CAPÍTULO 13: Un beso sanador seguido de uno desgarrador.

109 11 12
                                    

Me levanté al oír que tocaban la puerta. Bajé rápidamente las escaleras y salté cuatro escalones para llegar antes. Cuando abrí la puerta pude ver que eran Tsuke-kun, Doreki-chan y Helena-chan.

-¡Dios, Tsuke! ¿Qué te ha pasado?-dije al ver que tenía el brazo izquierdo envuelto en un yeso.

-Que te caiga una persona de cuarenta kilod encima de tus brazos y cuerpo tiene sus consecuencias-dijo sonriendo.

-Pero, a pesar de todo mantienes tu sonrisa-le reproché y le di un abrazo.

-Bueno... Nosotras también estamos aquí-dijo Helena con una cara de tristeza falsa.

Corrí hacia ellas y las abracé.

-¿Cómo se me ocurrió pensar que no me queria nadie, teniendo lo mejor que me ha pasado en la vida, justo al lado de mi casa? Os quiero chicos.

***

Cuando se fueron decidí ir al parque a ver si veía a alguien conocido.

Caminaba por el sendero que había entre los cerezos cuando me pareció ver una sombra tras un árbol. Me acerqué para ver que era y...

-¡¡¡BUU!!!-dijo Hosho saltando de su escondite.

Le di un abrazo cargado de amor y cariño y cuando nos separamos, él me dio un beso en los labios realmente duradero. Los saboreamos mutuamente después de tanto tiempo sin vernos. Le eché los brazos sobre en cuello y él me sujetó la cintura llevándome más hacia sí.

-¡¡TE QUIERO, KOKORO-CHAN!!-gritó al cielo.

-¡¡TE QUIERO, HOSHO-KUN!!-respondí también gritando.

Cuando estaba con Hosho conseguía olvidarme del mundo, de Tsuke y Doreki. Sus besos eran sanadores y me hacían quererlo aún más. Nos pusimos a los pies de un cerezo y nos seguimos besando. Me quitó la chaqueta y luego la camisa dejándome en ropa interior.

-Tengo frío-dije tiritando.

-Se te pasará-pasó sus manos a mi espalda y me desabrochó lo que me quedaba para cubrirme.

Comenzó a besarme el cuello y yo ya no sentía frío, sino todo lo contrario, me estaba abrasando. Me entregué a él, a sus besos y caricias.

***

Nos miramos cuando nos separamos y juntamos nuestras frentes.

Parecía que él quería más y me besó de nuevo. Sentí como mi interior se desgarraba poco a poco, me dolía e intenté separarme de él, pero me mordió el labio y me atrajo hasta sí para seguir besándome.

Le pegué un puñetazo y al mirarlo a los ojos sólo vi negro.

-Hosho-kun, ¿qué te pasa?-dije atemorizada justo antes de que se abalanzara sobre mí. Me lo quité de encima de una patada y salí corriendo, tapada únicamente con mi ropa interior y la chaqueta. 

***

Llegué a mi casa y no había nadie, pero escuché un aullido en mi habitación. Subí lentamente las escaleras. Un peldaño, dos, tres, cuatro... Miré hacia el interior de la habitación pero no pude ver nada, metí la mano en la oscuridad y traté de encontrar el interruptor. De repente algo chocó contra mi mano y me detuvo en el acto. De la espesura salió un monstruo mirad humano, mitad lobo. Era Hosho.

Retrocedí unos pasos hasta chocar con la barandilla de las escaleras.

-¿Qué demonios eres?-dije.

No obtuve respuesta, tan solo un corto aullido que hizo que mi corazón se comprimiera.

De pronto se cayó al suelo, parecía que se estaba debilitando. Debía de ser porque el sol ya estaba saliendo.

Se convirtió de nuevo en un humano y se agarró a mí.

-No puedo, si me quedo te haré daño.

KOKORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora