El príncipe YoonGi se enamoró de la chica con la que bailó aquella noche.
Juró casarse con la dueña de la zapatilla.
---Si eres mi hada madrina ¿Por qué me pusiste un vestido para ir al baile? ¡No soy una niña!
JiMin era el dueño de esa zapatilla.
♪...
---Mi pequeño JiMin es una ternura--- una dama de cabellos ondulados mecía entre sus brazos a un pequeño y regordete bebé de apenas unos cuantos meses de nacido, la familia Park había sido bendecida con la llegada de una hermosa personita a sus vidas recientemente y se podría decir que no había una familia más feliz en todo el reino.
Park Chanyeol abrazaba a su esposa por la espalda rodeando su estrecha cintura con ambos brazos, ambos miraban con mucho amor a su pequeño bebé de cabellos rosas.
---Tiene el color de tu cabello y tus lindos ojos claros--- mencionó Chanyeol acariciando una de las mejillas del bebé antes de que el amor de su vida dejara al pequeño en su cuna.
Su bella esposa contestó con una sonrisa y ambos se dedicaron a seguir viendo al fruto de su amor durmiendo plácidamente.
Mientras tanto en el castillo Min se celebraba el quinto cumpleaños del primogénito del rey Min IlHoon; el príncipe Min YoonGi.
La nobleza hizo su aparición en el salón real como de costumbre para expresar sus buenos deseos al infante al igual que sus costosos regalos, más que nada para ganarse la simpatía del niño y a su vez la del rey.
---Príncipe Min, déjeme obsequiarle este humilde presente--- habló otro lord por centésima vez en el día, el pequeño niño pálido sonreía y recibía el regalo cortésmente.
---Su real excelencia, ¿No cree que el príncipe necesita una figura materna?--- y ahí iba otra duquesa tratando de conquistar al rey ---yo creo que ya va siendo hora de que el reino Min tenga otra reina.
El rey no era tonto, cada vez que había algún evento y en especial el cumpleaños de su pequeño retoño no faltaban las damas que anhelaban estar a su lado en el trono.
---Solo amé a una mujer en mi vida, no me creo en la capacidad de volver a amar, el reino entero sabe que si alguna vez una nueva reina se sentase en el trono será la que esté al lado de mi hijo--- y con esas palabras dejó a la duquesa con las palabras en la boca y se acercó a su hijo.
---¿Papá, cuándo terminará todo esto? Quiero ir al bosque contigo a recoger frutas como lo hacía mi madre.
---Tranquilo, aquél fué el último, tendremos un almuerzo y luego partiremos de inmediato hacia el bosque.
Su hijo se veía tan frágil, tan lindo, desconocía el futuro de su hijo y era muy difícil criarlo sin su difunta reina, solo esperaba lo mejor de lo mejor para la futura pareja de su príncipe.
Para ambas familias el futuro se veía prometedor sin embargo una de ellas tendría días dolorosos en los próximos años venideros.
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La señora Park falleció en un día tan hermoso como ella, perdió contra la enfermedad que consumía su cuerpo segundo a segundo, ese día parecía estar en óptimas condiciones, incluso pudo salir junto a su pequeño hijo a regar las flores del jardín, sin embargo, entrada la tarde su frágil cuerpo comenzó a debilitarse dejándola postrada en la cama para tomar una inocente siesta.