está mierda de muñeca roja y morada. —¿Te forzó ha hacer algo más?

Sus palabras expresaron serenidad, más yo sabía en el interior que Izuku estaba ardiendo de irá contenida, yo lo conocía muy bien y que se contenga así ya lo había visto varias veces, pero nunca lo había visto explotar, ahora tampoco era la excepción.

No, pero no estoy bien.— Dije mientras miraba el piso me sentía cansado y dejé caer mi cabeza en el respaldar de el sofá, quería cerrar los ojos un rato. Sentí como una frazada se colocaba sobre mis piernas y torso.

Me quería levantar pero la sensación de calidez y comodidad me hacía sentir tan pesado y cansado que solo pude atinar a abrir un ojo solo un poco.

Tranquilo, no hay necesidad de que te levantes. Descansa un poco, veo que no haz parado en todo el día.— Sin ninguna objeción, bostece cerrando ese único ojo abierto mientras me perdía en la tranquilidad del momento, dejándome en un profundo e imperturbable sueño.

O eso es lo que yo quería.

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Como fuiste capaz de siquiera dirigirme la palabra...—escuche una voz que hacía un eco infernal en mi cabeza me levanté y voltee a ver a todos lados. Ya no estaba en mi sala o siquiera en mi casa, todo era tan oscuro, sin embargó, era capaz de visualizar mi propio cuerpo ya que me asegure observando mis manos, como si hubiera luz propia. —Como pudiste...— La voz de pronto sonaba rasposa y pesada, como si la persona muriera de dolor, no pude identificarla.

Volteó desesperadamente a todos lados, no podía ver a nadie más, era frustrante, la voz solo dejo paso a sozollos muy agudos y frustrantes, algo mareado por fin encuentro la procedencia del llanto, era Momo llorando de rodilla tapándose el rostro.

Mo-... ¿Momo?— Me le acerque despacio mientras quería intentar calmarla.

¿¡Cómo te atreves a decir mi nombre!?— Abruptamente está levanto el rostro, tenía los ojos tan oscuros que no parecía que existiera su pupila, lloraba sangre y en un instante, estaba vistiendo su nuevo vestido de bodas. —¡No me toques! Solo fuiste la diversión más barata que tuvo mi prometido ¡Te pedí ayuda! y aún así ¡No tuviste cara para decirme la verdad a la cara!

Una vida NO tan común y corrienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora