CAPÍTULO 11: Reencuentro

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Estaba caminando por la avenida pensando en todo lo ocurrido hasta el momento. Tsuke y Doreki parecían muy felices juntos, incluso me estaba empezando a arrepentir de todo lo que había deseado que pasara para que se separaran.

De repente miré a un chico que estaba sentado en un banco mirado hacia la puesta de sol.Enseguida me miró y mi corazón se hizo de piedra.

-¿Qué demonios estás haciendo aquí?-le dije retrocediendo un paso atemorizada.

-Kokoro. ¡Cuánto tiempo sin vernos!-dijo Temaki levantándose y acercándose a mí.

Di unos cuantos pasos hacia atrás.

-¡¡Aléjate de mi, monstruo!!-grité, lo que provocó que varias personas nos miraran.

-Kokoro, sé que lo que pasó no fue nada bueno, pero, ¿no crees que somos bastante mayorcitos como para olvidarnos del tema?-dijo ofreciéndome su mano.

-¡He dicho que te alejes! ¡Ya puede pasar todo el tiempo que quieras, pero que sepas que jamás voy a perdonarte lo que hiciste!-le grité furiosa-. Quiero que te alejes de mí y que no me vuelvas a hablar en tu vida.

-¡Oh, vamos! ¿Qué te he hecho yo para merecer esto?-puso cara de pena.

-¿Realmente quieres que te lo diga? ¿Quieres que te cuente con el mayor detalle la manera en la que usaste mi cuerpo como si fuera una maldita muñeca? ¿Quieres que te enumere todos y cada uno de los moratones que me dejaste cuando me pegabas? ¿Estás seguro de que quieres que te diga lo cabrón que fuiste en aquellos tiempos? ¿No? Pues ya es tarde-dije y me alejé de él todo lo posible.

Eché a correr avenida arriba realmente asustada. Mis piernas se movían por sí solas, parecía que yo ya no tenía control sobre ellas.

Llegué al portón de la casa de Doreki y llamé a la puerta. Enseguida me cedió el paso.

-¡Dios mío, Kokoro-chan! ¿Qué te ha pasado?-preguntó mientras me ofrecía un té de chocolate.

-Es Temaki, ha vuelto.

-¿Quién es Temaki?

-¿Te acuerdas de aquella vez que te dije que ya hablaríamos sobre un tema del que estaba muy preocupada?-asintió-. Pues esto es lo que no te conté. Temaki fue mi novio cuando yo aún vivía en el pueblo, pero cuando le dije que quería dejarlo me maltrató y me obligó a ser suya de una manera muy desagradable. Y hoy me lo he encontrado en mitad de la avenida. Tengo miedo-dije en un susurro la última frase-. ¿Qué pasará si se apunta en nuestro instituto? Tal vez aún quiera hacerme sufrir por lo que le hice: conociéndole, sé que no me va a dejar en paz hasta verme muerta o completamente hundida en la mierda.

-Tranquila, ten por seguro que estaré contigo pase lo que pase y te voy a defender siempre. Ese tal Temaki no se va a salir con la suya, ¿de acuerdo? Además, si vive estancado en el pasado es su problema, no el tuyo-me sujetó por los hombros-. Pero pase lo que pase no te sientas culpable nunca, ¿me oyes?

Asentí mientras me quitaba unas cuantas lágrimas que habían surcado mis mejillas como ríos rebosados. Me acurruqué entre los brazos de mi amiga, cargados de calor y energía positiva, y lloré un poco más.

***

Estaba en mi casa, ya que salí de donde estaba porque vi que iba a empezar una tormenta fortísima. Me puse al lado de la ventana a dibujar el paisaje triste y oscuro, como yo en ese momento. No pude contener las ganas de morirme y me dirigí hacia la terraza. Las gotas de lluvia me empapaban entera y hacían del suelo un lugar peligroso y resbaladizo.

Me coloqué en el borde del muro que miraba hacia la carretera. Si me tiraba me moriría seguramente.

Me acordé de Tsuke, de Doreki, de Helena, de Hosho y de todos los maravillosos momentos que habíamos pasado juntos. Pero eso desaparecería si Temaki volvía a mi vida.

-¿Estás segura de lo que estás apunto de hacer?-dijo una voz que provenía del cuerpo de una niña, por el que se podría ver através. Me sonaba su cara, pero no lograba saber de qué.

-¿Qué otro remedio me queda?-dije mirando al vacío.

-Puedes seguir viviendo la vida, ignorando a ese tipo que tan preocupada te tiene, Querida Yo-me respondió la niña, como si la respuesta fuera obvia.

Entonces me acordé de quién era esa pequeñaja. Era mi cuerpo de cuando aún era una niña.

-No es tan fácil ignorar los problemas.

-Tampoco imposible.

-Pero estoy harta de intentar solucionar problemas sólo para que esos intentos generen más y más. Tengo miedo de que esto nunca acabe, pero si muero ahora todo habrá acabado.

-Para ti sí, ¿pero para esas personas que te quieren? ¿Sería eso tan bonito para ellos? Si no eres capaz de vivir por ti misma, vive por ellos. Pero no merece la pena morir, eso es de cobardes. No le dejes el enorme peso de la culpabilidad a tus amigos si de verdad te consideras "amiga"-dijo elevando la voz.

Di un paso más, hasta que mis dedos sobresalieron del muro.

-Tú verás lo que haces, Querida Yo-dijo justo antes de esfumarse.

Y ahora, venía la decisión más importante de mi vida. En la que decidí renunciar a mi pasado, mi presente y mi futuro. Así que me lancé al vacío.

KOKORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora