El príncipe YoonGi se enamoró de la chica con la que bailó aquella noche.
Juró casarse con la dueña de la zapatilla.
---Si eres mi hada madrina ¿Por qué me pusiste un vestido para ir al baile? ¡No soy una niña!
JiMin era el dueño de esa zapatilla.
♪...
Sus hermanastras no le contaban cuentos ni le daban besitos.
El pequeño se sentía estafado.
Su madrastra tampoco lo hacía, dejaba a los tres pequeños solos mientras se iba cada día a pasear en carruaje por el pueblo y comprar perfumes y vestidos.
Su padre decía que le encantaba verse bella para él y eso lo hacía feliz. Si su padre era feliz el pequeño JiMin no podía hacer nada al respecto.
---¡Detente, lo detruirás! ¡Para por favor!--- el niño pelirosa trataba de impedir que su hermanastra mayor Yeji dejara de tironear su peluche de corderito, el que su bella madre había hecho a mano.
A pasos apresurados se acercó y quitó rápidamente el peluche de las manos de la niña quien inmediatamente dirigió una mirada de odio al menor.
Gritó tan fuerte y en un nivel tan agudo que el pequeño pelirosa tuvo que taparse los oídos con sus manitas.
JiEun, su madrastra, apareció en la habitación alterada verificando que su retoño estuviera bien ---¡Tesoro de mi vida!--- envolvió a su hija entre sus brazos y dejó de gritar ---¿Qué le hiciste?
JiMin asustado sostuvo a su corderito de peluche con fuerza y respondió mirando hacia el suelo ---Yeji casi destroza mi peluche y...
---¡No me quiso prestar su horrible peluche! ¡El feo enano me dijo que era suyo y me lo quitó!--- la niña comenzó a soltar lágrimas falsas.
---¿Cariño, qué está sucediendo?--- Chanyeol asomó su cabeza por la puerta de la habitación.
---Papá, yo...
El pequeño fue abruptamente detenido por su madrastra ---¿Cómo es esto posible Chanyeol? Mi pequeña Yeji solo quería jugar con el peluche y JiMin...--- su expresión cambió a una decepcionada ---JiMin la golpeó y le quitó salvajemente el peluche--- su hija comenzó a asentir limpiando sus lágrimas de cocodrilo.
---¡Papá eso no es cierto!--- el pequeño quería que su padre no creyera a esas dos mujeres, las cosas no habían sucedido de esa manera, Yeji tomó su peluche sin permiso y comenzó a estirarlo como si fuera de goma.
---Park JiMin, yo no te eduqué así--- Chanyeol llevó una de sus manos a su cien para masajearla por el dolor de cabeza que últimamente le estaba provocando su niño ---Primero pintas el cabello de tu hermana Lia, luego robaste pastelillos de la cocina, y ahora ¿Golpeas a tu hermana?
---¡No papá, nada de eso lo hice yo!--- los pequeños ojos del infante se llenaron de lágrimas de dolor, su padre no le creía y eso hacia que en su interior una fuerte punzada se instalara.
---¡Basta! Es suficiente, dale el peluche a tu hermana--- sentenció.
---P-pero este me lo hizo mamá--- se aferró con más fuerza al objeto.
---Sin peros JiMin--- y se fue de la habitación.
Yeji lo miraba victoriosa sacándole la lengua y tomando su corderito a la fuerza.
---Y-yo no la golpeé, ¿Por qué le dijo eso a papá?--- las lágrimas recorrían sus cachetes.
---JiMin, no debes ser egoísta, si ellas lo quieren lo tendrán--- y ambas mujeres salieron de la habitación dejándolo solo.
¿Era malo ser egoísta si era el último juguete que le quedaba?
Ellas ya tenían el resto, ¿Era necesario también tener su corderito?
Ni siquiera cuidaban bien de ellos, sus caballitos de madera yacían rotos o enterrados en el jardín porque según sus hermanastras "era divertido", sus soldaditos de plomo desaparecieron uno a uno porque a las muñecas de sus hermanastras "les hacían falta novios", sus peluches estaban en la que antes era su habitación porque como eran dos niñas necesitaban más espacio.
Secó sus lágrimas y recordó la sonrisa de su padre cada vez que veía a su madrastra.
Resistiría por la felicidad de su padre.
Pero su padre tampoco duraría mucho.
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Tres años después de que JiEun y sus hijas se mudaran a la casa Park, JiMin experimentaría nuevamente el dolor de una pérdida.
---Te amo mucho mi valiente muchacho, al menos no estarás solo y te dejaré en buenas manos--- le decía su padre.
JiMin lloraba, lloraba porque su amado padre se iba finalmente con su madre, lloraba porque él no podía ir aún con ellos y lloraba porque se quedaría en esa casa con esas tres mujeres malas.
Cuando su padre murió le dejó una enorme fortuna, sin embargo, el no podría tocar un centavo hasta ser mayor de edad. La casa ahora estaba a nombre de su madrastra al igual que la pequeña y modesta compañía Park de la que JiMin soñó alguna vez ser el jefe.
Sin embargo su madrastra vendió la empresa a un precio ridículo y comenzó a dilapidar el dinero de la misma en los años venideros.
El personal que antes se encargaba de las tareas de limpieza y mantenimiento de la granja fue despedido inmediatamente para ahorrar dinero.
Poco a poco JiMin fue encargándose de todas aquellas tediosas tareas por orden de su madrastra.
---¿Si no lo haces tú, quién lo hará?--- decía.
---Mis hijas no deben tocar el agua helada, ni el polvo, ni mucho menos tener contacto con aquellas criaturas de la granja--- repetía.
---Tu no necesitas ropa nueva, ya tienes tres conjuntos y eso es suficiente--- más y más injusticias.
Su habitación fue reemplazada con un estudio de danza para sus hermanastras, ahora su habitación estaba en el viejo y polvoriento ático.
¿Cómo es que esas niñas bailarían? Ambas tenían dos pies izquierdos, grandes, horribles e izquierdos.
Una vez más soportaría.
Soportaría hasta cumplir los 18 años y luego huiría de la casa a la que en el pasado llamó hogar.
Abandonaría a esas horribles mujeres y conocería quizás a alguna damicela bondadosa y de buen corazón, compraría una granja, una casa y se casaría.
Tendría unos hermosos retoños y viviría el resto de sus días dando el amor que ahora le negaban.
Tal vez, algún día esos sueños podrían hacerse realidad...
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Holi~
Sip, la madrastra es IU y sip, sus hermanastra son dos miembros de Itzy.