El príncipe YoonGi se enamoró de la chica con la que bailó aquella noche.
Juró casarse con la dueña de la zapatilla.
---Si eres mi hada madrina ¿Por qué me pusiste un vestido para ir al baile? ¡No soy una niña!
JiMin era el dueño de esa zapatilla.
♪...
El ambiente de tensión podía palparse con las manos, los soldados se sentían incómodos pero a la espera de alguna orden por parte de NamJoon.
---¿Va a permitir que esta persona replique a la futura reina?--- Lia cortó con el silencio.
---Todas las damas del reino tienen derecho a la prueba del calzado.
---Pero no es una dam-
---Ni callada te ves más bonita--- SeokJin reía aplicando un hechizo silenciador a las tres mujeres desde lo alto de la copa de un árbol, siempre observando sin levantar sospechas.
---Yo lo haré--- YoonGi sostuvo entre sus manos ambas zapatillas y se agachó frente al amor de su vida ---JiMin, sé que este procedimiento ya no es necesario, pero quiero demostrar que eres tú la persona del baile y quien estará a mi lado en el trono por el resto de nuestras vidas.
El pelirosa se quitó el viejo calzado que llevaba y fue reemplazado por la zapatilla, luego fue el turno de su otro pie y NamJoon sonrío al ver que ambas zapatillas le calzaban a la perfección.
Se acercó a comprobar que no hubieran trucos y cuando finalizó la revisión dió la vuelta para ordenar a sus soldados que bajasen a la hija de lady JiEun del corcel.
---Engañar a la mano derecha del rey va a costarle muy caro lady JiEun--- los soldados sostuvieron con fuerza a las tres mujeres para que no escaparan ---El rey estará furioso por su comportamiento, la sentencia se dará inmediatamente y-
---Disculpe, señor--- JiMin se acercó hasta NamJoon con el rostro preocupado ---se lo pido, por favor, no se las lleve.
JiEun y sus hermanastras lo miraron sorprendidas, creyeron que JiMin no haría nada y quizás hasta disfrutaría de su sufrimiento. Pero, JiMin no era parecido a ellas y hasta el último segundo demostró ser alguien de buen corazón. Ambas hermanastras bajaron su rostro arrepentidas.
---Maestro Kim, le pido que escuche a JiMin y también a mí, haga la voluntad de la futura reina del reino Min y déje a las tres damas en libertad. A mi padre le encantaría conocer a JiMin y comenzar de inmediato con los preparativos para la boda. No perdamos más tiempo y pongámonos en marcha.
NamJoon asintió y todos los soldados se reunieron para inclinarse frente a JiMin. El pelirosa sonrió y pidió un momento para ir por algunas cosas; el libro favorito de su madre, las prendas de sus pequeños amigos y los gemelos para camisa favoritos de su padre.
Obviamente ambos roedores estaban ocultos en su bolsillo, celebrando y sacando su cabecita para asomarse y mostrar la lengua a las horribles mujeres que aún seguían en silencio y con la cabeza gacha, humilladas por todo el teatro que armaron y que los demás descubrieron.
El príncipe subió a JiMin y luego él se acomodó delante para poder tomar el control del corcel.
Dos bracitos se abrazaron a su cintura y sonrió contento por tener a la persona que quería a su lado al fin y para siempre.
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