— ¿Cuánto tiempo? —le preguntaba a Sebastián.
—Menos de un mes.
— ¿Se está complicando?
—Un poco, por eso quiero que él CEO venga, pero como no podrá yo creo que la Señorita Eun Sung será de ayuda.
—Es una gran mujer, y se esmera en su trabajo.
—Sí, no lo dudo. Espero llegué pronto.
—Si no mal recuerdo tiene que estar allí hoy.
—Sí, solo que no sé a qué hora.
—Espero y todo salga bien.
—Sí, Alinee llega mañana ¿puedes ir por ella?
—Es obvio, Sebastián.
—Perdón.
— ¿Ahora por qué?
—Por estar tanto tiempo lejos de ti—sonreí.
—Soy paciente.
—Es algo que me agrada mucho de ti.
—Lo sé. —escuche una tercera voz y entonces un suspiro de Sebastián.
—Debo colgar, habrá una junta.
—Suerte.
—Gracias, te quiero.
—Te quiero —dije y colgó.Llevaba fuera tres semanas aproximadamente y tardaría un poco más al parecer. Sonó el timbre y tuve que ir a ver quién era; Jin Ki.
—No te ves bien —comento Jin Ki cuando entro.
—Te sabes la contraseña, no sé porque no solo entras.
—Eso sería de mala educación, además pensé que ya la habías cambiado.
—Pues te doy permiso.
—Bueno, no es mi culpa que Sebastián vaya a tardar más de lo debido.
—No es eso —suspiré— no tengo nada de la melodía.
—Oh! —me acosté en el sofá y Jin Ki se sentó en el de enfrente.
—Sabes —me senté— vamos a un bar.
— ¿Un bar?
—Sí, hace mucho que no voy, debo despejar mi mente.
—Hmmm, ¿estás segura?
—Sí, espera aquí, iré a cambiarme —dije y corrí a mi cuarto.| Cha Eun Sung |
Llegue a la 10:00 pm, tome mi teléfono y marque el número del Sebastián. No sé porque solo podía llamarle por su nombre en mis pensamientos. Sonó dos veces y contesto.
—Sebastián Wickham, ¿quién habla?
—Señor Wickham soy Cha Eun Sung. Se olvido de darme la dirección, podría dármela para poder ir hasta allí.
— ¿Acaba de llegar?
—Sí, hace cinco minutos.
—No se mueva, iré por usted.
—No se preocupe si me da a dirección puedo llegar sola.
—No puedo dejar que eso pase, estaré allí en 15 o 20 minutos, estoy cerca del aeropuerto.
—Está bien —sonreí— Lo esperaré aquí.
—Sí —dijo y colgó.No podía negar que Sebastián me gustaba, era un caballero, era muy educado y un romántico, eran tres cosas que no pasaban de moda. También sabía que me haría daño si dejaba que estos sentimientos siguieran floreciendo, porque de antemano sabía que Sebastián amaba a Vicky.
Pero por más que los reprimiera, estos seguían aquí.
— ¿La hice esperar mucho? —me pregunto su voz gruesa que traspasaba hasta el interior de mis pensamientos.
—No —sonreí— Es usted muy rápido.
—No puedo dejar que una dama quede sola y menos en la noche.
—Es muy amable de su parte.
—Vamos —dijo sonriéndome. Tenía unas ojeras enormes y se le notaba muy cansado.
— ¿Están muy difíciles las cosas? —pregunte mientras caminábamos hacia la salida.
—Un poco, espero que arreglemos las cosas.
—Daré lo mejor de mi —dije sonriendo.
—Gracias.Él era una persona amable pero también sabía qué hacer para que las mujeres no pensaran de manera equivocada. Llegamos a una casa, un poco más pequeña que la de Paris, pero era hermosa.
—Bueno aquí es —dijo sonriendo cuando bajamos, el chofer tomo mis cosas y las metió en la casa— vamos adentro —dijo Sebastián mientras bostezaba.
—Debería ir a descansar, Sr. Wickham. —hizo una mueca como de dolor.
—Sebastián.
—No creo poder llamarlo de ese modo, Sr. Wickham.
—Inténtalo, me siento raro cundo solo soy dos años mayor.
—Entiendo, creo que podría intentarlo aquí, en privado, pero en frente de otros usted para mi es él Sr. Wickham.
—De acuerdo—volvió a bostezar— la llevaré a su cuarto.
—Preferiría que fuera a descansar.
—Mi cuarto queda de paso, vamos —dijo mientras subía las escaleras.
—De acuerdo.