Seis

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---¡Ha vuelto! ¡El príncipe YoonGi ha vuelto!--- el niño corría captando la atención de todos las personas en el pueblo, seguía corriendo y gritando lo mismo, no se fijó por donde iba y chocó contra un cuerpo.

---¿Estás bien pequeño?--- JiMin salía de la panadería antes del choque, el pan estaba a salvo, pero el niño era más importante.

---Discúlpeme señorita, yo-

---No soy una señorita--- respondió JiMin riendo ---Quizás debería cortarme el cabello ya casi llega a mis caderas.

---L-Lo siento--- y el niño desapareció de su vista yéndose por otra calle.

El pelirosa quiso seguir su camino pero un montón de personas le obstruían el paso.

---¡Es nuestro príncipe!

---¡El príncipe YoonGi!

Miró hacia la larga columna de soldados que regresaban al reino, y en medio de ellos al príncipe. Se quedó ahí para observarlo, quizás nunca vuelva a tener una oportunidad así en el futuro.

Fue un segundo, solo un segundo en el que sus miradas se cruzaron.

Pero no sucedió nada mágico, solo quizás el estómago de JiMin rugió pidiendo alimento así que dió media vuelta y buscó otro camino que no estuviese repleto de gente.

Pero no sucedió nada mágico, solo quizás el estómago de JiMin rugió pidiendo alimento así que dió media vuelta y buscó otro camino que no estuviese repleto de gente

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---¡Hijo mío!--- el rey IlHoon se levantó de su trono y se acercó a su único hijo, feliz por su regreso.

---Padre--- YoonGi esbozó una sonrisa y recibió el abrazo ---Todo está bien, ambos reinos seguirán con el tratado de comercio.

---Esa es una excelente noticia--- el rey se separó del abrazo para llamar al gran duque ---Necesitamos celebrar tu regreso como se debe.

---Padre, no creo que una fiesta sea una buena idea.

---Tonterías, debemos preparar un gran banquete dentro de dos días, todo el reino se regocijará por tu regreso y por las buenas noticias.

El rey IlHoon tenía otra intención en mente, desde pequeño su hijo siempre estuvo solo, en el castillo no habían otros niños y tuvo que crear amistades con adultos. Él estuvo para su niño siempre que podía, por ese motivo en cada cumpleaños ambos escapaban al bosque a jugar y también se dedicaba a contarle historias acerca de su madre.

Sin embargo, cada año su hijo crecía más, las historias se habían terminado y ahora solo tenían pocas conversaciones, solían montar a caballo hacia el mismo bosque, recoger distintas flores para la tumba de la reina o simplemente admirar los paisajes y sigue sintiendo aquél sentimiento de soledad proveniente del regalo más precioso que su amada pudo haberle dado.

Quizás se precipitó en algún momento al comprometerlo con la difunta princesa del reino Hyun pero en su defensa el pensaba que su hijo estaba enamorado, al ver su rostro días previos a la boda se dió cuenta de que no era así.

¿Ceniciento?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora