Capítulo 14

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Mujer de piel pálida, cabello negro y lacio. Rasgos finos, ojos de color avellana, y de estatura alta (que la de su marido). Nakamoto tomó notas mientras Makoto y Kambe tomaban tiempo para hacer una pregunta cada uno.

La mujer era una mentirosa talentosa, a ojos de otros una víctima de su marido. Kambe la siguió mirando serio, y era que despreciaba ese tipo de personas.

— muchas gracias por su cooperación -le sonrió Makoto- 

— gracias a ustedes, espero que atrapen a mi marido -sollozó-

Nakamoto asintió, más no dijo nada y se marchó de vuelta al auto junto a los otros. Kambe condujo hacia la estación en silencio para dejar a sus compañeros allí y así conducir directo al hospital. Haru no había despertado aún, pero quería estar ahí para cuando lo hiciera.

Reconocía los pasillos blancos y el olor a desinfectante del hospital al caminar por ahí. Una enfermera le dijo la habitación en la que se encontraba Haru. Abrió la puerta, se adentró y cerró la puerta tras de sí. Haru estaba acostado ahí, ya cambiado a una bata de hospital con una IV, y una de sangre conectadas a su cuerpo. Su cabello marrón claro, estaba todo desparramado y sus ojos cerrados. Sus labios finos, estaban juntos y formando una línea. Y su piel un poco pálida. Suspiro pesadamente.

No quería verlo así otra vez, no le gustaba la idea de hospitales y Haru en una misma oración.

Cómo la vez pasada, solo salió para comprar comida en restaurantes, cambiarse de ropa y virar para estar al lado de Haru. El inspector Makoto y Nakamoto se estaban encargando del caso de a poco.

Dos semanas pasaron para cuando Haru por fin abrió sus ojos. Notó que Kambe se encontraba en una silla al lado de su camilla con un libro en mano y vestía casual y no en traje como usualmente se le veía. Unos pantalones blancos de vestir que le llegaban hasta los tobillos, con sus zapatillas negras, y camisa de botones color negra también; más un abrigo del mismo color.

¿Acaso era su funeral y no lo sabía? ¿Por qué incluso leyendo un libro tenía esa expresión apacible y relajada como si nada le molestase? ¿Por qué se ve tan guapo? ¿Por qué le gustaba o atraía un chico como él? Sus ojos se aguaron y dejó que una u otra lágrima se le escaparan antes de sober por la nariz. Atrayendo sin querer la atención del mencionado.

— ¿Haru? Por fin despiertas -dejó el libro sobre su regazo para tomar una de las manos de Haru entre las suyas- ¿Quieres un poco de agua?

— mhm -asintió-

Kambe le ayudó a tomar agua y luego le vio salir para volver a la habitación con un grupo de doctores detrás. Cada uno lo checo y verificaron la cicatrización de la herida. Porque sí, había dejado cicatriz. Kambe les despidió, no sin antes pagarles para volver al lado de Haru.

— menudo espectáculo ¿no? -dijo con seriedad- poniéndote en peligro cuando puedes apoyarte en los demás -le fulmino con la mirada- ¿Qué harías si la herida hubiera sido peor? ¿Qué haría yo? -frunció el ceño y Haru tragó en seco- la cicatriz que tienes, puedo removerla, pero no lo haré. La dejaré ahí como un recuerdo para ti -sonrió con prepotencia y recargó su espalda en el espaldar de la silla- y un recuerdo para mi, pero en especial para ti -extendió su mano y le acarició la mejilla; haciéndole sonrojar- para que me recuerdes y sepas a quién perteneces

— p-pero ¡¿Qué dices?! -le apartó la mano de un manotazo, pero su muñeca fue retenida al Kambe agarrarla- ¡suéltame!

— no lo haré -se levantó, pero seguía sosteniendo la muñeca de Haru para que este no se agitara más de lo que ya estaba- yo sé lo que quiero de ti, pero ¿y tú? -dejó su muñeca ir y perforó los ojos contrarios con su intensa mirada- ¿sabes lo que quieres de mi?

Haru sintió ese cosquilleo en su piel, donde Kambe hace unos momentos le había agarrado y se puso nervioso. No sabía cómo contestar ¿Qué queria de Daisuke? Agacho la cabeza e hizo puños sus manos con la sábana blanca enroscada en sus finos y delgados dedos.

— ¿Qué quieres de mi? -preguntó con un tono tembloroso en su voz más no levantó su cabeza para mirar a los ojos a Kambe-

— a ti -confesó-

— yo no sé qué quiero de ti, Kambe -suspiro-

— ya veo -metió sus manos dentro de su chaqueta-

Kambe permaneció callado con el libro cerrado en sus manos. Haru contuvo sus lágrimas, y pese a que cuando quiso sentarse, sintió incomodidad en su costado, donde le habían disparado y Kambe le había quemado para retener el sangrado, que lo hizo recostar otra vez. En la noche le dieron el alta, y Kambe lo llevó en su auto hacia la casa del mismo. Diciendo que necesita unos cuidados que él puede proveerle. Haru asintió y se dejó mimar, pese al no saber aún la contestación a la pregunta que le había hecho Daisuke.

Quería todo de Daisuke, pero a la vez quería nada. Tenía miedo, quería dar el paso, pero no se atrevía, el miedo estaba ahí, ya no era cosa de dos, y por el pavor que sentía a nuevos sentimientos; prefirió no dar una respuesta. ¿Cómo decirle eso? Que era nuevo en esto del amor . A penas y había asimilado que le gustaba otro hombre y encima un joven prepotente. Dejando la dramatización de lado ¿Qué podría ofrecerle a Daisuke si el chico tenía todo? No le podía ofrecer nada o eso pensaba él.

Daisuke estacionó el auto y le ayudó a bajar del vehículo y a entrar a la mansión. El clima estaba frío afuera y adentro "calientito" que le hizo esbozar una genuina sonrisa. Dejó que Kambe le llevara directo a la habitación que una vez allí ocupó. Allí se desvistió, duchó, y lavó la herida con cuidado, para secar y vestirse con la ropa que Daisuke le había prestado. Peinó su cabello y cepilló sus dientes adecuadamente antes de meterse bajo las sábanas.

Daisuke hizo lo mismo cuando se metió en su habitación. Salió y tomó el ascensor para llegar a la planta baja y ver a su prima trabajar en un nuevo proyecto, era muy trabajadora. Tomó asiento a un lado de ella y le tendió una botella de agua.

— ¿ya buscaste a tu obsesión? -preguntó con la misma seriedad caracterizada de él mismo-

— no le llames así, y sí -le miró mal y paso sus manos por sus cabellos, que estaban peinados hacia el frente, un momento antes de poner ambas manos sobre su regazo y sentir como sus cabellos descaradamente acariciaban su frente- no me quiere -dejó salir de sus finos labios-

Su prima le miró por unos segundos antes de dejar la herramienta que sujetaba sobre la mesa para acercarse a su primo y palmearle la espalda suavemente.

— no siempre podemos tener lo que queremos, Daisuke -aclaró ella-

El mencionado suspiró y agachó su cabeza.

— lo sé, es que es la primera vez que siento algo así -confesó- y duele ¿sabes? -frunció su ceño- ¿por qué siento que juega con mis sentimientos? es decir, creo que solo fui yo el que gustó de él y no mutuamente como se supone -sus ojos se aguaron- ¿soy mala persona acaso?

Su prima le abrazó y acarició sus cabellos. Era la primera vez que veía a su primo ponerse así, quería conocer a Haru en persona, aunque ya lo había investigado, y seguido. Frunció el ceño y ayudó a su primo a levantarse para ambos tomar el ascensor e ir a la planta alta para ir directo a la habitación de Daisuke.

Eran unidos, y el tiempo que llevaban de conocidos, era de las pocas veces que Daisuke lloraba o al menos el susodicho trataba de no hacerlo frente a ella.

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