El príncipe YoonGi se enamoró de la chica con la que bailó aquella noche.
Juró casarse con la dueña de la zapatilla.
---Si eres mi hada madrina ¿Por qué me pusiste un vestido para ir al baile? ¡No soy una niña!
JiMin era el dueño de esa zapatilla.
♪...
Caminaba de aquí para allá, eran las dos de la madrugada pero no tenía sueño, estaba ansioso.
Logró encontrar algunos trajes de su padre pero ninguno le quedaba bien, su complexión era delgada y su padre fué todo lo contrario; alto, gallardo y con los brazos marcados.
---Soy un poco bajito--- miró hacia el suelo pensando en alguna solución.
Sus amigos salieron de la casita de muñecas de su hermanastra con los ojitos somnolientos, Kookie fue el primero en acercarse al pequeño montón de ropa que se encontraba regada por el suelo.
TaeTae lo siguió con los ojitos cerrados estornudando por el polvo de las prendas.
---¿Ya amaneció Kookie?--- el pequeño ratoncito se dejó caer en la ropa porque aún tenía sueño.
---No, nuestro humano está inquieto--- se acostó al lado de su amigo observando mejor la situación.
---Dile que vaya a dormir o despertará agotado--- el roedor se acurrucó más al cuerpo de su amigo.
---No puedo, no me entendería. Somos ratones TaeTae--- sus ojitos vieron como JiMin sostenía un libro de sastrería y hojeaba el mismo buscando algún diseño que para el roedor solo eran dibujos casi incomprensibles.
---Creo que necesitará nuestra ayuda--- tiró de la colita de su amigo semi-dormido llevándolo a su casita para seguir durmiendo.
---¿Cómo lo sabes?--- respondió Tae dejándose llevar.
---Ese libro es con el que hace ropa, pero los dibujos no se parecen a esas telas que están en el suelo, necesitará más cosas--- dejó a su amigo en el pequeño nidito calientito que tenían hecho de retazos de telas.
---¿Es una misión?
---Nuestra primera misión, recompensaremos a nuestro amigo humano por sus cuidados.
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---¡Nada de esto me queda bien!--- gritaba Yeji lanzando sus vestidos.
---¡Estos modelos ya pasaron de moda!--- exclamó Lia haciendo lo mismo.
---Niñas, niñas, no se preocupen, iremos al pueblo por unos nuevos, aún hay tiempo--- JiEun estaba consciente de que no deberían gastar más, pero lo iba a tomar como una inversión, cuando sus hijas se casen se lo devolverán con creces.
Además, pronto se desharía de su hijastro y no veía la hora de hacerse acreedora de la cuantiosa herencia.
Park JiMin tenía los días contados, no más niño torpe viviendo a costa de ella.
Llamó al carruaje y sus hijas subieron junto a ella con dirección al pueblo.
---¡Ya se fueron, es nuestro momento!--- dos cabecitas se asomaron por un agujero en la pared, ambas criaturas corrieron y comenzaron a recolectar botones y otros.