El primer encuentro.

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Mailén se pasó un buen rato arreglándose, se puso un vestido ceñido, color azul que bien podría confundirse con negro, no tenía un gran escote y llegaba arriba de las rodillas. Además lo complementó con unos elegantes tacones, accesorios y un bien elaborado makeup.

Aris, por su parte, iba también vestido para la ocasión, aunque con cualquier cosa se veía bien, esa noche iba increíble.

Al llegar la hora acordada, Mailén recibió un mensaje.

"Estoy afuera, ¿estás lista?"

Mailén vio por la ventana, tomó su bolso y tras cerrar, salió al encuentro con su amigo.

-¡Estás deslumbrante! ¡Es que mírate! -Dijo Aris sorprendido.

-Gracias, pero tú no te quedas atrás.

Después de varios cumplidos y manejar por unos minutos, Mailén preguntó:

-¿Y dónde está ese dichoso restaurant? No me has dicho nada.

-Nos falta una media hora para llegar, pero estamos a tiempo, tranquila.

-¿Qué? Pero si se encuentra al otro lado de la ciudad, ya llevamos 20 minutos conduciendo, estás loco.

-Vamos, todo está bien, ya verás que valdrá la pena.

Pasaron los minutos y los kilómetros, y finalmente llegaron a su destino.
Al bajar del auto, Mailén vio la fachada de aquel restaurant, en serio le gustaba, luego vio ese cielo lleno de estrellas, y le encantó estar ahí, por un segundo se perdió en ese universo inalcanzable que sólo podía apreciar desde lejos.

Por otro lado de la historia, Jordi se encontraba charlando con un mesero, al lado del gran ventanal de su establecimiento. Cuando iba a volver a las cocinas, vio a aquella chica observando el cielo, quedó hechizado y así como ella se veía perdida, lo estuvo él. De pronto, se aproximó Aristeo a su lado y caminaron a la entrada. Al ver esto, Jordi despertó de aquel sueño y volvió a cocinar.

Durante la cena, se habló de todo un poco, ambos disfrutaron al máximo el momento, la comida estaba exquisita y al pedir la cuenta, Mailén dijo a la mesera:

-Nos ha encantado todo, es una maravilla, felicite al chef de nuestra parte.

-De hecho, puedo llamarlo si lo desean. Como ven, son de los últimos clientes y estoy segura de que no está ocupado en este momento. -Dijo la mesera amablemente.

-Sí, muchas gracias, será un honor conocerlo.

Tras un par de minutos, llegó el chef a la mesa, se acercó por atrás de Mailén, y se puso a un costado para poder ver a ambos clientes a la vez, mientras se presentaba. Cuando se llevó aquella sorpresa, la chica que lo había hechizado estaba ahí, frente a él.

Para Mailén fue una sorpresa también, pues había visto a Jordi en televisión muchas veces y jamás se esperó verlo ahí.

Jordi continuó hablando sin dejar de verla, y Mailén respondió con lindos cumplidos sobre la comida, al igual que Aristeo, aunque éste se percató de aquellas miradas, trató de no poner atención.
Una vez que no hubo más palabras, se sonrieron uno al otro, parecería que no dejarían de verse jamás, cuando Aris interrumpió el momento y salieron de ahí.

Al intentar salir del estacionamiento ya sin más autos que el suyo, Aristeo se encontró con la desdicha de que no encendía el auto. Mailén, preocupada bajó y estuvieron los dos frente al motor varios minutos, sin encontrar el origen del fallo.

De pronto, pasó un auto a su lado y se detuvo.

-¿Necesitan ayuda? -Era Jordi, que se dirigía ya a su casa, pero al ver a Mailén no podía irse sin ayudarla, aunque habría ayudado a cualquiera en esa situación.

-No, estamos bien, llamaremos a un taxi. -Respondió Aristeo, tajante.

-A estas horas no creo que sea muy seguro hacer eso, además, dejar el coche aquí no es buena idea.

Jordi tenía razón, pasaba de la media noche y sí necesitaban ayuda.

-Mira, vamos a empujar el coche a la bodega (que se encontraba al lado del restaurant, era parte del mismo), hay espacio suficiente, y llamaré a un mecánico para que mañana a primera hora venga a revisarlo.

-Está bien, vamos. -Aceptó Aris al asimilar la situación.

Mailén vio como Jordi dobló las mangas de su camisa y comenzó a empujar. Sentía aquellas ganas de hablar con él, en ese momento no pensaba en nada serio, pero tenía ahí a aquel codiciado hombre, no quería desaprovechar la oportunidad.

-Bien, suban, que yo los llevo a casa. -Dijo Jordi dirigiéndose a Mailén.

-No, gracias, pero ya hiciste suficiente, vamos a llamar a un taxi. -Respondió Aristeo. Al notar esas miradas, no estaría dispuesto a permitir que llegaran a más.

-Venga, Aris, no es seguro, me parece que Jordi tiene razón. -Dijo Mailén, convenciendo a Aristeo de subir al auto.

Una vez arriba, Jordi preguntó:

-¿Y dónde viven?

Mailén respondió apresuradamente, explicando las calles y concluyó diciendo:

-... y más adelante de la casa de Aris, como a 10 minutos se encuentra mi departamento.

-Oh, pensé que vivían juntos. -Jordi estaba feliz de saber que en su momento, podría conducir a solas con Mailén.

-No, no, no. Vivimos cerca, pero no juntos. -Concluyó Mailén.

Al llegar a la casa de Aristeo, éste le dijo a Mailén:

-Bueno, hoy te quedas aquí y mañana que esté el auto te llevo a casa.

Mailén se quedó callada, esperando que Jordi insistiera en dejarla hasta su departamento. Lo cual funcionó:

-No te preocupes, yo puedo llevarla, si ya estoy aquí, no me cuesta nada conducir 10 minutos más.

-Sí, me parece bien, tengo muchísima tarea que hacer desde mañana temprano, será mejor irme ya. -Dijo Mailén, para irse lo antes posible.

-De acuerdo, pero me avisas cuando llegues a tu depa, y cualquier cosa me llamas. -Le dijo Aristeo, advirtiendo a Jordi.

Mailén no le hizo mucho caso. Pero Jordi vio una gran luz en medio de todo, antes pensaba que Aristeo y Mailén serían novios, pero al ver que no hubo un beso de despedida ni sobrenombres románticos, sintió un gran alivio. Pero para estar seguro dijo:

-Vaya que es protector tu novio ¿no?

-¿Qué? No. No somos novios, somos muy buenos amigos, es todo, es como un hermano para mí. -Dijo Mailén, exagerando al aclarar que no había nada entre ellos.

Jordi sonrió aliviado, a lo que Mailén respondió con otra linda sonrisa. Y continuaron conduciendo hacia su departamento, mientras hablaban de su infancia, sus miedos y mayores sueños, de su familia y pasatiempos, era como si se conocieran de años. Pero aún les faltaba algo más que conocerse.

Jordi Cruz: más de una historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora