19. Mentiras

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Owen:

—Owen...

La voz de Dafnée me hace perder la concentración que tengo sobre Lorenzo Montoya, quien está de pie conversando con unos hombres que son de la misma industria.

Asistí a esa pequeña reunión que resulto ser en el jardín de la mujer que le pidió los bocetos a Dafnée y con quien parece llevarse muy bien.

Al menos ella lo pasa bien porque yo...

—El ni siquiera está prestándote atención, solo ignóralo.—Me dice Dafnée.

Ahora lo está haciendo.

Lorenzo Montoya pone la mirada fija en nosotros, en Dafnée, tiene la misma mirada de esa noche cuando la abofeteo, pero aunque se ya la historia completa, aun así no puedo controlar el enfado y el desagrado que siento hacia su persona.

Dafnée termina de beber la copa que trae en su mano.

—¿Me la llenas y así te das un paseo para relajarte?

Cojo la copa y ella sonríe.

—Estaré bien, estamos en público ¿Recuerdas? Lorenzo odia los escándalos.

Es muy cierto.

—Deseo otro trago, Owen.

Las puertas traseras de la casa que conectan el jardín están abiertas, exclusivo para cualquiera que desee entrar y servirse un poco de vino o champagne.

Voy a dirigirme hacia ella, cuando Dafnée me sorprende deteniéndome, sus manos van al cuello de mi camisa y me planta un beso en los labios.

Ella solo sonríe, es una sonrisa hermosa muy diferente a las arrogante que solía darme, que aún me da muchas veces.

Ingreso a la cocina y cojo uno de los vinos que hay sobre la mesa que da acceso a cada invitado para escoger, leo las etiquetas y tomo el sacacorchos para abrir una botella.

—Esta es mejor.

Lorenzo Montoya está parado en la puerta que va directo al jardín, lleva una botella de vino en la mano.

—A ella le gusta este.

Me tenso y él sonríe, coloca la botella sobre la mesa.

—No he visto a Dafnée ir en serio con nadie desde que salio nuestro divorcio.—Pronuncia el.—Parece que eres su segunda víctima.

—¿Así te escribes ahora?

—No sabes nada Owen Miller.

—Te debe sorprender que lo sé.

No se ve convencido.

—Sobre Dafnée y su enfermedad.

Lorenzo se tensa, lo observo tragar saliva y su mirada cambia de burlesca a mantenerse seria.

—Así que tuvo el valor de decírtelo ¿No? .—Suelta un suspiro.—¿Y aun así sigues a su lado después de lo que hizo? Que grandes huevos, tienes.

Se ríe y estoy a punto de clavarle mi puño como hice con el idiota de Rodrigo.

—Es una enfermedad.

—Una enfermedad que acabo con la vida de nuestro hijo.—Responde.—Esa mujer no es nada más que una asesina que se esconde detrás de su enfermedad.

—Fue un puto accidente y según tengo entendido no debió importarte mucho como para preferir mantener tu posición y ocultar esto a los medios.

Él no me responde.

—¿No tienes nada que decir?

—Me resulta curioso que digas accidente cuando es solo una excusa.

—Dafnée se quedó dormida. Fue un accidente.

Me observa perplejo.

—¿Eso te dijo?

Frunzo el ceño.

—Realmente caíste en su juego, Owen Miller.—Me asegura.—Pero no te culpo, fui parte del suyo también, una vez estuve en sus zapatos.

—La diferencia es que yo si apoyare a Dafnée.

—¿Y yo no lo hice?. Yo la apoye hasta que descubrir quien demonios es.—Suelta.—Una mujer que usa su enfermedad como pretexto y excusa de los actos que cometió.

Lorenzo se planta delante de mí.

—No sabes nada realmente.

—¿Qué se supone que debo saber?

—Vaya, así que no lo sabes.

Mantengo mi mirada sobre la suya.

—De acuerdo, lo haré. Ya escuchaste las mentiras de Dafnée Anderson ¿No?

¿Mentiras?

—Ahora déjame a mí decirte como pasaron exactamente los hechos y que clase de persona es realmente Dafne Anderson.

Máscara de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora