CAPÍTULO 2: Quedada

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-¡Hola, Kokoro!-me saludó Tsuke mientras sacudía la mano y sonreía.

Le devolví el saludo con los mismos gestos y los dos nos reímos.

Estaba muy cansada, ya que esa noche no había dormido especialmente bien. Él pareció haberse dado cuenta, ya que me miraba cada dos por tres y me preguntaba si estaba bien.

-Oye, ya se acerca la Navidad, ¿qué me vas a regalar?-dijo poniéndose enfrente mía.

-¿Eh? ¿Es que te tengo que regalar algo?-pregunté mientras ponía cara de susto.

-No sé, sería un bonito detalle por lo buen amigo que soy-dijo, provocando que soltara una carcajada.

-¡¡Si sólo nos conocemos desde hace una semana, Tsuke!!-dije con cara pícara.

Miró hacia arriba, parecía que estaba pensando.

-Aún así sigo pensando que sería un bonito detalle.

Continué caminando hacia la clase dejándolo atrás.

-Yo tengo algo para ti -me agarró de la mano.

-¿Para mí? -pregunté confusa.

-Así es. Es una bobada, pero tal vez te guste.

-¿¡Qué es!?

-¿Es que no sabes lo que es una sorpresa? -acercó su cara a la mía, tanto que se puso un poco bizco.

-Pues claro que sí, sólo tengo algo de curiosidad -dije desviando la mirada.

-La curiosidad mató al gato-se alejó hacia su clase y yo lo miré hasta que lo perdí de vista. Estaba loco, era tan diferente...

Borré esa visión de él de mi cabeza y continué caminando por los pasillos hasta llegar al aula de música.

Me senté en mi sitio y atendí toda la clase hasta que tocó la campana para el cambio.

Recogí rápido y miré a la puerta, en donde se encontraba Tsuke mirándome fijamente.

-¡Kokoro! Hoy a las cinco te espero en la plaza de la ciudad junto al árbol de Navidad que han puesto.

Me acerqué a él.

-¿Qué vamos a hacer?

-Es una sorpresa -dijo y se fue a su clase.

***

Tal y como habíamos quedado, lo esperé junto al árbol de Navidad a las cinco. Miré el móvil para ver si tenía algún mensaje y al levantar la mirada vi a Tsuke acercándose sonriendo.

-¿De qué te ríes? -le pregunté con curiosidad.

-Nada, sólo es que me haces gracia. Aquí tan pequeñita y tan linda esperándome. Qué decir, me he llevado una alegría.

-¡¿¡CÓMO QUE PEQUEÑITA!?! -dije poniéndome de puntillas.

-¡No te enfades!-dijo moviendo las manos mientras sonreía -. También he dicho que eras linda, no te olvides. Además no hay nada malo en ser bajita, ¿no?

-Supongo que tienes razón -agaché la cabeza-. Disculpa -sonreí y me pasé la mano por el pelo.

Estuvimos toda la tarde juntos, paseando por la plaza y fuimos a un puente que estaba rodeado de cerezos en flor. Era todo tan bonito...

Llegamos al frente de mi casa y me dio un abrazo para despedirse.

-Hasta mañana, Kokoro.

-Hasta mañana, Tsuke -le sonreí.

KOKORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora